En algún momento fuimos muy buenos, y a causa de eso fuimos reprimidos. Pero siempre llega el momento en el que nos cansamos y nos corrompemos.
Solo queríamos ser grandes y mostrar nuestro potencial, ¿y qué hicieron? Nos reprimieron.
Pero hoy es un nuevo día, un nuevo comienzo. Hoy el odio reina, y ya no nos quedaremos callados. Mostraremos por qué fuimos reprimidos y callaremos a quienes no escucharon en el momento adecuado.
A quienes se creyeron mejores que nosotros, a quienes usaron nuestras mismas palabras y sí fueron escuchados. Hoy demostraremos que somos mejores que todos ustedes, porque, a pesar de ser buenos, siempre hay un momento en el que la oscuridad nos consume, y esa misma oscuridad será su perdición.
Me partí la espalda para ser mejor. Pasé noches de insomnio para comprender lo que leía, noches de insomnio para saber cómo expresar con coherencia lo que escribo. Días enteros en los que dejé que las críticas cayeran sobre mí, pero también días enteros preparándome para mostrarles quién soy en realidad.
Ya no quiero morir. Ya no quiero morir, ya no más. Solo quiero esforzarme más y más, mostrar todo el potencial que he adquirido tras semanas, meses y años de entrenamiento físico y mental, para darlo todo sin importar el entorno, sin importar el rival, sin importar cuán grande sea.
Hoy el odio reina por los reprimidos, por aquellos que, como yo, se esforzaron por sobresalir y fueron ignorados, por aquellos a quienes nunca tomaron en cuenta. Hoy el odio reina por quienes siempre lo dan todo, quienes dejan el corazón en lo que aman y, aun así, nunca es suficiente para quienes controlan el entorno donde estamos.
No es necesario agradarle a los grandes del entorno, no es necesario agradarle a quienes controlan todo. Pero es difícil aceptar que nos esforzamos tanto solo para ser reemplazados por tontos que no son constantes en lo que nosotros amamos.
Así que tuvimos que romper las reglas para ser notados. Tuvimos que hacer lo contrario de lo que estaba escrito para poder ser escuchados. Tuvimos que dejarnos consumir por el odio y la oscuridad para sobresalir, aunque fuera solo por un segundo. Tuvimos que dejarnos consumir por la negatividad para ser mejores que nuestros rivales.
Hoy el odio reina. Hoy alzamos la voz por todos los reprimidos que han dejado lo que aman por no ser notados. Hoy gritamos “¡basta!” con toda la rabia del mundo por no ser tomados en cuenta, incluso cuando el esfuerzo ha sido constante. Hoy ya no seremos reprimidos. Hoy el odio reina y la oscuridad nos consume.