Ana paso unos días malos, pensando en lo que había hecho, nunca fue su intención la de lastimar a esas pequeñas de la forma que lo hizo. Intentaba culpar a Derek por ocultar algo tan importante como lo era la partida de Nora, pero entendió que no tenía ninguna obligación de compartir eso con ella. Su convivencia durante el trabajo fue todavía más dura. Derek se mostraba incluso más frio y distante con ella.
–Señorita Ana, permiso –ingreso Marlene –estos son los informes recientes del proyecto.
–Gracias –dijo tomando los documentos. Marlene salió de la oficina, los reviso –eres bueno en lo que haces.
Cansada dejo los documentos saliendo y justo coincidió con Derek que la miro fríamente, siguiendo su camino sin decir palabra alguna. Camino detrás de él llegando hasta una cafetería, tomando asiento en la misma mesa. Guardaron silencio. Derek mantuvo la vista hacia ella, pero no la tomaba en cuenta hacia como si la silla estuviera vacía.
–Buenas tardes. ¿Qué desean servirse? –pregunto el camarero.
–Un chow mein de pollo y un jugo de mora –pidió Derek.
–¿Usted señorita?
–Un té con brownie –dijo Ana.
–Enseguida –salió la camarera.
El silencio volvió a presentarse, para no tener que mirarla Derek saco su celular mientras esperaba por su comida, pero tenerla cerca lo incomodaba. Tener que estar cerca de ella le parecía desagradable.
–Podrías dejar de ignorarme –Ana rompió el silencio –escucha no quise causar todo eso el otro día. No sabía lo de Nora. –La camarera llego con los pedidos sirviendo. Derek no preso importancia seguían como si no la hubiera escuchada, tomando el cubierto enrollando el tallarín con un pedazo de brócoli llevándoselo a la boca. –escucha –Derek lo volvió hacer y esto ya colmo a Ana extendiendo su mano deteniendo la mano de Derek –deja de ignorarme quieres. Escúchame. Lamento lo que sucedió. Lo siento mucho.
Derek la miro conectando su mirada con la de ella –ah… –fue lo único que salió de su boca.
Esto hizo enfurecer todavía más Ana que lo soltó. Bebió su taza de té y probo un bocado de su brownie, levantándose con ira –estoy perdiendo mi tiempo contigo.
–Creí que lo sabias –dijo Derek llevando otro bocado a su boca.
–Eres insoportable. Actúas como un niño chiquito –hablo Ana saliendo de la cafetería.
En eso se dio cuenta de algo. No era con Derek con quien debía disculparse, era un insensible. Si debía disculparse con alguien era con esas pequeñas sabía dónde encontrarlas. Antes de ir a verlas condujo hasta la oficina del hotel a terminar unos asuntos que requerían atención. Volvió a la carretera, pero antes paso por una floristería, comprando una flor de lirios y claveles, para las niñas condujo hasta la casa donde llamo de nuevo a la puerta saliendo a recibirla el señor José Miguel.
–Buenas tardes señorita –saludo.
–Buenas tardes. Siento llegar de esta forma, pero quisiera que me permita ver a las niñas –dijo Ana.
El señor José Miguel miro a Ana, le pareció sincera. Sonrió –claro, están adentro en la cocina con Gaby. Sígame. –Agradeció y camino detrás del señor José Miguel ocultando las flores –Niñas tienen visitas –llegaron a la cocina.
Ana miro a las gemelas ayudando a su abuela la señora Gaby en la cocina, habían heredado un gusto por la cocina como su madre. Las niñas bajaron de la mesa ocultándose detrás de la señora Gaby.
–Niñas que les he dicho cuando tenemos visitas –reprocho el señor José Miguel.
–Buenas tardes –dijeron ellas juntas.
Ana noto algo de miedo de ellas hacia ella –tengan les traje unas flores –extendió las flores y disculparme por lo que paso el otro día. Yo no lo sabía.
Las gemelas miraron las flores saliendo detrás de la señora Gaby se acercaron hasta Ana. –¿Qué tipo de flores son? –pregunto Eva.
–Son muy bonitas –dijo Sofía.
–Esta es un lirio y está un clavel –dijo Ana –les gusta.
–Si –dijeron ambas. Sofía tomo el lirio y Eva el clavel.
–Escuchen niñas. Siento mucho lo que paso ese día. No quise lastimarlas. Me perdonan –dijo Ana.
Ambas hermanas compartieron una mirada y sonrieron –está bien. porque nos gusta estas flores, pero –dijo Sofía.
La señora Gaby y el señor José Miguel sonrieron soltando una risita. Ana la noto –pero ¿qué? –pregunto.
–Nos ayudara a cocinar para nuestro papa –dijo Eva. Ana abrió los ojos.
–Eh… –no sabía que decir.
–Venga ayúdenos –continuo Eva y junto a su hermana la sujetaron de las manos.
Ana miro a las pequeñas y sus ojos brillando. Esto no era lo que ella espera, jamás pensó en ponerse a cocinar para Derek –está bien –dijo animando a las niñas.
–Bien –dijeron ambas niñas.
–Puede dejar el bolso ahí en la mesa –dijo Sofía.
–Me retiro al despacho –dijo el señor José Miguel riendo bajo.
–Está bien cariño –contesto la señora Gaby.
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Editado: 03.08.2023