De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 19: Te lo prometo.

En mis manos sostenía lo único que me recordaba a la segunda amiga que tuve en este maldito lugar, no podía ver más que nada por las lágrimas que llenaban mis ojos a causa del coraje que sentía; una cuadra antes de aquí pude ver a varias personas juntas que por su forma de actuar y vestir era evidente que eran de Saturno, y la muerte de Ikoru no se quedaría así, impune.
Sin mirar atrás comencé a caminar, avanzando cada vez más rápido y con más fuerza pues no podía esperar para llegar con esas alimañas y destruirlas por completo, pasé al lado de Hernán quien simplemente me miró, no intento detenerme o siquiera preguntarme que pensaba hacer, quizás él ya lo sabía, cuando pase al lado de Genaro este solo intento tocar mi hombro pero antes de entrar en contacto se detuvo y dijo: “No…“ Cuando pasé enseguida de Fabiola las cosas fueron un poco diferentes, me puso el pie lo que hizo que me tropezara, caí al suelo y una vez ahí se colocó encima de mí, hizo su brazo hacia atrás y lo impulsó con fuerza para abofetearme, en ese momento pude sentir como una de mis muelas se rompió y salió volando seguida de varias gotas de sangre, Fabiola estaba a punto de darme otra bofetada pero Genaro la detuvo.
- Espera… - Dijo Genaro. – Déjalo, entiendes lo que siente y aunque lo que hará es una estupidez quizás debe hacerlo, ¿o no?
- No lo entiendo… - Respondió Fabiola sin mirarlo y en cambio mirándome a mí con los ojos tristes. – Simplemente no lo entiendo.
- ¿Qué cosa?, ¿el hecho de que quiera arrancarles a todos aquellos imbéciles sus alas justo como lo hicieron con Ikoru? O ¿qué cosa no entiendes? – replique muy molesto intentando zafarme para levantarme y seguir avanzando, pero Fabiola no me lo permitió.
- Eso lo entiende… - Agregó Genaro. – Y lo entiende muy bien, lo que no entiende es el hecho de que para lograrlo no te importe quitarte las alas a ti también.
Tras decirlo, Fabiola lo miró y se quitó de encima de mí, sin voltearme a ver dijo: “Si vas, vivas o mueras no esperes jamás algo más de mí”. Se dio media vuelta y se metió a uno de los edificios hasta que ya no la pudimos ver, Hernán camino detrás de ella y Genaro se quedó ahí conmigo, yo ya estando un poco más calmado.
- No se lo tomes a mal… - Comenzó a decir Genaro. – Sé que no lo sabias, pero ella ya ha estado casada 3 veces y las tres terminaron de la misma manera.
- ¿3 veces casada? – Respondí un poco sorprendido, pues en verdad no se ve tan vieja como para haberse casado 3 veces.
- Podría decirse que es una chica que se enamora fácilmente, lo entrega todo y la otra persona pues de alguna manera también… - Genaro sacó un cigarrillo y comenzó a masticarlo en vez de encenderlo. – Su primer matrimonio fue un gran hombre, responsable atento pero de un carácter horrible, hoy probablemente haya vuelto a la tierra, pues fue expulsado hace 15 años de aquí. Su madre fue asesinada cuando un ladrón intento robar su departamento, aquel tipo al escuchar la noticia busco y liquidó al ladrón, ganándose un boleto directo a Saturno, y Fabiola se quedó sola gracias a un tipo que en busca de venganza termino perdiendo más de lo que quería encontrar. La segunda sucedió hace quizás 7 años, ella por fin estaba feliz, calmada tranquila y el amor le llego nuevamente, pero las cosas nuevamente fueron para mal, al año contrajeron matrimonio y otro año más ese chico desapareció de la faz de la tierra, nunca supimos que sucedió hasta que meses después la guardia solar llego a la panadería, preguntaron por Fabiola y le dieron la noticia: “Una persona confundió a tu esposo con alguien más, y cegado por la venganza no se fijó en su error…” Solo eso le dijeron y se fueron, dejándola una vez más triste y con el corazón roto; y hace exactamente 2 años ocurrió la última de todas, un sujeto llego a la panadería esparciendo un espantoso perfume olor a manzanilla, comió allí y salió y justo en la puerta la vio entrar, él se enamoró perdidamente de ella, simplemente por verla, pero ella estaba destrozada y no quería saber nada del amor. El tipo quiso intentar suerte y aunque Hernán y yo le explicamos la situación con ella, él no la dejo ir, ella poco a poco comenzó a verlo con otros ojos hasta que un día acepto salir con él, días pasaron y su lastimado corazón decidió abrirse una vez más; pero como dije al inicio de todo esto… ella ha perdido a 3 personas que amó como a nadie y todos por la misma razón, venganza ya sea de ellos o hacia ellos y verte a ti en ese mismo lugar la debe haber puesto muy molesta, pero tiene una buena razón para ello…
Genaro dejo de hablar y después se quitó del camino, dándome a entender que la decisión era mía, ¿continuaría con este pensamiento o mejor intentaría calmar mi mente sin importar lo que estoy pensando? Voltee a mirar la pulsera de Ikoru y la envolví en mi muñeca acercándola a mi mejilla: “Nos veremos en varios años más…” Dije con calma hacia arriba y extendiendo mí brazo. Me dirigí hacia el edificio donde estaba Fabiola y al verme puso su rostro completamente lleno de rabia.
- Ya estoy tranquilo. – Le dije con algo de vergüenza.
- ¡Y a mí que! – Respondió ella sin dejar de mirarme con esa expresión.
- Discúlpame, estaba molesto pero no hare algo estúpido… - Estaba algo apenado, pues siempre he dicho que soy una persona muy pacifica, pero en este momento el coraje simplemente me gano.
- ¿Y por qué demonios te disculpas conmigo?, si quieres matarte. ¡Simplemente salte y hazlo! – Con cada palabra se enojaba aún más y no parecía tener ganas de calmarse ni lo más mínimo.
- ¿Saben? – Empecé a decir avanzando hacia ella y Hernán. – Estaba molesto porque había perdido a dos de mis amigos, y no pensé en que si mi estupidez me ganaba ustedes seguramente perderían a uno suyo… Ahora tengo en mente algo más y es sobrevivir, pero sé que no puedo lograrlo sin ustedes, mi venganza con los de Saturno por habernos quitado a Ikoru, será burlarme de ellos, viviendo.
Al terminar de hablar extendí mi mano hacia Fabiola quien aún continuaba con su rostro muy molesto, Hernán se acercó a mí, y solo me miró, juraría que sonrió un poco y después salió del edificio, Fabiola se levantó de la silla donde estaba y se acercó a mí, hizo su brazo hacia atrás para darme otra bofetada y en vez de quitarme cerré los ojos para recibirla, pasados unos segundos el impacto no llegaba y confundido los abrí, mirando que su mano estaba esperando que lo hiciera para acariciarme la mejilla.
- Sigo molesta contigo. Pero al menos podré recordártelo durante varias semanas más, ya que seguirás aquí con nosotros. – Su ceño estaba completamente fruncido y su voz era realmente seria.
- Si. – Conteste yo algo serio. – Aquí estaré para que me lo recuerdes diario, pero eso significa que ustedes también lo estarán, ¿Verdad?
- Se necesitan un millón de inútiles como los que están afuera juntos para lograr eliminarnos, y allá afuera solo hay 999,999 de ellos, entonces sí. Aquí seguiremos.
Dicho esto, ambos salimos del edificio para mirar como Genaro y Hernán estaban completamente rodeados por varios de aquellos malnacidos de Saturno.




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