Ana salía junto a su padre y la señora Carlota. Lucio estaba que echaba humo, su enojo estaba al tope por la vergüenza que acababa de recibir por parte de Derek no se esperaba esto. Llegaron en completo silencio hasta la casa donde se encontraron con Ana junto a Subaro en la sala y al ver los ánimos de todos.
–¿Qué sucedió? –pregunto.
–Señor, buenas tardes –saludo Subaro.
Lucio no respondió y ante eso intervino Ana –¿Por qué lo hiciste papá? Lo que hiciste es un crimen.
–Ana ¿de qué hablas? Te refieres... –dijo Jenny.
Asintió –las pruebas de las que me hablaste eran falsos. Eva y Sofí, no son nuestras hermanas. Todo su un invento de papá.
–¿Cómo pudiste papá? –cuestiono Jenny.
–Basta. No tienen derecho a criticar a su padre –intervino la señora Carlota.
–Señora lo que hizo el señor Lucio es un delito. Tuvo suerte de poder salir –hablo Subaro.
–Esas niñas hubiese sido mías. Si no fuera por ese desgraciado mal agradecido de Derek –dijo levantando la voz Lucio –pero esto no se quedará así, hare todo lo posible para que ellas dos estén conmigo para siempre –se retiró de la sala.
–¿Cómo piensas hacerlo papá? Con esto que acabas de hacer nunca tendrás esa posibilidad. Y por lo que acabo de ver ellas deben estar con su padre y abuelos –dijo Ana.
–La única abuela de ellas soy yo. No ellos. Son mis nietas y yo si voy a luchar con todo, para que estén junto a mí –dijo la señora Carlota.
–Me temo que no será posible señora –intervino Subaro –la acción de hoy y en referencia de que usted es la esposa del señor Lucio, no tendrá esa posibilidad. Estoy seguro que Derek presionara para tener a sus hijas.
–Eso nunca lo permitiré –dijo Lucio furioso. –Ellas son mías al igual que su madre. Mías –grito.
–Papá estas mal. ¡por favor!
–Suficiente –Lucio corto a Jenny –no pedí sus opiniones.
El ambiente tenso ninguna de las dos podía entender a su padre, estaba tan obsesionado con Nora que ahora quería tener a sus hijas junto a él. Ese hombre frente de ella no era su padre, no lo reconocía. Había mentido.
–Papá –dijo suave Ana –si mentiste sobre esto. Nos has mentido otras veces.
Su padre su quedo en silencio y sin decir nada se retiró junto a la señora Carlota dejando con una incógnita en ella.
…
Derek llegaba a casa junto a su familia y a penas entro sus hijas lo invadieron con preguntas.
–¿Papá por qué golpeaste a ese señor? –dijo Eva.
–Si. Siempre nos has dicho, que debemos respetar a los mayores –hablo Sofía.
Derek no sabía cómo responder a esas preguntas, lo que menos quería era que ellas aprendieran a odiar, a pesar de que Lucio se merecía ese golpe, al faltarle el respeto a la memoria de Nora. Ese golpe era poco para lo que se merecía por todo lo que les hizo pasar desde que se fueron aquella noche.
–Niñas yo… –no supo qué decir se quedó en silencio.
–¿Qué papá? Dinos –dijeron al unísono.
–Niñas vengan. Vamos a la cocina, que tal si preparamos un postre ultra delicioso –dijo la señora Gaby.
Ellas se quedaron en silencio –está bien –dijo Sofía.
–Podemos hacer un, mil hojas –dijo Eva.
–Claro que si –contesto la señora Gaby llevándose a las niñas.
–Quiero matarlo –dijo al fin Derek –esto… ¡Ahg! –gruño.
–Cálmate Derek, mira el lado bueno. Con esto tendrás a tus hijas en menos de lo que canta un gallo. La historia quedara en los archivos de la comisaria, además les pedí una copia como preventiva –hablo José Miguel.
–Fue una buena idea hacer eso, pero lo que me hierve la sangre fue que manchara la memoria de Nora. –dijo Derek caminando hasta la sala tomando asiento en uno de los muebles.
José Miguel lo siguió y desde el mueble dijo –no eras el único Derek. Yo también tenía esos deseos de golpear a ese hombre. Nora era como la hija que nunca pude tener. Compartir con ella esos años fue lo mejor de mi vida. Aún recuerdo cuando me pidió llamarme papá y a Gaby mamá, fue el momento más feliz de mi vida. Sino fuera porque te me adelantaste lo hubiera hecho yo mismo.
–Deseo irme de aquí y regresar a casa cuanto antes –dijo Derek. –quiero mi vida normal.
–Si. Eso es claro. Te echare una mano con tu trabajo, así podremos irnos lo más rápido posible –dijo José Miguel levantándose –bien. adelantemos ese proyecto. Te parece.
–Andando. Terminemos y volvamos a casa –dijo Derek. Entraron al despacho poniéndose a trabajar en el proyecto con la alcaldía, cumpliendo con el trato que habían firmado. Si dejaban todo planificado y los costes de lo que se invertiría mientras el proyecto avanzara, solo debían dejar todo planeado y que se ejecute de forma correcta. Además, Ana estaría encantada ya no tendría que compartir trabajo con él.
…
–¿A dónde van ustedes? –pregunto Ana al mirar a su hermana salir bien vestida junto a Subaro.
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Editado: 03.08.2023