Hace poco me di cuenta de algo: muchas personas se molestaban cuando yo decía "no" a lo que me pedían. Esto sucedía con muchísima gente, salvo un grupo muy reducido de personas que, cuando yo decía "no", lo entendían y no insistían.
Noté que muchas de esas personas que se ofendían al recibir una negativa solo buscaban obtener favores de mí. No es que no quiera ayudar, pero muchas de esas personas contribuyeron a destrozar mi vida. Fue difícil comprender que estaba haciendo mal al intentar ser bueno con quienes no merecían mi bondad.
Sí, lo sé. Se dice que hay que "hacer el bien sin mirar a quién". Pero mi rencor es tan grande que siento que quienes me hirieron con comentarios crueles no merecen que sea bueno con ellos. Y, la verdad, no sé si el odio y el rencor me están consumiendo, porque últimamente siento que mis pensamientos giran en torno a esto. Hablo siempre de lo mismo: odio, rencor y el rechazo a ser amable con quienes no lo merecen.
Sé que puedo sonar repetitivo o incluso crudo, pero dime tú, ¿cuánto debo soportar? Ya aguanté humillaciones, comentarios que me llamaban inservible, vago y sin futuro. Escuché a personas decir que mi carrera era una basura, que estudiaba algo inútil. Incluso me tacharon de homosexual, sin saber lo difícil que fue mi niñez y callar que casi fui abusado sexualmente por mi padrasto, mi adolescencia callando que casi me consume el vicio y que decidí morir y lo poco que llevo de vida como adulto comprendiendo lo que tuve que pasar par hoy ser quien soy.
A esas personas les digo: ¡basta! Estoy harto de ser el que siempre dice "sí". Estoy cansado de ser ese que nunca se defendió, el que aceptaba lo que fuera sin rechistar. Pero ya no más. Entendí que muy pocas personas merecen que les diga "sí".
No voy a permitir más que esos comentarios tóxicos afecten mi vida. Si a alguien le molesta que ya no les diga "sí" como antes, me importa un carajo. Estoy agotado de gente que desprecia mis esfuerzos, que critica mi carrera, mi apariencia o mi vida. Y no me importa si su decencia es solo un disfraz; yo sé lo que valgo, y no voy a gastar mi energía en complacerlos.
Antes, estaba tan condicionado que ni siquiera escuchaba lo que decían; simplemente decía "sí". Y ellos, acostumbrados a esa respuesta automática, siempre esperaban lo mismo. Pero se acabó. Hoy he decidido que solo diré "sí" a quienes realmente lo merecen.
Si alguno de ustedes se siente ofendido por esto, lo lamento si no lo merecías, pero si sí lo merecías, espero de corazón que tu vida siga siendo un desastre. Porque yo ya no voy a cargar con el peso de tu estupidez ni de tus comentarios destructivos.
Y para aquellos que siguen juzgando: cuélguense de mis huevos si quieren, pero yo seguiré adelante, esforzándome y buscando mi propio camino.