De la realeza

Primer día reinando

Pude dormir en una cama muy cómoda y muy amplia, hoy se celebra un juicio contra el antiguo rey por sus delitos, una pequeña fiesta y nombraría a Lyonel mi mano derecha delante de todos, quería que fuera una sorpresa.
Mi tía me hizo un vestido, me gustó mucho y al tenerlo puesto, aún más.

Empezó la fiesta, todos estaban en el castillo, solo faltaba yo, al salir delante de toda la multitud empezaron los halagos, miré a Lyonel y vi como su mirada brillaba al verme

Empezó la fiesta, todos estaban en el castillo, solo faltaba yo, al salir delante de toda la multitud empezaron los halagos, miré a Lyonel y vi como su mirada brillaba al verme.

Hice ruido con la copa para que todos me prestasen atención - Hoy estamos aquí juntos para juzgar a Celestino - di paso a los guardias con Celestino, lo arrodillaron ante mi - Bien, antes de nada, ¿admitirás tus crímenes? -

Me miró con desprecio - No fueron crímenes, fue la salvación de la raza humana -

Todos abucheaban.

Le cogí de la barbilla - Como sigues sin arrepentirte y todos sabemos los crímenes que hiciste, ¡eres culpable! -

Todos chillaron de alegría.

Me acerqué a su oído - Este es el principio de tu sufrimiento. Ya os lo podéis llevar -

Disfrutamos de la fiesta hasta que anocheció, volví ha llamar la atención a la gente.

- Hoy aparte de celebrar que estoy de vuelta y juzgar a Celestino, también quería decir una cosa, Lyonel, ven - le cogí una mano y volví a mirar a la multitud - Quiero nombrar a este caballero de aquí, líder de los caballeros, y no sólo eso - le sonreí - También te nombraré mi mano derecha - sellé mi promesa con tres besos, una en cada mejilla y otra en la frente

Elisabeth se acercó a él - Eres oficialmente su confidente - le dio su espada

 

La fiesta seguía pero yo me fui a uno de los balcones de la parte de arriba del castillo, estaba tranquila contemplando el cielo hasta que Lyonel me asustó.

Se reía - Que salto has pegado -

- Que gracioso - dije sonriendo leve - Me viene bien que hayas venido -

- ¿Por qué? -

Señalé al cielo - Para compartir este precioso momento -

- Te gusta mucho la naturaleza -

- Si, me relajo mucho en ella, y no a todos de mi tribu les gusta -

- Que curioso -

- Si - me reí leve - Oye, tengo algo que contarte - dije más seria

Me miró - Cuéntame -

- Lo que pasó en el lago... -

Con tan solo decir esas palabras se sonrojó - Si, ¿qué pasa con eso? -

- Pues que para mí... bueno, ¿para ti qué fue? -

- ¿Cómo que qué fue? - se le notaba más nervioso

Me reí - ¿Qué significaba para ti? -

- Para mi significó que... que puede que me gustes -

- ¿Puede? - dije en tono burlón

- Cállate - dijo avergonzado

Nos reímos los dos, le cogí de la cara y lo besé, aceptó mi beso mientras me agarraba de la cintura y me pegaba más a él.

 

 

Al día siguiente me levanté temprano, fui a la habitación de trabajo, tenía muchos pergaminos importantes, gracias a un hechizo pude leerlos y responderlos más rápido de lo normal, fui a la sala principal del castillo y me encontré con algunos de mi tribu trayendo mis cosas y las de Elisabeth. Les ayudé y ya de paso traje las cosas de Lyonel y las dejé en su cuarto.

Me encontraba en mi sala de trabajo cuando entró un guardia:

- Reina Eira, el rey Abraham de Hibernalia y Henry de Ventalia quieren reunirse con vos -

- ¿Conmigo? - pregunté extrañada

- Dicen que se quieren casar con usted -

Me sorprendí - No pienso casarme con extraños -

- Su tía Elisabeth aceptó la propuesta -

Me levanté de la silla enfurecida y fui hacia Elisabeth - ¿Cómo has podido aceptar las propuestas de matrimonio? No me quiero casar con ellos - dije gritando

- Eres igual a tu madre - me acarició la cara - Querida, hay que pensar que podemos tener el poder de una de esas tierras -

- No quiero poder de esas tierras, quiero el poder de mi reino y de mi vida - me fui hacia el guardia - Diles a esos reyes que no me casaré con ninguno -

Lyonel contempló la escena y me siguió - Lo he escuchado todo... -

- No pasa nada - suspiré - Es que no debería de aceptar cuando ni siquiera es mi tía de verdad, no los conozco, y además, el único que me gusta eres tú - le miré apenada

Estaba más nervioso - Al ser tú la reina tienes más autoridad de querer casarte o no -

- Tienes razón - de repente me acordé de algo - Creo que mi tía no parará hasta conseguir lo que quiere -

- Pero no puede obligar a una reina casarse -

- No me refiero a la boda, sino, al poder -

- Por eso dijo que tendrías el poder de sus tierras -

- Quiere ser poderosa, en eso no a cambiado -

 

Lyonel y yo bajamos de mi habitación para ir a la sala secreta, en la sala de tronos escuché a Elisabeth hablar con alguien:

- Tengo que encontrar como sea la forma de matar al ser más poderoso para llevarme todo su poder -

- Señora, será muy difícil, podría matarla -

- ¿¡Qué insinúas!? ¿¡Qué no podré ser poderosa!? ¡Te recuerdo que logré serlo de joven! -

- N-no me refería ha eso - dijo asustado - Sólo que será muy difícil matar a ese ser -

- Elisabeth va a por el mismo ser que yo - le dije susurrando a Lyonel

- ¿También lo quieres matar? -

- No, pero me intriga que ser es ese, sólo lo investigo. Sigamos -

- Espera, es Beltrán el que está hablando con Elisabeth - estaba mirando por la puerta medio cerrada



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En el texto hay: amor, angel y demonio, magia brujas fantasia

Editado: 13.01.2023

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