De Nuevo Tú

Capítulo 38

El frio de la mañana invadía dentro la cabaña, la fogata que había hecho estaba apagada y el calor que sus cuerpos emitían se iban apagando incluso más al separarse. La sintió moverse despertando solo para verla de espaldas, como tomaba sus vestiduras vistiéndose, sin decir palabra alguna.

–Ana –dijo Derek.

Ella no le respondió saliendo de la cabaña y no volvió a ingresar por lo que Derek se apresuró a cambiarse saliendo también al frio de la mañana, solo para descubrir que estaba solo ahí ella se había marchado. Empezó a llamarla dos veces de manera fuerte, pero se calló pues había cometido un error terrible, esos gritos los iba a traer debía irse de ahí lo más rápido posible.

Observo las huellas que, debido a la humedad, de la mañana dejaron un rastro en qué dirección se había marchado Ana y lo siguió se inmediato. El frio de la mañana hacia su cuerpo temblar y su estómago empezaba a gruñir de hambre, siguió hasta que el rastro se perdió entre los arbustos. Derek no supo por dónde ir, debía encontrarla antes que ellos lo hicieran.

No sabía lo que hacía, prácticamente salió huyendo de él y ahora estaba vagando por medio del bosque sin rumbo, con su cuerpo temblando por frio. Pensando en que había hecho, para que todo le saliera de esta forma. ¿Cómo fue que todo termino así? Su padre termino siendo un asesino, un traficante, su novio la había engañado. No era lo que ella pensaba o por lo menos lo que hizo que pensara de él. Escucho los gritos de Derek llamándola.

Su padre le incentivo un odio sin motivo contra Derek, por algo que jamás hizo. Desde que llego lo trato mal, se burlaba de él, le hacía bromas en lo cual él solo podía quedarse callado y no decir nada por ser la hija del hombre que lo salvo de las calles. Nunca vio que era un gran ser humano, en el tiempo que estuvo trabajando en su casa, ni siquiera ahora.

Avanzando por el bosque con sus lágrimas recorriendo sus mejillas, llegando hasta el precipicio de una cascada de gran altura, acercándose al filo tomando asiento. Y lo único que podía hacer era sollozar. Todo lo había hecho mal, incluso lo de anoche lo tomo como un error. Algo que nunca debió pasar entre ellos. ¿Cómo pudo permitir? Que él fuera su primer hombre. Fue ella quien le dijo que continuara. Derek no fue tosco, la trato con gentileza. Cada beso, cada caricia, todo lo que Derek hizo fue con gentileza. Como si fuera a romper algo frágil.

–¿¡Que tonta!? –dijo ella –mira que dejarme llevar por él. Nunca debió pasar, él no me quiere. Y yo… –guardo silencio recogiendo sus piernas –será mi forma de pagar todo…

–Aquí estas –Derek llego junto a ella interrumpiendo sus palabras.

–¿Qué haces aquí? –pregunto ella nerviosa.

–¿Por qué te fuiste? Sabes que esta…

–Esto no tiene nada que ver contigo –interrumpió Ana –este es un asunto familiar. De mi familia. Vete. Déjame sola. –Derek se acercó hasta a ella –¡que no me escuchaste! ¡Quiero que me dejes sola…!

Se quedó en silencio, sorprendida por el acto de Derek abrazándola, pegándola junto a su cuerpo. Su abrazo era cálido, no la presionaba con fuerza, aun así, sentía una gran fuerza rodeándola, como si fuera una fortaleza.

–Voy a protégete Ana –dijo con suavidad. Se separó un momento para mirarla –te voy a llevar de regreso.

–¿Por qué haces esto? Sí, es por lo…

–Es un capricho. Voy a protegerte –se acercó un poco a su rostro –porque eres mi capricho –dijo cerca de sus labios.

Sujeto fuerte la mano de Ana llevándosela. Ella solo se dejó guiar por Derek, sintiendo su gran mano entrelazado a la suya, era diferente a la de Luis esta era mucho más cálida. Y por alguna razón no podía soltar su mano, dejándose guiar por Derek, por medio del bosque yéndose calentando conforme el sol iba poniéndose en lo alto. Llegando hasta un pequeño afluente de agua manantial, hidratándose un poco y Derek llegando con algunas frutas que había encontrado.

–¿Por qué eres amable conmigo? –volvió a preguntar Ana. –¿Acaso no me oídas?

Derek guardo silencio dando un mordisco a su fruta –ya te le dije. Es un capricho.

Ana no se sentía conforme a esa respuesta. Derek tomo algo importante de ella, y no parecía importarle nada. No entendía cuando le decía, que era un capricho.

–¿Qué clase de capricho? –pregunto Ana.

Derek termino de comer su fruta –hay que seguir. Si seguimos este afluente llegaremos a un pueblo.

–No me moveré, hasta que me digas. ¿A qué te refieres con capricho? –dijo levantando la voz.

Se volvió a verla –te responderé cuando estemos a salvo. Vámonos.

Continúo caminando y Ana lo miro alejarse poco a poco y lo siguió a dos pasos de él y como lo dijo llegaron hasta un pequeño poblado en el cual se refugiaron, las personas fueron amables con ellos brindándoles algo de comida y pudieron ponerse en contacto con sus familias informándoles donde estaban. Ahora solo debían esperar a que lleguen por ellos.

–Es Derek –dijo José Miguel a la señora Gaby.

–En serio. ¿Dónde está? –pregunto con emoción.




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