De mi Muerte.

Tristeza de la ciudad.

8:00 PM en la ciudad. Yo caminando por sus calles, recordando los momentos felices cuando estaba contigo. Recordando cuando caminábamos agarrados de la mano mientras planeábamos un futuro que, después de decir adiós, se desvaneció como el humo del cigarrillo que fumaba mientras te recordaba, sentado en mi tumba, viendo caer el atardecer, tan hermoso como cuando me dijiste "te amo".

La verdad es que, después de ti, nunca nadie logró hacerme tan feliz como lo hacías tú. Nadie tiene tu luz, pero tampoco nadie tiene las mentiras que me diste después de que averigüé la verdad por mi cuenta.

Confié en ti plenamente y te di mi corazón. Fingiste que me amabas y me dejaste caer, aun cuando yo no podía seguir vivo. Aun cuando te dije que ya no quería estar más aquí. Te culpé por mi dolor, pero es que no somos iguales. Yo te di todo de mí, aun cuando no tenía nada, y aun así me traicionaste cuando más confié en ti. Me dijiste que confiabas en mí, pero creíste historias falsas sobre mí.

La calle perdió el brillo que tenía, porque eras tú quien iluminaba mi camino. Sé que para muchos es incoherente o contradictorio lo que digo, pero ¿cómo puedo explicar que la persona en quien más confié, a quien le entregué mi alma, quien decía amarme, al final solo tenía mentiras en sus palabras? Dijiste que fui yo quien anduvo con otra, cuando en realidad yo te amaba y quería mejorar para darte lo que soñábamos, aunque sentía que me perdía en el intento.

Ya no me gusta recorrer los lugares por donde pasábamos de la mano, porque siento una gran nostalgia al recordar que ahora es otra quien te besa y otro quien toma tu mano para caminar. Y no te puedo reprochar nada, porque yo nunca fui lo que quisiste. Me llamaste mentiroso, pero ni siquiera me conociste.

Ahora que estás feliz, yo trato de estarlo, aun cuando usaste las canciones que te dediqué con todo el amor del mundo. Se me hace un nudo en la garganta al saber que nunca fueron especiales para ti, aun cuando sabías que amo la música y que jamás dedicaría una canción a alguien que no lo mereciera. Pensé que valorarías ese detalle, pero ahí es donde se reflejó la realidad de tus palabras. Me prometiste que nunca las usarías si tú y yo no terminábamos juntos, pero al final lo hiciste. Y yo, echándome la culpa de todo, aun cuando no era el único responsable.

Creo que lo que más faltaron fueron palabras, porque las acciones siempre estuvieron presentes. Aun cuando estaba mal, te traté de la forma en la que siempre quisiste, y aun así me dejaste caer. Nunca entendiste lo que realmente me pasaba.

La ciudad se pintó de tristeza cuando ya no estabas a mi lado. Se oscureció, y fue ahí donde nació la tristeza de la ciudad, en el lugar donde ya no pudimos más. Sí, de ahí nació la tristeza de la ciudad, al saber que nunca pudimos amarnos de verdad y que nuestras vidas estaban inundadas de falacias.

De ahí fue donde nació la tristeza de la ciudad.

Pero ya conocimos la tristeza de esos días, cuando todo está gris aun cuando caminamos bajo el sol. Ya conocimos la tristeza de esos días, cuando todo está gris aun bajo el cielo nublado. Ya conocimos la tristeza de esos días, cuando todo es gris aun cuando llueve, aun cuando la luna ilumina todo el barrio, aun cuando el cielo está lleno de estrellas.

Así que, tristeza de la ciudad, ya no regreses más.



#934 en Joven Adulto
#3623 en Otros
#207 en No ficción

En el texto hay: entre la vida y la muerte

Editado: 21.01.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.