De Nuevo Tú

Capítulo 14

De regreso a casa después de revisar una y otra vez esos informes, con respecto a la asociación con su pueblo para que el turismo se reactivara todavía más lo dejo agotada. Conducía por las calles de la ciudad donde conoció al amor de su vida y la calle por la cual transitaba, era por la que siempre circulaba junto a Nora. Fue aquí donde le enseño a manejar la moto.

 Estar ahí le dolía en el pecho. Estar ahí y sin ella a su lado era como una estaca clavándose, poco a poco en su cuerpo. La extrañaba, quería sentirla a su lado. Que este con él, con sus hijas, con José Miguel y Gaby quienes la consideraban como una hija y que partiera de esa forma les dolió mucho.

Llego a casa dejando estacionado el auto ingreso dentro, esquivando el primer ataque de su hija Sofía y el segundo de Eva que le lanzaron los cojines de los muebles.

–Niñas les he dicho que los cojines, no. –dijo Derek. Ellas hicieron puchero. Se inclinó –humk… vengan denle un abrazo a papá.

Las gemelas corrieron y lo abrazaron –buenas noches papi. Bienvenido a casa –dijeron juntas depositando un beso en sus mejillas.

–Hola mis princesas. –las abrazo –están perdiendo su creatividad –llevo su brazo tras su espalda sacando un pedazo de papel que decía. Soy un tonto. Más pucheros de ellas.

–Veo que ya estas, alerta –el señor José Miguel apareció en la puerta.

–Ya se me sus trucos –dijo levantándose.

–Y tardaste mucho –la señora Gaby salió con una charola con galletas –vengan niñas tomen unas.

–Gracias abuelita –dijeron ambas acercándose tomando unas galletas. Entrando de nuevo a la cocina las tres juntas.

–¿Y? ¿Cómo fue? –pregunto el señor José Miguel.

–¡Que digo! Mi compañera de trabajo, es la que jamás pensé. Debe ser una broma, un chiste de mal gusto –se quejó Derek tomando asiento.

El señor José Miguel tomo asiento –tendrás que soportarlo –además solo serán unos meses y volveremos tranquilamente a casa.

–No sabes cómo deseo que ese día llegue pronto –hablo Derek.

 Estaba claro no le agradaba estar ahí en la ciudad, mucho menos tenerla a ella de compañera de trabajo.

–Abuelito, papi. A comer –llamo Eva desde la cocina.

–Vamos y quita esa cara de amargado. No arruines mi cena –dijo el señor José Miguel.

–¡¿Amargado?! –exhalo levantándose, yendo hacia el comedor.

En su habitación Ana estaba que ardía con el fuego del odio, recorriendo su cuerpo. Odiaba la situación. Odiaba tenerlo cerca. Odiaba que fuera su compañero de trabajo. Quería que pagara por la muerte de Luis, pero no podía hacer nada. nunca encontraron nada encontraba de Derek y acusarlo sin pruebas no era la opción.

–Tiene que pagar. Pagará por tu muerte Luis. Lo prometo –se dijo a si misma recostándose en su cama para dormir.

En la mañana se levantó temprano, poniéndose en contacto con unos guardias que era de confianza de su padre. Los convenció de realizar un trabajo especial para ella, lo cual aceptaron sin dudar al tenerle confianza a ella. Fueron juntos hasta la alcaldía llegando a un punto apartado donde interceptaron el auto de Derek. Los cuatro sujetos bajaron del auto y del mismo modo Derek que les reclamo, por su acción.

Aquellos cuatro sujetos atacaron a Derek y este se defendió bien, pero al ser cuatro agresores no pudo con ellos dejándolo fuera de combate subiéndolo al coche. Ana sonreía por lo sucedido emprendió marcha hasta la playa, llevándolo al muelle. Donde Derek empezó a reaccionar y rápido conecto un fuerte codazo al que lo sostenía, pero como seguía aturdido no pudo reaccionar rápido a la descarga del paralizador.

–Ahg… –cayo tendido sobre el suelo del muelle.

–Es fuerte –dijo uno de los guardias.

–¿Despertara? –pregunto Ana.

–Dentro de una o dos horas –dijo otro de los guardias.

–Bien súbanlo a la lancha –ordeno Ana.

Subieron y condujeron hasta una isla desierta, rara vez los pescadores se detenían ahí. Así que nadie lo encontraría por un largo tiempo, tiempo suficiente para que pidiera perdón por la muerte de Luis. Al llegar a la isla, lo bajaron dejándolo en la playa. Le quito el celular para que no pudiera comunicarse. Subieron a la lancha dejando abandonado a Derek se retiraron de la isla.

Alejados a unos metros siendo interceptados por unos sujetos que asesinaron a dos de los guardias de Ana, ordenándole permanecer inmóvil a lo que ella sin pensarlo dos veces se lanzó al mar nado profundo bajo la lancha evitando así los disparos.

–¡Ahg…! –Derek se movió quedando boca arriba sobre la arena.

Sintiendo todavía esa descarga del paralizador, llevo su mano sobre el lugar del impacto y a penas lo toco le dolió el cuerpo entero. Miro alrededor encontrándose con la vegetación espesa y cientos de metros de agua.

–¿Dónde estoy? –se levantó –¿esos tipos? ¿A dónde me trajeron sujetos? –escucho unos disparos provenientes del mar agachándose. A pesar de no ver nada y que ningún disparo llego hasta él se mantuvo en la arena. Los disparos cesaron. –¿Qué pasa aquí?




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