De La Maldición

CAPÍTULO 22

Cuando estacionaron el auto, Maricielo se sacó las gafas y el pañuelo sobre su cabeza.

-Acompáñame, puede que me desmaye si es que encuentro la casa todo un desastre –bajó del auto con cierto apuro y temor, buscó en su bolso un juego de llaves y abrió la puerta.

Empezó a inspeccionar la cocina, después la sala y finalmente el patio trasero, solo a lo lejos, a través de las grandes ventanas de cristal, observó a la pareja sentados debajo de una sombrilla.

-¿Y estarán vivos? –preguntó Cristina con cierta timidez.

-Sí –suspiró aliviada –Necesito algo fuerte ahora… -pidió y arrastró a Cristina a la cocina.

Mientras que Axel y Roxana observaban un pequeño jardín de flores, aunque en realidad no lo observaban del todo.

-No puedo creer que lo hayamos logrado, debe haber sido uno de mis mejores sueños o me habré tomado algo distinto…

-Creo que fue Alison, ella pidió nuestra ayuda –volteó a mirar a Axel y él le sonrió –Nos liberamos al fin –ambos rieron y él le tomó de la mano –No fue un sueño Axel…

-Quien lo diría, mi hija, Alison Smith –dijo con emoción –Acabó con la maldición, somos libres y estaremos bien, Roxana, podemos estar más tranquilo –se acercó y le dio un beso en la frente haciendo soltar una risita a Roxana –Roxana amor, gracias, todo es por ti, por darme a una hija, un hijo, una familia, un opción para ser el hombre más feliz, tu amor incondicional y no sé como lograré estar a tu altura –le sonrió encantado –Gracias, en serio gracias.

-Calma señor Smith, no significa que te haya perdonado –le sonrió maliciosa y le dio un empujoncito para después levantarse –No te salvas de la estupidez que hiciste –se cruzó de brazos y mantuvo su sonrisa maliciosa y divertida -¿A qué estarías dispuesto para mantenerme a tu lado? Dame una razón o puede que recibas el último beso de mi parte, depende de ti.

Axel le observó con unos ojos brillantes, sonrió encantado y rápidamente se arrodillo frente a ella.

-No sería suficiente comprándote las joyas más costosas o regalarte ramos de las flores más exóticas, cosas que solo un bobo busca para hacerte sonreír por un día, pero desearía o transformaría el mundo para que tu vida sea llena de paz y tranquilidad, un mundo seguro para ti y si es posible castigar a todos los cobardes que hicieron tu vida un infierno, me encantaría quitar esas heridas pero amo cada pedazo y heridas que tengas, lo respeto, lo adoro y me deja sin palabras –sonrió y Roxana soltó una risita -Pero este humilde ser necesita un perdón y sé que el único que concede eso es Dios… a cambio daré mi vida, mi aliento y mi sangre por verte feliz, si mi destino es estar contigo haré que el tiempo sea más lento para poder disfrutar de tu compañía y de tu amor, si no es así, permite ser tu ángel guardián.

-Lo pensaré, dame unos minutos –fingió estar pensando y él se levantó sujetando a Roxana entre sus brazos -¡Axel! –exclamó entre risas –No me hagas caer…

-Te amo –le sonrió y ella le acarició el rostro –Lo que te dije es cierto, en serio Roxana…

-Lo sé Axel, lo sé.

Dicho eso, ella le concedió un beso y Axel lentamente la hizo pisar al suelo, se mantuvieron unos minutos juntos mientras se acariciaban sus labios y cuando decidieron entrar, observaron a Maricielo junto a una joven y ambas se encontraban conversando.

-Buenas tardes, Maricielo –saludó Roxana y ambas mujeres voltearon a ver al pareja que se sujetaban de las manos –Buenas tardes, señorita…

-Muy buenos tardes –se apresuró en decir Cristina y se levantó –Me llamo Cristina Richardson…

-Tranquila –le sonrió Roxana y se acercó a ella para darle un abrazo, tomando de sorpresa a la chica –Que hermosa eres, supongo que eres amiga de Maricielo.

-También, pero es amiga de Alison –comentó y vio a Axel acercarse –Ah tú.

-¿Cómo estás Maricielo? –preguntó y vio que ella le mostró un rostro incrédulo –Yo también te he extrañado…

-Pues yo no, desgraciado.

-Que mala, dame un abrazo –insistió y ella negó con la cabeza –Quieras o no, te abrazaré, ven acá hermanita –se acercó y le abrazó.

-Si como sea –le respondió

-Hay que sentarnos, hay que mostrarnos buenos

-Yo no entiendo lo que está pasando aquí –comentó nerviosa y se sentó donde Roxana la había llevado –Gracias.

-No, gracias a ti, por venir y acompañar a Maricielo, debe ser complicado lidiar con ella –comentó divertida y se retiró hacia la cocina

-Sí que graciosa –se acercó y tomó asiento al lado de Cristina –Necesitaré esta botella, es mío.

-Gracias por cuidar a Maricielo, ella es mi familia, la considero como mi hermana y ha sido mi ancla a mi realidad, aunque… perdí a uno y de modo que es la única -se sinceró y Cristina se ruborizó y miró a Maricielo quien miraba incrédula a Axel.

-Aquí tienes hermosa –interrumpió Roxana que entraba con un jarra de naranja y unos tres vasos –Sírvete –le sonrió -¿Axel quieres? Sé que te gusta.

-Gracias amor…

-Debería preocuparme de algo, no logro entenderlo, disculpen la discreción, estoy muy preocupada de la situación ahora porque Maricielo me dijo que ustedes estaban peleados –explicó Cristina –Hemos venido cuanto antes.




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