De pequeños y grandes problemas

4

Capítulo cuatro: La belleza en lo abstracto y el, mierda, qué hermoso está el asfalto.

 

Luis:

 

Me acomodé mejor en dónde estaba con un leve tambaleo. Era muy sensible al alcohol, pero no creía estar borracho ni nada de eso, uy, que vergonzoso seria. Metí muchísimo aire en mis pulmones y luego lo solté admirando la vista.

 

—El asfaltado está realmente hermoso esta noche —solté con admiración grabada en la voz.

 

—Sí.

 

Estábamos los dos en la calle ahora, admirando el gélido paisaje que se nos presentaba afuera de la casa de Ivan; la calle abandonada y sin más sonido que el del altavoz que aún estando allí se escuchaba desde dentro. Lo más hermoso era el asfalto... Ah, el bello asfalto, no hay nada más hermoso que él... Espera, eso es una falacia. Lucas sí es más hermoso que él, claro que sí, Lucas es guapísimo.

 

Me giré hacia él dispuesto a admirar su graaaan belleza. Si, esos pantalones le quedaban realmente ajustados. Ah, qué feliz sería si pudiese verle los glúteos ahora con ese pantalón tan bonito puesto, eh. Con tremendo trozos de carne que se carga, hablando de carne hoy ni siquiera había comido casi nada de nuevo, en serio que era todo un descuidado, hace más de un mes quería organizarme mejor, mejorar mi dieta y alguno que otro ámbito de mi vida también. En definitiva últimamente había estado dando mucho más asco de lo normal... En fin, cosas que no haré. Hm... Hablando de eso, el asfaltado está hermoso hoy.

 

—Ya suelta mejor esa botella. Qué estás balbuceando y todo, bobo alcohólico.

 

Me ofendí.

 

—Dame el vodka... O lo que sea que sea eso, dámelo ya. ¡Te lo ordeno! —bramé. Aunque me di cuenta de que mi boca iba bastante mas lenta que mi cabeza, o quizás mi cabeza iba más lenta que mi boca. Quizás todo estaba más lento después de la segunda botella, qué asco, tenía un sabor asqueriso en la boca. Me dieron ganas de quitarme ese sabor con más bebida. Levanté mi puño al aire, queriendo imponer respeto y darle más énfasis a qué realmente quería más, pero él solo se rió. ¿Y ahora de que se ríe este puto?

 

—Solo te vez estúpido... O hasta tierno haciendo eso —explicó mientras reía un poco, tontamente.

 

—Eres un... Imbécil —le insulté, aunque realmente no me ofendió del todo, incluso me sentí enrojecer un poco por lo de "tierno". Ay, me dijo tierno, traigan los papeles para la boda.

 

—Tú eres una cosa adorable. Mi mejooor amigo —dijo, y mi corazón se hizo trizas. Y normal... Me había llamado adorable primero, y luego me dice mejor amigo ¿Pero a este que le pasa? Mis ojos se aguaron en ese instante y por eso me puse la capucha de mi sweater.

 

Modo drama: on.

 

Cuando se dio cuenta, se abalanzó sobre mi mí me abrazó.

 

—Está bien. No eres adorable, ya, ya... —quiso "consolarme".

 

Bien, que sepas qué me dolió pero no pienso ser parte  de todo este drama.
 


Qué dolor.

Pasa de página ya. Todos son iguales.

Tienes razón, hombres... Espera, ¿qué? Bah, no tiene importancia tampoco. En fin, volviendo a lo que estaba hablando... El asfalto, yes. Es que en serio ¡No estoy drogado ni nada! Pero esta noche se veía precioso, ahorita justo estaba garuando y parecía que brillaba incluso, hoy fue una noche realmente bonita. Esperaba que por la mañana no me olvidara de nada cuando deba ir a dormir, cosa que suele pasar cada que tomo, aunque sólo era una pequeña parte, hoy la había pasado realmente bien. ¿Por qué no guardarlo también? Agarré mi teléfono y rápidamente entré en cámara, era buenísima, justo hace unos meses había sido mi cumpleaños y me la había regalado papá, antes de que... Bueno, antes de todo. Ignorando mi decaimiento ante aquel último recuerdo, volví a mi cometido y quité unas cuantas fotos a el paisaje que teníamos enfrente, desde las nubes grises que apenas se notaban bien, hasta el asfaltado. Luego una dónde solo nuestros zapatos se veían al lado del suelo brillante y por último puse la cámara en frontal para quitar la última. Una de los dos.

—Doy asco —pronunció Lucas, sonriendo para la foto mientras me miraba.

—¿Crees que yo no? —pregunté a cambio. Él se encogió de hombros sin decir nada, pero haciendo una pequeña mueca, yo pasé mi brazo por sus hombros antes de darle a la pantalla y finalmente quitar la foto, aunque terminé haciendo otras tres más en la misma pose, por si acaso.

Se las mostré al final.

—Bien, la segunda es muy linda.

Eran casi iguales, pero tenía razón, el farol que estaba cerca de nosotros en esa foto había quedado excelente. Las demás fotos también me gustaron, así que las guarde y terminé por borrar las que no iban. Obviamente las publiqué.

«Creo que por esta noche estoy realmente feliz».

Confesé en mi nuevo post y luego la subí sin más. Rápidamente vi en el costado de la pantalla aparecer las notificaciones. Tenía apagado el sonido de ellas porque cuando estaba mal sentía que me podrían reventar la cabeza o algo así por aquel sonidillo, puede que tenga un problema. Bloqueé mi teléfono y de repente me sentí cansado, la verdad ya me estaba aburriendo allí.

—Lucas.

—¿Hm?

—Tengo sueño —conté y por un momento me sentí abochornado —¿Podría... Podría ir a tu casa? ¿Me llevas?

Se quedó un rato quiero, como pensando una respuesta.

—Vas a ser callado, ¿okay? Porque mamá está en casa y no quiero problemas —me pidió y asentí rápido mientras me apoyaba de su hombro para levantarme, casi hice que se caiga y yo me tambaleé de forma algo brusca, casi exagerada por el inicial mareo al levantarme de golpe. Rápido me acostumbré a ello y le agarré de la ropa antes de empezar a andar con pasos que lucían dudosos e inseguros. Joder, parece que me han drogado y todo. Hace rato que no salía, ni que bebía así. Se siente genial, aunque vacío.



#30798 en Novela romántica
#19520 en Otros
#3013 en Humor

En el texto hay: novelajuvenil, romance, lgbt

Editado: 17.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.