De mí enamórate [1]

Capítulo 49

Los días para el final del semestre cada vez estaban más cercanos. Creo que aceptamos que el fin estaba cerca cuando ya estaban programados nuestros exámenes profesionales, como el de Sophia que ya estaba a la vuelta de la esquina. Nos reunimos en una cafetería cercana a mi hogar, quería que escuchara lo que la señorita Wallace escucharía en unos días.

 

—… Y entonces es así como aquellas materias primas que la naturaleza nos brinda llegan hasta la mesa de cada uno de los hogares del comensal... —Sophia movía las manos nerviosa—. ¿Elisse lo hice bien?

—Magnífico.

—¡Estoy tan nerviosa! Siento que algo saldrá mal mañana.

—Todo será increíble.

—De hecho, planeo usar el prendedor que me regalaste. Ya sabes, para tener suerte.

 

Hace dos años por su cumpleaños le regalé un prendedor de un globo de cocina junto a un La Toque Blanche, era bastante bello, estaba bañado en plata y por detrás tenía grabada la S de Sophia.

 

—¿En serio?

—¡En serio! Creo que hará lucir bien a mi filipina.

 

Sophia tomó su vaso y bebió un poco de su mocca.

 

—¿Ya hiciste tu equipaje?

—Estoy en eso. —Respondo—. He estado llevando un par de cosas a la casa de mis padres, planeo llevarme sólo lo elemental.

—Cansado, ¿cierto?

—Pero al mismo tiempo es emocionante. —Respondo, tomando mi té verde.

—Lo creo. Por cierto… —Sophia pone ambos codos sobre la mesa, recargando su barbilla sobre ambas manos—. Respecto a lo que me contaste de Rosalie, ¿encontraron algo?

 

Me negué con la cabeza, Michael no ha visto de nuevo a las chicas y que no supiera cómo se llamaban complicaba aún más todo.

 

—Aun así creo que Nicholas debería terminar ya con ella, creo que la evidencia más obvia la tiene en el gimnasio. Yo también creo que cogió con Dustin.

 

Me encogí de hombros, yo no podía tomar decisiones por Nicholas a pesar de que Mike y yo ya le hemos dicho lo que sabemos.

 

—Nicholas quiere terminar con ella en su cumpleaños. En su fiesta, frente a todos.

—¿En serio?

—Sabe lo mucho que le dolería la humillación social.

 

        

 

Pasé un rato más con Sophia en la cafetería y después regresé a mi edificio. Al llegar saludé a un par de vecinos que encontré en el vestíbulo y posteriormente subí hasta mi piso. Unos pasos antes de entrar a mi apartamento percibí un olor exquisito, abrí la puerta y me encaminé hacia la cocina, en donde Noah ya se había adueñado de todo, incluso vestía una filipina color naranja.

 

—¡Hola! No esperaba verte aquí.

—Quería hacerte una cena sorpresa, entré con tu llave de repuesto. Lechón bañado en salsa rosa y vino tinto, ¿te gusta el menú?

—Suena delicioso.

—Te dejé un regalito en la mesa.

 

Me encaminé hacia la mesa, Noah dejó ahí una pequeña caja que contenía un disco de Michael Bublé y una pequeña tarjeta en dónde escribió:

«Me haces sentir tan bien, me haces vivir en un nuevo mundo en el que sólo existes tú»

Sabía que aquella nota la escribió en referencia a una de las canciones de Bublé.

 

—Gracias por el disco. ¿Por qué no lo pones mientras yo preparo la mesa?

—Claro, aunque ese no es tú único regalo.

 

Toma el CD y lo pone en el reproductor, yo me dirigí hacia mi habitación cuando Noah me dijo que un regalo más estaba esperándome allí. Abrí la puerta y sobre mi cama me encontré con un lindo conjunto de lencería en color rojo, una nota más descansaba a un lado del sostén:

«Una vez me dijiste que el color rojo te hacía sentir sexy, ¿te gustaría ser sexy para mí?»

Me senté en la cama y tomé el sostén, siempre había adorado los bellos bordados con encaje y este en particular era bellísimo. Ahora entendía que la cena tenía una razón de ser, él quería pasar una noche romántica conmigo antes de dejar este lugar, por eso me ha cocinado y por eso ha gastado en lencería. Hice a un lado mis valijas, las metí dentro del armario que ya se encontraba casi vacío, comencé a desnudarme rápidamente y mientras lo hacía, no podía evitar pensar en Nicholas, en aquel momento que compartimos la cama aquella noche.

Intenté olvidarme de todo eso cuando me miré en el espejo vistiendo el conjunto de lencería que Noah escogió para mí. Me puse perfume en el cuello y en las muñecas, para después vestirme una vez más con la ropa con la que llegué a casa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.