De La Maldición

CAPÍTULO 14

Al abrir la puerta, vio a Alison con una sonrisa y su corazón se derritió de ternura.

-¡Mi amor! –se abalanzó Roxana con un abrazo –Mi niña hermosa, linda sorpresa verte por aquí –le agarró las manos y le miró a los ojos.

-Hola mamá –dijo entre risas -¿Estás ocupada? ¿Interrumpo algo?

-No, no, nada que ver, pero ¿Por qué me visitas en la noche? ¿No escuchaste las noticias? Ay dios –se tocó el rostro –Hay muchas chicas que están siendo secuestradas últimamente y es un horror, debes tener cuidado cuando andas por las noches… mi amor, te veo pálida y delgada ¿Estás comiendo bien? Ay mi Alison, tenemos muchas cosas de que hablar.

-Tranquila mamá, todo bien…

-Entra, entra, hace frío -le sonrió

-No –dijo rápidamente –Quiero decir… -agarró las manos de su madre y las acarició para después llevarlas a sus mejillas, haciendo sonreír a Roxana –Quiero salir contigo ahora, quiero hablar de un tema serio –dijo con una voz dulce.

-¿Es muy importante como…? –le miró a los ojos de su hija y asintió –Veo que es serio.

-Sí mamá, te espero aquí, ve por un abrigo –ella asintió y entró a la casa en busca de su abrigo.

Al estar dentro del auto y en medio camino, Alison carraspeó y bajó la velocidad.

-Ma, quiero decirte que al lugar a donde estamos yendo es muy delicado –dijo con una voz apenada –Yo te quiero, demasiado y quiero hacerte sacar un peso…

-¿Un peso? –vaciló –No hay peso amor.

-Ma´ necesito tu seriedad en esto, por favor –pidió –Esto… tu vida… yo no te juzgaré, lo hago por ti, por mí y… por la familia –escuchó un suspiro profundo por parte de Roxana y ella se entristeció –Lo lamento ma´

-Con que de eso se trata… -giró su cabeza a mirar por la ventana –Ya he escuchado esas palabras antes –volvió a mirar a su hija y le sonrió sin ganas –Espero que la noche no sea tan loca –vaciló.

Al llegar al lugar, Roxana frunció el ceño y dudó bajar el auto, apretó sus manos llegando a temblar.

-Ma´… mamá, mamá –escuchó Roxana y se sobresaltó.

-Ya voy –se bajó del auto y siguió Alison

Ambas se adentraron a una construcción de un enorme edificio, un enorme proyecto que era dirigido por la misma Alison

-Está avanzando rápido el proyecto ¿No? –comentó Roxana.

-Sí, es hermoso y no me puedo quejar de los trabajadores, hacen un perfecto trabajo no como los anteriores que eran… inútiles.

-Me haces recordar a tu padre, arrogante, loco… de lo peor –vaciló –Tal vez por eso nos llevamos tan bien.

Alison frunció el ceño y dio sus últimos pasos al frente de una puerta, acercó su mano a la perilla de la puerta y dudó.

-Es… momento que te conozca de verdad mamá, no quiero que haya secretos, quiero la verdad, esa verdad… hará que me ponga fuerte o… sería lo bastante crudo para aceptar mi realidad o… lo suficiente para ser lo que el mundo espera de mí –dijo con un tono de voz diferente y sus ojos cambiaron, vio tentador la perilla –Al final de cuentas es tu decisión, si deseas nos vamos o descubres lo que hay detrás de esta puerta –giró a mirar a su mamá y vio el rostro inexpresivo de Roxana –Ma…

-Abre la puerta, adelante, si me has traído hasta acá habrá sido por alguna razón lógica en tu… nueva personalidad que estás adoptando.

Ella asintió y abrió la puerta, siguió a Alison y vio que se acercaba a algo o más bien a alguien.

-¡Eres una mocosa y estúpida chica! ¡Ya verás lo que te haré! –amenazó un tipo.

Frunció el ceño y miró el lugar, era sombrío, era un cajón, solamente frente a ella se encontraba un mediana ventana y un poco sucio su alrededor.

-Alguien quiere jugar contigo –dijo su hija y llamó su atención -¡Así que cierra esa cochina boca o si no te la coseré! –amenazó

Roxana se quedó helada y sin respiración al ver a un hombre amarrado en una silla, pero eso era lo de menos, lo inquietante era el hombre.

-Alison… -soltó en un suspiró y se sobresaltó al escuchar un pequeña mesita que desplazaba hacia ella.

-Tú eliges como hacerle pagar, asegúrate que sufra –quiso poner su mano en el hombro de su madre y ella retrocedió abrumada -¿Mamá?

-No, no puedo –dijo con los ojos llorosos y se giró dispuesta a salirse pero al escuchar un pasado doloroso taladrando en su mente se detuvo.

“Está linda la niña… despierta, no la quiero dormida… abre esas piernas preciosa” esa frase era como un eco en su mente, cerró su mano lentamente haciendo crujir sus dedos, temblando y su rostro cambió, no era de dolor, era peor que eso.

-Déjame a solas –dijo al voltearse y mirando fijamente en el tipo –Te conozco y muy bien –se acercó y no dudó en estar cara a cara a solo unos centímetros de distancia –Sí eres tú, tienes ese aliento de mierda –le sonrío cínicamente y el hombre mostró un rostro de desagrado.

-Estás loca –comentó y quiso morder a Roxana por lo que ella lo esquivó por segundos -¿Qué me hará una mujer insignificante, débil y perra como tú?

No le dejó de mirar y le sonrió cuando se enderezó, giró a mirar a su hija y cambió su rostro por el que siempre le han conocido, angelical.




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