De Nuevo Tú

Capítulo 15

Sus miradas seguían conecta hasta que de un movimiento rápido Ana suéltame –empujo fuerte a Derek –no te atrevas a tocarme –dijo con enojo.

Derek la miro despectivamente. No lo hice por tocarla, sino para que no los descubrieran. Furioso por su comportamiento infantil se levantó y camino hacia el lado contrario de la isla internándose en el monte, por lo menos ahí tendría un mejor camuflaje.

–¿A dónde vas? –dijo Ana alcanzándolo.

–Lejos de ti –contesto. –A la que buscan es a ti por lo que escuche. Si te encuentran soy libre. Buena suerte –siguió caminando.

–Espera ¡por favor! –le cortó el paso colocándose frente a él –No me dejes.

–Tú me dejaste solo. Por… –se detuvo un instante al observar a uno de los perseguidores.

Se lanzó sobre Ana agachándose ocultándose tras unos matorrales –¿Qué haces? –dijo Ana.

–Silencio –hablo bajo Derek.

–La encontraste –apareció otro. Negó. –Debe estar cerca. Sigamos buscando. –se marcharon.

Derek resoplo, noto que de nuevo abrazaba a Ana liberándola de inmediato –bueno suer…

Ana lo tomo de la mano –ayúdame –dijo suplicando.

Derek regado asintió internándose en la selva, caminaron un largo trayecto buscando algún refugio para ocultarse.  Encontraron un árbol de mango maduro, Derek tomo algunos para comer deteniéndose.

–¿No hay noticias de Ana? –pregunto Subaro.

–Rastree el móvil de Ana. Y se perdió en este punto –enseño su portátil.

–¿El mar? ¿pero qué? –dijo confundido Subaro.

–No lo sé, pero su última señal es de aquí. Así que debe estar en esta isla –señalo la foto –es la más cerca de su posición.

–Sera mejor ir por ella. –dijo Subaro Jenny asintió.

Tomaron algunas cosas necesarias saliendo hacia el puerto, rumbo la isla a rescatar a Ana.

La señora Gaby fue a dejar a las niñas a la escuela. Mientras que el José Miguel fue a la estación a preguntar si tenía noticias sobre Derek. Ingreso dentro yendo directo con el encargado.

–Buenos días. Tienen noticias, de mi muchacho –hablo José Miguel.

El oficial encargado tomo la palabra –creemos que puede estar en una de las islas –respondió el oficial.

–¿Qué le hace pensar eso? –pregunto José Miguel.

–No logramos encontrar nada en el muelle, así que lo más probable es que lo hayan sacado a mar abierto.

–Iré también –dijo seguro.

–¿Crees qué es buena idea quedarnos aquí? –pregunto Ana.

–Estamos cubiertos. Les será más difícil encontrarnos. Resistiremos que llegue alguien por nosotros, seguro nuestra ausencia fue percibida –comento Derek.

–Gracias –dijo Ana –pero solo es una tregua. –Derek la miro seguía con esa necedad –¿Cuándo termine…?

–¿Cuándo termine? Te denunciare por privación de libertad y ponerme en esta situación –interrumpió Derek.

–Tú fuiste el responsable de la muerte de Luis –dijo Ana furiosa al borde del llanto.

–Escucha no sé qué te habrán dicho, pero yo no tuve nada que ver con él. Ni siquiera era de mi agrado y créeme que si estuviera vivo. Le partiría la cara –dijo directo Derek.

A lo que Ana no resistió más lanzándose sobre él cayendo de espaldas y ella sobre él golpeándolo. Culpándolo de todo. Por su culpa no era feliz. Por su culpa su sueño de tener una familia se marchó. El hombre que amaba ya no estaba.

–Todo es tu culpa –dijo Ana.

–Basta. Cálmate –dijo Derek deteniendo sus golpes.

–¡PUM…! –el disparo de un arma se escuchó deteniéndolos.

Se voltearon a ver encontrándose con dos los perseguidores –vaya finalmente te encontramos. Y parece que estas con alguien más. lástima por ti amigo –dijo uno de los perseguidores.

–Excelente. Buen trabajo tonta –dijo con sarcasmo Derek.

–Levántense. En marcha –continuo el perseguidor.

Ana estaba que temblaba por lo que obedeció, caminaron de regreso a la playa. Derek debía actuar rápido de lo contrario sería el fin.

–¿Quiénes son? ¿Por qué quieren matarla? –pregunto. Miro de reojo a Ana para que continuara.

–Cierto. No los conozco. No sé quiénes son. ¿Por qué quieren asesinarme? –dijo Ana con su tipo carácter.

–No desesperes. Pronto lo sabrás –dijo el perseguidor.

Derek se detuvo dándose la vuelta con las manos en alto –muchachos. Yo no tengo nada que ver aquí. Estoy aquí por un accidente… mejor dicho, por la locura de cierta persona –se corrigió.

–Tu mereces estar aquí –dijo Ana.

El acto estaba funcionando, si Ana logra sacarle de quicio a él también lo haría con ellos debía redoblar los tambores, apretar un poco más y tomar la oportunidad que iba a revelarse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.