Noah se fue el miércoles por la noche a Ámsterdam después de cubrir sus horas en el restaurante y yo regresé al apartamento sola por primera vez, con una caja de macaroons que disfrutaría en soledad, hace tiempo que no tenía tiempo para mí. Fui a la habitación para quitarme los zapatos y ponerme cómoda, cuando me senté en la cama me percaté de que Noah dejó su reloj en la mesa de noche y decidí guardarlo en su cajón correspondiente.
Entonces algo más llama mi atención, una caja azul marino que se me hacía tan familiar, la tomé y la abrí para encontrarme con el prendedor que Noah utilizó cuando Dimitri visitó el restaurante, lo tomé y por pura curiosidad vi el reverso, confirmándome que tenía grabada una S... Y no era la S de Staton, si no la S de Sophia. Ese era el prendedor que perdió, Noah tenía aquel prendedor en la misma caja en la que lo entregué. Rosalie... Fue lo primero que se me vino a la mente.
—¡Elisse! Es tan bueno escucharte. —Sophia se alegró del otro lado de la línea—. ¿Cómo has estado?
—Muy bien, de maravilla, ¿qué hay de ti? ¿Rosalie sigue viviendo contigo?
—Para mí mala suerte, sí. ¿Por qué?
—¿Qué has sabido de Rosalie? —Cuestiono.
—Estás cumpliendo tus sueños, ¿y te preocupas por Rosalie?
—Tengo mis razones. ¿Qué sabes de ella?
—Anoche salió de viaje, me parece que se fue a Ámsterdam.
—¿Sabes en que hotel se está hospedando?
Sophia quería descubrir porque tenía tanta curiosidad por localizar a Rosalie, sin embargo, a pesar de que permanecí en silencio respecto a mis sospechas, ella accedió a darme el nombre de hotel en dónde se hospedaría. Al terminar aquella llamada telefónica, me dejé caer sobre la cama, intentando unir piezas que me comprobaran que Noah tenía una relación con ella, el prendedor y el encuentro en Ámsterdam eran parte de la evidencia.
Todo parecía ser tan obvio, ¿de qué otra forma pudo haber obtenido ese prendedor? Pero no quería creerlo, una parte de mi quería creer que aquel encuentro era pura casualidad, yo quería seguir creyendo en él.
Esa noche no pude dormir, me levanté temprano y después de meditar un buen rato, me dispuse a ir al hotel en dónde Rosalie pensaba quedarse. Tomé una de mis maletas y comencé a meter ropa rápidamente, busqué mi pasaporte y tomé dinero de aquella caja de ahorros que le pertenecía a Noah.
Me dirigí al aeropuerto y compré un pasaje para el siguiente vuelo a Ámsterdam. Una vez que estuve en el avión me puse a relacionar todo, puede que haya comenzado cuando hicimos el intercambio de parejas en Katana, ambos se encontraban demasiado molestos por la decisión de Nick y seguramente en venganza decidieron tener un acostón de una noche... O de varias. ¿Pero cómo no pude darme cuenta antes? Noah parecía ser demasiado indiferente con ella, ¿cómo pudo esconderme algo así?
[…]
—A esta dirección por favor.
Le entregué al taxista la dirección del hotel. Miré a través de la ventanilla aquel paisaje que Ámsterdam me estaba brindando pero no era capaz de apreciar sus calles como debería, porque mi mente se mantenía pensando en que pasaría una vez que estuviera en el hotel.
—¿Tiene reservación?
—Sí, a nombre de Noah Staton.
La recepcionista comienza a teclear en búsqueda de Noah Staton, me mira y entonces se niega con la cabeza.
—No tenemos a ningún Noah Staton registrado.
—Entonces seguramente la reservación está a nombre de Rosalie Benson.
Vuelve a teclear en la computadora, mirándome de una manera muy extraña.
—Sí hay una Rosalie Benson registrada pero las llaves ya fueron otorgadas, no puedo darle información sobre la habitación. Tendría que llamar a alguno de los huéspedes.
—¡No! ¡No lo hagas! —Le detengo antes de que tomara el teléfono—. Vengo desde París porque Noah Staton es mi prometido y tengo el presentimiento de que me está engañando con Rosalie Benson, por eso estoy aquí. ¡Ayúdame! Sé que está prohibido dar información sobre los huéspedes pero… Creo que me están engañando, no lo creo, más bien mi prometido me está engañando con ella y vine hasta acá para comprobarlo.
La chica pelinegra me miró con compasión, dejó escapar un suspiro y echó un vistazo de nuevo la pantalla.