De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 23: Los fantasmas no existen.

“Uno, dos, tres…” Comenzó a contar aquel sujeto, por curioso que parezca era la misma persona pero se notaba como la voz sonaba diferente… Era como si literalmente fuera alguien más, el conteo fue subiendo y llegado al 10 grito con fuerza: “Luis, apenas sabe contar hasta el 10, pero por suerte para ti yo puedo llegar mucho más arriba.” Hizo una pausa y continuo contando hasta el 15 y se detuvo una vez más: “Cuando llegue al 30 empezare a buscarte” Si ganas el juego Luis morirá, si pierdes el juego tu morirás. ¿Qué será?” Cuando mencionaba a Luis supuse que era aquella otra personificación que tenía, pero si decía que ese sujeto moriría eso significaría que: ¿él también lo haría?; entonces, ¿en este juego se apuesta nuestra propia vida?
Por el pasillo por donde entre estaba todo cubierto por los escombros del techo que fue por donde caí, al acercarme y a lo lejos escucharse con claridad aquel sujeto contando yendo apenas en el 22, buscaba con insistencia algo por dónde meterme y poder pasar pero las rocas impedían el paso en su totalidad. No tenía mucho tiempo entonces en un acto desesperado comencé a quitar los escombros cargándolos y moviéndolos, las rocas eran pesadas, demasiado y algunas lo suficientemente filosas como para hacerme pequeños cortes en la palma pero eso de momento no era importante… En uno de los giros repentinos que hice mientras movía las rocas pude ver como a lo lejos por ese largo pasillo se veía aquel sujeto corriendo a máxima velocidad, por estar pensando en el modo de huir deje de prestar atención al conteo de este tipo y no alcance a percibir cuando llego al número 30, por lo largo del pasillo le tomaría unos segundos llegar hasta donde yo estaba pero aun así no era suficiente, tome una de las rocas que más se ajustaba al tamaño de mi mano y aprovechando que el sitio era recto apunte a la cabeza de ese tipo, lance la roca con toda la fuerza que pude y esta aunque si impacto contra él, no lo hizo de una forma que yo hubiera esperado o querido… Ryan metió la mano en el momento justo y desvió la roca estrellándola contra la pared y haciéndola añicos, su risa histérica resonaba y hacía eco en todo el lugar y yo solo veía la muerte viniendo a máxima velocidad por mí.
Decidido a que no había de otra más que pelear me coloque en guardia, siempre fui muy pacifico pero dudo que en este momento alguien aparezca para salvarme, no tengo tanta suerte. Ryan estaba básicamente frente de mí pero antes de llegar por completo se detuvo en seco me miro de frente y dijo:
- Escuche que le tenías miedo a Luis. – Su semblante cambio y ahora parecía serio, no se mostraba molesto, en cambio parecía querer charlar… Algo muy extraño si he de ser sincero. – Si le tuviste miedo a él, me sorprende que puedas tener una guardia frente de mí. He de aceptar que me sorprendiste un poco.
Al decir esto hizo señales con su mano para que me moviera a un lado, evidentemente no le hice caso y mantuve la postura.
- Muévete. – Dijo sin acercarse. – Te ayudare a mover las rocas, no es divertido si no corres por tu vida; moveremos las rocas tu intentaras huir y yo te cazaré, de esa forma podre divertirme, así como estas ahora es aburrido, quiero verte llorar, no fantasear con la victoria. Muévete.
No quise responder, pero pensé que si hacia lo que decía podría tener una probabilidad quizás algo más alta de vivir… Si logro esconderme o tomarlo por sorpresa en una intersección seguramente ganare; me hice a un lado y lo dejé pasar, él se acercó a pila de rocas que estaba justo delante de mí y al llegar allí tomo una la agarro con fuerza y posteriormente giro rápidamente impactando su puño en mi rostro y haciéndome estrellarme contra la pared.
- No puedo creer que haya alguien tan estúpido como tú ¡jajaja! – Dijo mientras aquella risa regresaba, yo estaba muy desorientado por el golpe y agradeciendo que de puro milagro no me noqueo. - ¡Por qué creerías en alguien que quiere matarte! ¡Imbécil!
Caí al suelo por el mareo y él se echó encima de mí, intente cubrirme el rostro para que no me golpeara pero en cambio ese tipo comenzó a arañarme los brazos, haciéndome sangrar, sentía mucho ardor y tras varios segundos ese sujeto se quitó de encima de mí, camino hacia la pila de rocas una vez más y después regreso cargando una bastante grande, la empujo arriba de su cabeza con ambos brazos y después la hizo hacia abajo para que esta cayera en mi cadera, alcance a ver lo que intento y rápidamente hice mi cuerpo hacia atrás con mis brazos, el sujeto fue vencido por el propio peso de la roca, ya que no la había soltado y cayo junto con ella aplastándose una de sus manos, o los dedos para ser más exacto, aprovechando eso le di una patada tan fuerte como pude en su costado, Ryan ni siquiera se quejó y gracias al golpe pudo zafarse de la roca mostrando su mano gravemente dañada.
- Mira. – Dijo mostrando su mano y lamiendo su sangre. - ¿Alguna vez has probado la sangre? – Continuaba lamiéndose y sacudiendo su muñeca de forma intermitente. – Sabe bien, aunque la mía no me gusta mucho.
Al terminar de decir esto me miro, yo ya estaba orientado y en mejor estado, me puse de pie y camine de espalda, Ryan se quedó en su sitio limitándose a mirarme.
- ¿Quieres seguir jugando? – Dijo señalando con sus ojos el camino detrás de mí.
No respondí algo y en cambio apresure el paso, llegue a la intersección después de unos segundos caminando aun de espalda y me hice hacia un lado, para posteriormente volver a escuchar como aquel tipo comenzaba a contar desde el 1 hasta el 30, seguramente. Mientras contaba su voz no se acercaba o alejaba, se mantenía justo donde estaba pero con cada número que avanzaba su voz parecía volverse inestable, era como si su otra personalidad quisiera salir… O al menos eso me daba a entender; cuando la voz llego al número 19, se detuvo y solo se escuchó el silencio, me quede pensativo sobre si la otra personalidad regreso pues todo se tornó en calma…
- ¿Luis? – Grite desde donde estaba sin intentar asomarme a ver lo que había en el otro pasillo.
Pero no tuve respuesta, sé que estaba lastimado pero dudo que se haya desangrado… Me parece imposible, algo mas está sucediendo, quizás si está intentando regresar la otra personalidad; me arme un poco de valor y avance lentamente para asomarme por la esquina, llegue y lentamente intente ver que sucedía, de la nada la cara de aquel tipo estaba justo delante de mí.
- Por un momento pensé que no aparecerías… - Dijo la voz de Ryan.
Por el susto me hice rápidamente hacia atrás tropezándome con el tubo que había llevado antes, él estaba riendo con los ojos completamente cerrados, y aprovechando este instante mi cerebro ni siquiera me dio tiempo a pensar, mis manos tomaron el tubo y con toda la fuerza de la que mi cuerpo era capaz lo impulse impactando en sus piernas, Ryan cayó al suelo y su risa ahora se había convertido en un grito de dolor, no sabía que más hacer por lo que comencé a golpearlo repetidamente… hasta que su voz no pudo oírse más. Sé que no perdí, pero también sé que no gané; estoy seguro que hubo un instante donde Luis me ayudo, pero es algo que no puedo comprobar pues tras haber acabado con Ryan, Luis se fue con el… Ahora solo quedaba regresar a la superficie, quería irle a avisar a Hernán y los demás lo que había encontrado, este sitio parece tener más pasillos y si logramos desbloquearlos seguramente aquí podremos encontrar a la persona que buscan.
El piso superior estaba muy arriba por lo que la única forma de salir de aquí era buscar una escalera que me llevara hacia arriba, quite más de los escombros lo suficiente como para poder pasar y casualidad o no, una puerta con el símbolo de las escaleras estaba algunos metros delante, camine hacia allí subí las escaleras y al salir del edificio y estaban esos 3 esperándome.
- Tardaste mucho… - Dijo Genaro.
- ¡Estás bien!, ¿Qué pasó? – Agregó Fabiola al verme muy lastimado y ensangrentado.
- Tranquila, estoy bien… Encontré algo en ese edificio, hay pasillos que llevan hacia varios lugares seguramente a quien buscan puede estar allí…
- No es necesario. – Dijo la voz seria y malhumorada de Hernán.
Cuando voltee la mirada hacia él, se encontraba detrás de todos, Fabiola y Genaro sonrieron un poco y se hicieron a un lado demostrando que Hernán estaba al lado de una persona cubierta por una manta, por la figura parecía ser una mujer y temblaba mucho por el frio, lo que explicaría la manta…
- ¿La encontraron? – Pregunté, mirando la escena.
- Si. – Respondió secamente Hernán.
- Me alegro. – Mi tono no reflejaba mucha emoción, pues no conocía a esa mujer, pero no me malentiendan, si me alegraba que la hubieran encontrado, simplemente no me causaba una emoción como tal.
- Ella es un fantasma. – Dijo burlándose un poco Fabiola.
- Los fantasmas no existen… - Replique yo, señalando a la mujer. – Ella se ve muy viva.
O al menos ese era mi pensamiento hasta que Hernán le quitó una parte de la manta mostrando el rostro de la mujer, una chica linda y sonriente que me veía con ojos llorosos, y que al verla no pude hacer otra cosa más que caer al suelo gritando de emoción, pues agradecí enormemente tener la razón: Los fantasmas no existen y esa chica se ve muy viva, Ikoru se ve viva.




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