De la mentira al amor

Capítulo 9: Necesito dinero

Emma

—¿Estás embarazada Emma? —la pregunta sale sin rodeos de sus labios y aunque es mi amigo, sé que también lo es de Armand, le dirá a este y todos mis planes se echarán a perder en segundos.

—No —río caminando hacia él —claro que no Rubén, es Julieta, está embarazada —una de sus cejas se alza

—¿De veras? —él deja las cosas donde mismo cuando asiento —no sabía que tenía pareja

—Y no tiene —me apresuro a decir —fue una noche loca con un desconocido —Rubén ríe y sé que Julieta querrá matarme, simplemente respiro tranquila porque este al parecer se creyó mi historia, miro mi reloj viendo que ya ella debería de estar aquí.

—Huele bien —murmura Rubén —¿cocinaste tú? —él camina hacia el comedor y le sigo

—Si —digo algo avergonzada mientras él mira todo

—Armand me mentía entonces al decir que no sabías hacer nada —bufa

—Julieta tardará al parecer, ¿cenas conmigo entonces Rubén? —me siento sonriendo y él hace lo mismo —de verdad Armand no te envió? 

—Armand ya está buscando nueva esposa Emma —me mira, mi corazón se detiene al escucharlo, eso fue rápido —debiste aceptar su propuesta y al menos sacar algo de dinero, vivir aquí no debe de ser fácil —asiento con lentitud.

—Me iré de aquí Rubén —murmuro mirando la comida, ya el hambre se me ha quitado —bien lejos, quiero olvidar todo esto.

—No tienes que hacerlo —una de sus manos se posa sobre la mía —puedes quedarte Emma, te ayudaré en cualquier cosa que te haga falta —él acaricia mi mano con lentitud —diga lo que diga Armand eres buena persona.

—Ya lo decidí —retiro mi mano poco a poco —ya no tengo nada que hacer aquí Rubén —suspiro mirando por la ventana, ya es de noche y Julieta no llega, el timbre de la puerta suena y rápido me levanto de mi silla, tiene que ser ella, casi corriendo voy a la puerta, pero al abrir esta solo veo a dos oficiales ahí.

—Buenas noches —dice uno y le miro

—Hola, ¿sucede algo? —una horrible sensación me embarga

—Julieta Rivas vive aquí, ¿verdad? —yo asiento

—Es mi amiga, vivimos juntas, pero no está y

—Señorita su amiga fue atacada al salir del club en el que trabajaba —doy un paso hacia atrás sintiéndome débil, choco contra Rubén que está detrás de mí, el cual lleva sus manos a mi cintura

—¿Ella está bien verdad? —miro a uno y luego al otro sintiendo ya las lágrimas en mis mejillas

—Está en el hospital, en estado crítico —abro la boca, pero las palabras no salen de esta, más lágrimas salen, ¿por qué ella? Es la mejor persona que he conocido, abrazo a Rubén que no duda en envolverme en sus brazos y me dice que me llevará a verla. Necesito que mi amiga esté bien, es la única persona que tengo en mi vida y sin ella, ¿qué haré ahora? 

Los policías aún no saben quién la atacó, pero dijeron que estaban investigando, no les creo nada, sin dinero de por medio nunca hacen un buen trabajo, camino de un lado al otro del pasillo del hospital frotando mis manos una contra la otra, aún no tengo noticias de ella y la cabeza me duele, la opresión en mi pecho no se va y a veces siento ligeros dolores en mi vientre.

—¿Doctor, cómo está? —me acerco a este al verlo, Rubén se coloca a mi lado

—Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, pero este hospital no tiene las condiciones para hacer la cirugía que su amiga necesita, recibió fuertes golpes en su cuerpo y en su cabeza, no sabemos las consecuencias de las contusiones en su cabeza, hay que esperar a que despierte.

—¿Qué me está queriendo decir? 

—Hay que llevarla a otro hospital, señorita —el doctor se aleja, otro hospital, uno mejor, no tengo dinero y ella tampoco para hacer algo como eso, mis piernas se debilitan y Rubén es rápido en ayudarme a sentar en un asiento.

—No es ella la embarazada verdad —él mira mi vientre, luego mis ojos y solo niego —Emma

—No le digas a él por favor —lo miro —Rubén

—No le diré nada a Armand, no te preocupes —él me abraza

—Debo irme —me pongo de pie rápido, Rubén me mira confundido —necesito buscar el dinero para la operación de mi amiga

—¿A dónde irás? 

—Por favor quédate aquí —le ruego y salgo rápido, solo puedo hacer una cosa, al salir a la calle levanto la mirada, del otro lado de esta lo veo a él, Fred me saluda con la mano sonriendo, maldito, estoy segura de que tuvo algo que ver y todo porque le rechacé. Pido un taxi rápido y subo a este con el corazón a mil, de seguro pensaba que iba a ir a buscarlo luego de esto, está muy equivocado.

Bajo del taxi y miro la casa frente a mí, las lágrimas vuelven a juntarse en mis ojos, pero con paso firme camino hacia esta, quizás él ya no quiera verme, quizás no me ayude, pero me arrodillaré ante él si hace falta, haría cualquier cosa para salvar a mi amiga, toco varias veces el timbre y espero, solo espero que esté solo y no con alguna mujer, la puerta se abre dejándome ver a un Armand con ropa de dormir y con sueño en su mirada, al ver que soy yo me mira sorprendido mientras pasa una mano por su rostro, yo no sé qué decir ahora mismo, estoy muda ante él.

—Has llorado —comenta mirando con atención mis ojos para luego dar un paso hacia mí, sus manos van a mi rostro, cosa que no me esperaba —¿qué sucede Emma? —está preocupado, por mí, y eso es raro.

—Te necesito, necesito dinero —suelto viendo la incredulidad en sus ojos —acepto Armand, fingiré ser tu esposa por tres meses ante tu familia y te prometo que vamos a ganar esa herencia, pero debes darme dinero.




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