El viernes mientras esperaba a que empezara mi asesoría decidí perder mi tiempo un rato en la cafetería, mientras terminaba de comprar mi botella de Dr. Pepper sentí como me rodeaban por la cintura. No era necesario adivinar quién era, el tatuaje en su brazo derecho lo delataba.
—¡Elisse! ¡Me muero!
—¿Por qué?
—Ayer en el gimnasio. ¡Casi muero! Me duelen las piernas y me duele el trasero.
—Okey... ¿Cuídate ese trasero?
Me quita mi botella, la abre y bebe de ella sin permiso alguno, sin que yo la haya probado antes. Lo miro mientras cierra la botella y me sonríe inocente.
—Lo siento, tenía sed. Si quieres te compro otra.
—No, no. Está bien.
—Con el color que elegiste hoy para tu ropa tus ojos se ven más bonitos.
Sonrío. Nick lleva su mano hasta mi rostro y siento cómo me estremezco en cuanto pone sus dedos encima de mi mejilla recorriéndola hasta colocar por detrás de mi oreja izquierda el pequeño mechón de cabello que se escapó de la coleta que llevaba este día.
—¿Hoy si irás a Skeleton?
—Pensaba hacerlo, ya sabes con Mike y Becca. Pero honestamente quisiera descansar para lo de mañana. ¿Estás listo para ir temprano a Barnes&Noble, verdad?
—Pues muy listo que digamos... Aún no.
—¡Nick!
—Me tendrás para ti desde las 10:00 a.m. Elisse, harás el ridículo frente a Jean Pierre-Cortot, te grabaré y subiré el vídeo a YouTube. O es eso o tendré el celular listo con la llamada por salir al 911 para que una ambulancia vaya por ti porque te desmayaste.
En cuanto menciona la hora volteo a ver mi reloj, la asesoría había comenzado hace cinco minutos y yo seguía aquí perdiendo el tiempo.
—Nick tengo que dejarte. Tengo asesoría y no sé ni siquiera sé quién es el profesor Staton. ¡Te veo después!
Salgo prácticamente corriendo de la cafetería hacia el edificio C, se me había olvidado por completo la asesoría y desconocía que tan exigente era el profesor Staton respecto a la puntualidad. Cuando llegué al salón 204, antes de tocar la puerta miré hacia adentro para saber cómo estaba el movimiento en la asesoría. El profesor Staton miraba el trabajo de una chica ajustándose los lentes, no esperé un minuto más y llamé su atención tocando la puerta.
—Profesor Staton, ¿puedo pasar?
—Adelante, llega tarde señorita.
Él ni siquiera voltea a verme, mantiene su atención en la hoja que revisaba y yo me dedico a encontrar un lugar vacío.
Me senté en medio del salón, en el único lugar que encontré disponible, una vez que me adapté a la clase me percaté de quien era en realidad el profesor Staton; el profesor Noah Staton y yo tuvimos un encuentro en el parque cuando resolvió mi problema con la bicicleta. Ahora simplemente auxiliaba a su clase dando asesorías y hablando de infinidad de temas que podrían servirnos, él se quitó los lentes después de un rato y se acomodó el cabello recargándose con ambas manos sobre el escritorio.
Cassie, que está a un lado de mí, se muerde el labio inferior y mira cada movimiento que hace Noah, debo aceptar que aunque lo hacía con mayor discreción, al igual que Cassie, estaba extasiada con cualquier cosa que él hiciera, mis hormonas tenían una fiesta dentro de mí.
—Solo espero que mi experiencia pueda servirles. Estuve trabajando en importantes restaurantes en el extranjero y lo que les he dicho últimamente solo es para motivarlos, a que ustedes también pueden hacerlo.
Noah dio por terminada la asesoría, dejó su correo electrónico en el pizarrón y dio la orden para que saliéramos del salón. Yo no voy a hacerlo. Voy a esperar a que todos salgan para quedarme sola con él, quería saludarlo, así que me acerqué a él mientras recogía sus cosas, esperando a que me reconociera.
—No sabía que también eras profesor.
—No soy profesor chica de ojos lindos. —Se ríe—. Ya van dos veces que te equivocas conmigo.
—¡¿Entonces?!
—Soy egresado de esta universidad, me gradué con honores y estoy de suplente del profesor James, quien da la casualidad es uno de mis mejores amigos. Tuvo una cirugía y necesitaba un suplente.
—¿Por eso viviste en Europa? Woah, no me lo hubiera imaginado.
—Así es. —Me dice con cierto grado de orgullo—. No sabía que estudiabas Gastronomía.
—Sí, creo que es obvio que estoy por graduarme.
Lo miro cerrar su portafolio de color café, sus ojos de vez en cuando se encontraban con los míos y la fiesta de hormonas que se armó dentro de mí estaba por llegar a su punto máximo. No entendía por qué durante la clase no me miró de la forma en la que lo estaba haciendo ahora y quizás lo agradecía, no hubiera podido soportarlo si lo hubiese hecho.