De Nuevo Tú

Capítulo 7

Un trimestre paso desde que Derek y Nora se marcharon de la ciudad, y tal como Lucio Salvatierra prometió en todo lugar se negaban a dar trabajo a Derek. Lo había tachado de un hombre desleal y deshonesto. Nadie le daba trabajo y sus ahorros se estaban acabando.

Sentado en la mesa Nora le sirvió el desayuno –hay que irnos otra vez –dijo desanimado Derek.

–Tampoco he tenido suerte. Ese… –se detuvo de completar la frase, tomando asiento.

–Siento que tengas que pasar por todo esto –hablo Derek.

–Hey… –le tomo la mano –no importa sí. Estamos juntos y mientras estemos juntos saldremos adelante.

–¿Dónde Nora? –se levantó de la mesa –A cualquier lugar que vayamos, nos niegan la entrada. Ese es un desgraciado –dio un golpe contra la pared –perdóname.

Nora lo abrazo –saldremos adelante, solo te Fe.

Correspondió al abrazo –no sé qué haría sin ti Nora.

Tomaron las pocas cosas que tenían, saliendo de su pequeño cuarto de arriendo marchándose en busca de algún sitio donde nadie los conozca. Donde pueden iniciar una nueva vida, sin que Lucio Salvatierra interviniera en sus vidas. Se alejaron de nuevo, era la quinta ciudad que abandonaban desde que partieron. Se detuvieron en una estación de servicio.

–Voy al baño –dijo Nora.

–Llenare el tanque –respondió Derek llenando el tanque de combustible.

Mientras llenaba el tanque, pensaba en cómo iba a salir adelante quería darle todo lo que Nora se merecía, pero como estaban las cosas no podía hacer nada. La miro salir de los servicios higiénicos ingresando a la tiendan, se veía tan bella y nuevamente por su mente paso abandonarla para que pueda volver a tener su vida ya que con él solo tendría lo que tenía durante su cuarto de año juntos desde que se marcharon.

–En que piensas –Nora llego y él reacciono de sus pensamientos.

–Nada. Solo…

–Estabas pensando otra vez en eso –Derek bajo la mirada.

–Solo pensaba en tu bienestar –dijo cohibido.

–Yo estoy bien si estás conmigo. ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?

–¿Y qué hago? No puedo darte nada de lo que te mereces. Te he arrastrado conmigo de un lado a otro sin rumbo –argumento él.

–Sabes que esto no es tu culpa. Sino de ese viejo desgraciado, no solo te ha arruinado a ti también a mí. Tampoco me contratan. Porque ese… –se irrito –bastardo me calumnio, de la peor manera.

–Es mi culpa –se culpó Derek.

–No, no lo es –corrigió ella.

–Abre los ojos Nora –elevo la voz –todo esto…

–Es su culpa –corto ella –es su culpa por ser alguien ridículo, que no entiende cuando alguien le dice que no. –acuno su rostro –No es tu culpa Derek. Tu solo defendiste nuestro amor nada más –deposito un suave beso en sus labios y lo abrazo.

–Perdóname amor. Solo que… ya no puedo más.

–Pues apóyate en mí. Yo seré tu soporte, para que puedas sostenerte. No pienso dejar sin importar nada –dijo ella con dulzura.

Compartieron un momento tierno y el abrió los ojos –creo que se dónde podemos tener una vida pacifica –comento Derek.

–¿Dónde? –pregunto ella.

–El campo. Vayamos a un pueblo pequeño en el campo. Ahí tendremos paz –dijo Derek.

–Cualquier lugar contigo es bueno para mí –contesto ella –en marcha.

Nuevamente se pusieron en marcha, recorrieron cientos de kilómetros en busca de un lugar secreto y seguro para ellos donde la influencia de Lucio Salvatierra no llegara. Aunque eso era imposible todo el país lo conocía, talvez la única forma de tener paz era saliendo del país.

La noche caía al igual que una pequeña tormenta empezaba a empaparlos, cubriéndolos por completo al aumentar la lluvia. El fuerte viento también les iba en contra, de seguir así terminarían enfermándose y con el poco dinero que tenía no les alcanzaría para las medicinas.

–Pasemos la noche ahí –dijo Nora señalando un letrero de una villa.

Derek asintió y doblo ingresando por el camino de tierra, siguiendo las direcciones llegando a una pequeña villa vacacional. Parecía algo abandonada a pesar de ser acogedora, no parecía tener muchos clientes. Entraron.

–Buenas noches –dijo Derek.

–Hay alguien –hablo Nora.

No tuvieron respuesta. Creían que el lugar estaba completamente abandonado.

–Parece un sitio fantasma –comento Derek –hay alguien aquí. Talvez no causemos problemas, si nos quedamos la noche aquí.

–Si. También lo creo –dijo Nora.

Se acomodaron en una esquina, sacando una manta para abrigarse. Iba a cambiarse de ropa cuando unos pasos se aproximaron y una voz los detuvo.

–Buenas noches –llego un hombre mayor de unos cincuenta o sesenta años al lado de una mujer que parecía tener la misma edad sujetando un candelabro que iluminaba la estancia.

–¡Ahg…! Buenas noches –Derek se puso nervioso.




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