De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 6: Llegada a la tierra.

El tiempo paso mucho más rápido de lo que pensé, aquel sujeto que nunca se callaba termino convirtiéndose en un amigo realmente cercano y en ese viaje decidimos irnos a vivir juntos; con el pasar de los días resulto que él estaba buscando un lugar donde vivir pues su planeta no le gustaba y llego a la conclusión de que quizás la tierra seria el lugar ideal, por ser el primer hogar de la especie humana.
El cohete ya estaba a quizás un día de llegar y por más sorprendente que parezca no estábamos ni un poco emocionados, estuvimos fantaseando tanto con el planeta que creo que ya no había ni una sola cosa que no hubiéramos imaginado, y como el chip nos permite entrar en la imaginación de otra persona, ya pueden suponer que tantas aventuras vivimos en un mundo del que conocemos poco, solo por libros e información que sacamos del chip mismo; el momento llegó y el anuncio se hizo presente: “Pasajeros, favor de proceder hacia el área de embarque en una hora comenzaremos a descender hacia la tierra”. Justo en este momento, sí comenzamos a temblar por la emoción y corrimos cada uno a tomar nuestros lugares, no sin antes decir donde nos encontraríamos al concluir el aterrizaje. “Información importante”, comenzó a decir el capitán de la nave una vez más, “Es importante que todos estén aseguraros en sus asientos y no importa que suceda no se suelten hasta que se los indiquemos, habrá una inspección rutinaria para comprobar que todo esté en orden y al finalizar el descenso dará inicio.”
Al terminar de hablar por la puerta entro corriendo una mujer joven de aspecto un poco descuidado, utilizaba unos gigantescos lentes y es algo que sin querer llamo mi atención pues en esta época existen cirugías para eliminar imperfecciones de los ojos a un precio accesible a literalmente toda la población, por lo que ver a una persona con lentes era exageradamente extraño; detrás de ella la sobrecargo la apresuraba para que se sentara pues era la única pasajera que faltaba de tomar asiento, ella al mirar que su asiento estaba ocupado y al no tener tiempo de ponerse a discutir y retirar a aquella persona, miro todo alrededor y llamémoslo casualidad justo delante de la fila donde yo me encontraba estaba uno, camino rápidamente hacia el lugar disponible, se sentó y parecía tener dificultades para abrocharse el cinturón y la sobre cargo parecía haberse ido ya.
- Jala ese extremo de allá, mientras que con tu otra mano presionas aquel botón. – Dijo una anciana a su lado señalándole meticulosamente el botón y una correa.
- ¡Ya veo! – Respondió esa chica enérgicamente pero aun no podía lograr abrocharlo.
Notó que la estaba mirando y nuestras miradas se cruzaron, ella encogió los hombros, hizo una mueca seguido de una sonrisa y una negación con la cabeza y dijo.
- ¡Vaya seguridad! – Riendo levemente sin apartarme la mirada.
- Si… jeje. – Respondí yo un poco apenado. – El botón tienes que hacerlo hacia un lado, por eso no te funciona.
- ¡Ah!, entonces sería más bien una palanca, ¿no? – Su voz parecía bromista y se reía de sus mismos chistes aunque yo permanecía serio. – Vale, entiendo. Fue un mal chiste. – Volvió a decir mientras que aplastaba con fuerza la palanca hasta que la hizo funcionar. - ¡Ajá! – Dijo por última vez haciendo evidente su logro.
Yo permanecí mirándola porque no entendía la razón de sus lentes y nuevamente me volvió a mirar.
- Raro, ¿no? – Habló señalando sus gafas.
- … - No respondí algo y en cambio solo asentí con la cabeza intentando no ser grosero.
- ¿Si te digo la razón prometes no reír? – Volvió a decir, pero susurrando un poco y volteando a los lados.
- … - No volví a responder y asentí con la cabeza nuevamente.
- De acuerdo. – Dijo ella mirando una vez más hacia todos lados como si sospechara que alguien estaba escuchando. – Lo cierto es… - Estaba realmente intrigado por lo que respondería pero ella simplemente se quedó en silencio mirando con sospecha hacia todos lados.
- ¿Ajá? – Dije yo con fuerza porque la curiosidad me mataba.
- Lo cierto es… - Dijo una vez más y agarro aire con fuerza fijando su mirada por completo en mí. - ¡Que no quiero decirte! – Fueron las palabras que salieron de sus labios dejándome completamente confundido con un rostro que sin duda le daría risa a cualquiera a lo que ella se comenzó a reír con una fuerza exagerada, tanta que toda el área volteo a vernos incluida la sobrecargo que parecía un poco molesta.
- ¡Oh, vamos! – Le respondí en un tono molesto, pero que era una simple dramatización, puesto que yo no estaba para nada molesto.
- Disculpa, tenía que hacerlo, te veías demasiado curioso. – Respondió ella como pudo, por tener dificultad para hablar por la risa.
- Muy chistosa, señorita… - E hice una pausa para que me dijera su nombre.
- Ikoru. – respondió nuevamente con dificultad. – Pero puedes llamarme Ikoru. – Dijo con una voz muy seria.
- Vale… - Que curiosa mujer… solo pensaba, pero me agrada.
“La inspección está concluida y pasaremos en 2 minutos al aterrizaje, favor de mantener todos sus asientos. A todos los que es su primer vuelo en cohete les recordamos en caso no hayan leído la guía que les fue entregada, que sentirán en su cuerpo una fuerza que los presiona muy elevada por lo que es importante que no se alteren y conserven la calma es temporal únicamente y no significa algo adverso. ” La voz del capitán termino de hablar y yo comencé a sentirme todavía más nervioso que antes.
- ¿Primer vuelo? – Pregunto Ikoru.
- Si… - respondí pensando en mis recuerdos más tranquilos para evitar hiperventilar.
- Déjame acceder a tu chip. – Dijo ella muy tranquila. – Te ayudaré a minimizar el miedo.
Tras decirlo cerro sus ojos y en mi mente pude ver como la petición de conexión intentaba establecerse, le di acceso y automáticamente me llevo directo a su imaginación, en ella todo se veía muy curioso, eran tantos los estímulos que no sabía siquiera para donde voltear, detrás de mí apareció ella flotando y con su mano me hacía señales para que la siguiera, al mirarme a mí me di cuenta que toda mi forma había cambiado y ahora era una especie de palmera, al volver a mirarla a ella, era un cúmulo de agua que cambiaba de forma y volumen y se movía por todo el sitio, el viaje imaginativo fue tan extraño que olvide por completo donde mi cuerpo real estaba y de repente Ikoru dijo: “Hemos llegado”, desconecto la conexión imaginativa y pude comenzar a escuchar al capitán diciendo que el aterrizaje había sido un éxito, que éramos bienvenido en la tierra y que tendríamos media hora para recoger nuestras pertenencias pues el cohete se tendría que poner en descanso a la brevedad.
Ikoru ya se había ido y me dejo mal sabor de boca pues hubiera querido agradecerle su ayuda, al salir de la cabina de pasajeros me dirigí hacia mi habitación para recoger todas mis pertenencias y por fuera de ella ya se encontraba Kolhun esperándome para irnos a encontrar nuestro nuevo hogar aquí en la tierra; tras mandarle un mensaje a Raúl sobre mi llegada exitosa salí del cohete para apreciar lo maravilloso de este mundo, hogar de la especie humana y ahora mi hogar también.




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