No pude conciliar el sueño, no encontraba la posición adecuada para dormir y daba vueltas en la cama una y otra vez, pensando en lo que podría pasar mañana. Imaginaba cómo sería y que pasaría una vez que yo tuviera un pie sobre el estrado, en cada escenario que imaginaba todo era un desastre y tal vez fue eso lo que me puso mucho más nerviosa.
Me desperté antes de que sonara mi alarma y me dirigí hacia el baño. En la ducha practiqué que iba a decir y cómo iba a mover mis manos en caso de nerviosismo, pero sabía que aunque practicara ahora mil veces, apenas viera a todos ahí los nervios regresarían a mí. Cuando estuve envuelta en la bata azul de baño, busqué en mi armario el conjunto de ropa que pensaba usar para este día en particular.
Más tarde después de haberme vestido, me senté frente al espejo y cepillé mi cabello húmedo, posteriormente usé la secadora y comencé a manejarlo como Becca me enseñó para peinarlo en una trenza que cayera sobre mi hombro derecho. Además del peinado, me maquillé discretamente y rocié perfume en mi cuello, en las muñecas y otro poco encima de la filipina que usaría en un rato, misma que guardé con sumo cuidado en mi pequeña mochila.
Mis padres pasaron a recogerme antes del tiempo acordado para salir a desayunar en familia antes del gran momento. Miraba el reloj de vez en cuando, el tiempo parecía irse con mayor velocidad y mi nerviosismo estaba a todo lo que da, lo hacía notar por como tamborileaba mis dedos en la mesa antes de tocar los cubiertos.
—Hija, todo va a salir perfecto.
—Por allá viene Noah.
Estábamos ya dentro del pequeño auditorio, el escenario era exactamente el mismo que utilizó Sophia cuando fue su turno. Mi mamá se encargaba de acicalarme una y otra vez y mi papá captaba cualquier momento en su cámara, produciéndome más nervios de los que ya sentía. Ya vestía mi filipina, esperando que el panel de profesores que fungirían como sinodales estuviera completo para que decidieran comenzar, sus lugares aún permanecían vacíos pero ya tenían ahí una copia de mi tema y una botella de agua. Entonces miré a mí alrededor, algunos compañeros de carrera, entre ellos Sophia, ya ocupaban un asiento esperando ver cómo se desarrollaba todo el evento y mis amigos ya estaban ahí apoyándome.
Al frente, el estrado ya estaba esperando por mí. Para mi demostración, planeaba hacer una de las recetas de Pierre-Cortot del arte culinario mediterráneo.
—¿Lista? —Pregunta Noah.
—¿Me veo lista?
—Tranquila, todo va a salir perfecto, recuerda que hoy es tú día. —Me dice, pinchando mi nariz con el dedo índice—. Además te traje una sorpresa desde París.
—¿Qué?
—Prométeme que no vas abrir los ojos hasta que yo lo te diga.
—¡Lo prometo!
Me pongo ambas manos en los ojos, apretándolos para ni siquiera intentar abrirlos, así estoy por unos minutos.
—Elisse Wilkinson, dile hola a tu ídolo.
Me quito las manos del rostro y al abrir los ojos me encuentro directamente con aquella mirada detrás de las gafas redondas... ¡No me lo podía creer! ¡Noah había traído a Jean Pierre-Cortot! Miré a Noah esbozando una gran sonrisa y luchaba para contenerme y no lanzarme encima de Pierre-Cortot para abrazarlo, quien me sonríe esperando algo más de mi parte que esa mirada de sorpresa y la falta de palabras.
—Nos volvemos a encontrar. —Me dice Pierre-Cortot—. ¿Esta vez no vas a cantar viejos éxitos de Lionel Richie?
—¡No me lo puedo creer, Sir. Pierre-Cortot! ¡Es un honor tenerlo aquí!
—Estoy de visita en la ciudad por la inauguración de mi restaurante y Staton me ha pedido que acompañe a mi más grande fan en este día tan especial.
¿Acaso estaba soñando? ¿Jean Pierre-Cortot a punto de ser testigo de uno de los días más importantes de mi vida? ¡Esto tenía que ser un sueño!
—Noah, ¿me podrías indicar en dónde puedo sentarme?
—Por supuesto.
Acompañamos a Pierre-Cortot a sentarse en uno de los mejores lugares del auditorio, Nicholas no daba crédito a lo que estaba viendo y me lo hace saber con extrañas gesticulaciones.
—Vamos Elisse, esto está a punto de comenzar.
Noah me toma del hombro y me hace caminar hacia el estrado.
—¿Cómo conseguiste que viniera?
—Somos buenos amigos ¿por qué crees que me pidió que regrese a Le Champeaux? Además también le he pedido que te firme otra copia de su libro más reciente, para compensar la pérdida.
—Noah, estoy realmente sorprendida. Te llenaría de besos si pudiera en este mismo momento.