De mí enamórate [1]

Capítulo 30

Siento que todo fue demasiado rápido apenas encontramos un lugar frente al escenario. Un empleado de la librería anunció su pronta llegada, generando más expectativas en la gente que ya esperaba por él. Parte de la prensa que se encontraba presente para cubrir una buena nota sobre cualquier cosa por más mínima que pudiera decir este chef francés ya estaba lista para recibirlo, el Q&A está próximo a comenzar.

Nick y yo nos acomodamos en un par de sillas destinadas para el público, justo en medio para tener una muy buena vista hacia el escenario, cuando volteo a ver quién estaba a mi lado derecho me encuentro de nuevo con la señora que me hizo ir a cantar con él.

 

—Gracias... —Le digo en un susurro.

—Gracias a ustedes, fue maravillosa su interpretación.

 

Me acomodo bien en la silla y en cuanto sale el gerente de la librería sé que el mejor día de mi vida está a punto de comenzar.

 

—Damas y caballeros con ustedes desde Francia ¡Jean Pierre-Cortot!

 

Sale por fin con su filipina blanca y un pantalón de lino almendra Jean Pierre-Cortot saludaba agitando ambas manos, con el cabello gris peinado hacia atrás y los lentes de armazón redondo color café. Aprieto fuertemente el brazo de Nick intentado contener toda la emoción que sentía mientras él allá arriba en el pequeño escenario se sentaba en su silla destinada, esperando por las preguntas de la prensa.

 

—Señor Pierre-Cortot ¿qué ha sido lo que lo ha inspirado a escribir este libro?

—Bueno pues...

—Debería hacer una receta buenísima para mejorar aún más los macarrones. —Susurra Nick.

—Cállate, Hyland.

—¿Qué? Eso es lo que le voy a decir.

 

La entrevista sigue con su curso, habla de sus técnicas de cocina, él tiene un estilo que se caracteriza por utilizar métodos de cocción avanzados, habló de la influencia que tienen en él los que fueron sus maestros como Michel Gérard o Gaston Lenôtre. Pierre-Cortot se levanta de su silla y comienza a caminar con el micrófono en la mano, conversando aún con la prensa.

 

—Para mí el chef moderno debe conocer las bases de la cocina, tener curiosidad, viajar, comer y digerir todas las influencias recibidas para proponer, posteriormente, una cocina personal. Es lo que trato de transmitir con mis libros.

 

Con eso finaliza la entrevista entre aplausos y fotografías para los medios y para varias revistas gastronómicas. Después el personal de Barnes & Noble rápidamente acomodó la  mesa de madera en donde él estaría firmando los libros. Nicholas y yo nos formamos, yo delante de él, sosteniendo nuestro respectivo ticket de turno, saco ambos libros, el que me regaló él y el que yo había mandado pedir. Le entrego el segundo.

 

—¿Qué?

—Quiero ambos libros firmados. —Le sonrío tiernamente mientras me sostengo de su cazadora—. ¡Por favor!

 

[…]

 

Esperamos alrededor de cuarenta minutos formados, los nervios me consumían entre más avanzábamos y cuando por fin estábamos a una persona de pasar, las manos y piernas me temblaban, sentía que haría algo ridículo. De algo estaba segura, nada iba a ocurrir de acuerdo a lo que planeé anoche.

 

—Tranquila Elisse, recuerda que estoy aquí para grabarte mientras haces el mayor ridículo de tu vida.

—Vale gracias, eres el mejor.

—Lo sé, y también estoy aquí para burlarme.

—No es divertido. —Lo miro enojada—. En serio, estoy temblando.

—¿Sabes también por qué estoy aquí? Porque te quiero.

 

Avanzamos un poquito más, roza su mano contra la mía con la intención de tomarla.

 

—¡Muchas gracias señor Cortot! No sabe lo mucho que sus recetas me han ayudado —Le decía la señora que estaba a un frente de mí, una pelinegra de mediana edad que usaba un vestido amarillo ajustado—. La última vez su libro «Los exquisitos sabores de Francia» logró salvar una cena de aniversario.

 

Él termina de firmar el libro y la señora abandona el estrado. Ahora es mi turno, dejo lentamente el libro sobre la mesa y decido hablar.

 

—¡Es increíble estar aquí Sir. Pierre-Cortot! Usted no se imagina lo mucho que me ha servido de inspiración, soy estudiante de Gastronomía y...

—Tú eres la jovencita que estaba cantando hace un rato uno de los grandes éxitos de Lionel Richie, ¿verdad? —Interrumpe.

—Ehmm... Sí, era yo.

—Me recordaste épocas increíbles, cuando el amor de mi vida era una mujer y no la cocina, épocas en las que no tenía ni una sola arruga y era más delgado y por supuesto tenía más cabello. Me has hecho sonreír en cuanto escuché ese coro ¡en verdad!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.