De la mentira al amor

Capítulo 5: No quiere verte

Armand

Siento tanta rabia que bajo del auto dando un portazo y olvido abrirle la puerta a la chica que venía a mi lado, ella estaba ahí y me ignoró por completo, se fue sin siquiera mirar atrás y perdí su rastro, entro a la casa y enseguida me sirvo un trago para intentar bajar un poco la rabia que tengo, maldita seas Emma, lo peor de todo fue ver la sonrisa en Rubén como si él tuviera la razón.

—Armand —miro a mi amigo que me ha seguido hasta la cocina —¿qué demonios te pasa hermano? 

—Nada, solo dile a las chicas que se larguen y déjame solo —pido sirviéndome otro trago

—¿Esto es por Emma? Pero si te lo había dicho, ella estaba en el club y no hay que ser muy inteligente para saber lo que hacía —bebo todo y lanzo el vaso contra la pared para luego mirarlo

—Emma no es una puta, ¿vale? 

—¿Y qué hacía ahí entonces? No la vi sirviendo mesas —respiro hondo —¿estás celoso? 

—No, por supuesto que no

—¿Y entonces? —lo miro

—Estoy enfadado, nadie sabe ni pueden saber que estamos divorciados y si ella está en esos lugares el rumor va a comenzar y llegará a oídos de mi padre —Rubén asiente

—Bien, olvida a Emma por hoy, hay dos chicas muy guapas esperándonos Armand, que la loca esa no te eche a perder un buen polvo —él ríe

—Quiero estar solo —Rubén bufa, pero sale de la cocina, escucho como le dice a las chicas de ir a otro lado y cuando siento la puerta salgo de la cocina, tiro la camisa a un lado al entrar a la habitación y entonces lo recuerdo, Emma tenía una amiga ahí, escuché algo de eso cuando nos conocimos y varias veces ya la había observado hablando con esa mujer, sé que es su amiga, encontré una foto de ambas que Emma guardaba como si fuera un pecado, por eso estaba ahí hoy y solo esa chica me puede ayudar a encontrar a Emma, el reloj no se detiene y los días van pasando, debo encontrarla antes de que llegue el día en que tenga que ir a la hacienda del abuelo.

El día en la revista pasa volando, ni siquiera me concentré cuando hacían las fotos, siempre me dedicaba a mirar a las chicas, hoy ninguna me pareció guapa, estaba con mi cabeza en otro lado, en Emma para ser exactos.

—Armand —mi padre entra y levanto la mirada de mis cosas —¿ya te vas? 

—Mi jornada laboral ha terminado —sonrío viéndolo, él es quien está a cargo de la revista ahora, ya que el abuelo no puede trabajar más, sé que papá está loco por dejar esto también e irse, la moda no es lo suyo y mi madre es demasiado celosa.

—Aún no has escogido una chica para la portada —menciona mirándome

—No he encontrado a la indicada —él alza una ceja

—Eso es porque la indicada está en casa —me tenso —Emma —él sonríe —¿por qué lo dejó? No entiendo, ni siquiera vino a dar la cara, pensé que le gustaba esto

—No estamos en nuestro mejor momento papá

—¿Qué sucede? —él se sienta bastante interesado —hijo, sé que Emma no es como nosotros, es de buena familia, pero es de una clase económica inferior

—Papá

—Y eso nunca nos importó, a ti tampoco, a donde quiero llegar es a que ella puede parecer ambiciosa y de más y quizás lo es —sus ojos buscan los míos —pero no la pierdas —yo tomo asiento —es una buena mujer —añade y es claro que nunca vivió con ella

—¿Eso crees? —río un poco

—¿Sabes cuál es el principal problema aquí? —mi padre se pone de pie —es que tú y ella son demasiado parecidos

—Ella es egoísta papá, interesada, ambiciosa y una malcriada —mi padre ríe

—Bien, eres igual, tú y tus hermanos cuando les dijimos que debían casarse enseguida lo hicieron, de los tres matrimonios, el único que parece verdadero es el tuyo —él camina hacia la puerta —cuida de Emma y dile que pronto iré a verla —sale sin mirarme dejándome con la boca abierta, ¿en serio soy todo eso?

Camino por el club buscando esa cara conocida hasta que la veo sirviéndole bebidas a unos clientes, espero a que termine y la sigo a la barra.

—Julieta —voltea al escuchar su nombre y agradezco haberme acordado, al verme, se nota que me reconoce —eres la amiga de Emma, necesito

—Era —dice rápido —dejamos de ser amigas cuando se casó —intenta irse pero sujeto su brazo

—Quiero hablar con ella

—No la veo hace meses, ¿me sueltas? —ella me fulmina con su mirada pero no la suelto

—mientes peor que Emma, conozco a esta, sé que está contigo Julieta

—¿Por qué iba a estar conmigo? —la suelto poco a poco

—Porque sé que si fue a casa de sus padres, estos la echaron de ahí, la odian, y sé que no iría a ver a ninguna de esas a las que llamaba amiga cuando estábamos juntos, su orgullo no se lo permitiría, solo quedas tú.

—¿Hablaba ella de mí? —niego —ya, era de esperárselo, entonces cómo sabes que

—Recuerdo haberlas visto juntas Julieta y —suspiro —Emma tenía esto entre sus cosas —saco la foto que encontré entre la ropa cuando le tiraba todo por la ventana, en esta están ellas dos sonriendo —es orgullosa, pero al parecer no es tan mala —Julieta sonríe tomando la foto en sus manos

—¿Puedo quedármela? 

—Claro —ella me mira

—Emma no quiere verte Armand —asiento

—Lo noté cuando huyó de mi ayer —la chica baja la mirada —necesito hablar con ella, es importante y créeme, será beneficioso para tu amiga —la chica suspira

—Me pones en una situación muy difícil Armand —sé que lo hago —Emma es una hija de puta, pero es mi amiga —yo sonrío —déjame hablar con ella antes ¿sí? Mañana te daré una respuesta

—Dile que es importante —saco mi tarjeta con mi número de teléfono —llámame —ella asiente y se aleja de mí, esperaré que Emma decida, pero si no quiere verme entonces tendré que obligarla a hacerlo.




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