Por la televisión anunciaban las noticias y no desviaba la mirada al observar la foto de Alison y las imágenes de cámaras de seguridad que aparecía ella con un arma.
-¡Dios! Siento que me estoy muriendo, me falta respiración, en serio no puedo vivir con esto ¿En serio no podemos decir nada a la policía? –exclamó y tiró la cobija a un lado –Maricielo ¿cómo te acostumbraste? –dijo la chica mientras miraba a Maricielo sentarse a su lado –No puedo, me da miedo que le pase algo horrible a Alison ¿A ti no?
-Créeme que me sobra las ganas de gritar y decir a los cuatro vientos que la familia de mi amigo no es normal que alguien por favor venga a ayudarlos.
-Estar aquí encerrada me asusta y no se puede hacer nada, no es que me aburra estar contigo Maricielo, es que… quiero agilizar esto…
-Te entiendo, así estaba yo al principio y no es que me haya acostumbrado –suspiró hondo y tomó un sorbo de su café –Al menos no estoy sola en esta gigantesca casa.
Ambas se sonrieron y vieron a Alison bajar las escaleras, colocándose un cinturón y una gabardina.
-¡Alison! –se levantó la chica y se acercó -¿Ya se terminó? Dime que sí ¿Te irás? ¿A qué horas llegarás? ¿Por qué no te quedas hablar conmigo?
-En serio Cris, tranquila, aquí le tienes a mi tía para que se ayuden mutuamente ¿No? –preguntó viendo a su tía y ella solo levantó su taza de café.
-Pero seguro ya le aburrí de tanta plática, quédate esta noche, seguro hace mucho frío afuera y puede que te enfermes y no sigas con tu plan…
-Cristina –llamó y ambas chicas estaban en la puerta –Yo tengo que terminar esto y me harás llegar tarde, cualquier cosa llamas y ustedes serán las… -pensó un momento –Las segundas porque mi mamá es la primera, obviamente –la chica asintió –Pero estoy apresurada ahora…
-Alison –llamó Cristina y Alison estaba un pie afuera –Cuídate mucho, recuerda que eres famosa.
-Está bien –le sonrió –Cuídense ambas, nos vemos pronto –cerró la puerta y ambas mujeres se vieron.
Cristina se acercó y nuevamente se sentó, Maricielo apagó el televisor y agarró su taza.
-No puedo creerlo que una mujer esté haciendo todo este caos en la ciudad, para la próxima debes apoyarme –alegó.
-Nadie los detiene, más bien, vayamos a coser algo ¿Te parece? –se levantó
-Coser me estresa –renegó y se levantó sin ganas –Maricielo –llamó –Recuerdo a Alicia ¿No he oído nada de ella hasta ahora?
-¿La chica que trabaja de cyberseguridad, la hacker? –preguntó una vez que llegaron a la cocina y ella sintió –Supongo que Alison le envió algún encargo.
-Seguro que sí –rio nerviosa.
…
Alison miraba al celular a cada segundo, no lo guardaba y se encontraba en el típico callejón oscuro pero era su punto de encuentro.
-Estoy llegando a considerar que si tiene agallas para afrentarme pero sería una estúpida en volver con ellos –comentó para sí misma y se cruzó de brazos.
Giró la cabeza al escuchar a las ruedas de un auto chillar, pasó frente a sus ojos y luego escuchó como si algo se hubiera golpeado, miró extrañada la entrada del callejón y al mismo tiempo recibió un mensaje.
-¡Sal de ahí! ES UNA TRAMPA –leyó y frunció el ceño.
-Sí se atrevió –dijo enojada y escuchó pisadas, vioa una persona entrar al callejón corriendo a su dirección.
No era ni más ni menos que Alicia, con la ropa rasgada, con los ojos llorosos y tropezando en su camino.
-¡Lo siento Alison! ¡Yo-yo… no quería! –exclamó y Alison le miró enojada -¡No quiero que me obliguen a nada! –imploró -¡Déjenme en paz todos!
Alison cerró las manos y tembló de enojo, se agachó para alzar de una sola a Alicia y ponerle cara a cara.
-¿Eres estúpida o te haces? ¡¿Con quién me delataste?! –le gritó y Alicia tembló -¡Habla carajo!
-E-ellos ¡Los padres de Ryan! –exclamó -¡Lo siento! –rogó y Alison le tiró hacia un lado –No quiero estar en esto… quiero ir a casa, a casa…
Ella volvió a mirar a la entrada del callejón y vio a cuatro tipos entrar, sacó su pistola y los apuntó, sin embargo, ellos eran más.
-Baja el arma –ordenó uno de ellos y Alison cambió su rostro por uno frío –Somos cuatro contra una mujer
-¿Solo por ser mujer me subestiman? ¿Acaso no saben quién es mi padre o mi abuelo, mi familia? –preguntó amenazante.
-No tienes protección de ninguno de ellos, estás indefensa así que tira eso o cuidado que te vayas a lastimar –dijo otro y Alison obedeció –Buena chica.
Alison levantó su cabeza lo suficiente para no mostrarse por vencida, solo dos de ellos se acercaron y respectivamente le agarraron su brazo.
-Alison… -llamó asustada Alicia y vio que los dos restantes se acercaron –No, no, no… -rogó -¡Basta!
-Solo será un poquito más de diversión, esta vez te trataremos mejor, tranquila –dijo uno de ellos, se acercó y le acarició el rostro que temblaba –Estás que tiemblas, yo te daré calor –le agarró su mano y le dio un beso –Ven aquí –esta vez le agarró la mano con fuerza y le arrastró.