Los días y las tardes que pasaba junto a Lily en la biblioteca cada vez se me hacían más eternas, por más que quisiera su información no se quedaba en mí, cada día en la escuela era como una repetición en mí que decía que era una loca compulsiva compradora de vestidos y zapatos que no sabía ni un comino sobre la vida.
Lista para ir al colegio desayuné lo primero que tuve a la vista, corriendo hacia la parada del autobús, mi alarma mejor dicho el gallo de la colonia no cantó y ahora quedaba corta de tiempo, faltaban diez minutos para que la campana sonara y diera por iniciado otro día más de preparatoria pero hoy era diferente, sentía que todo en mí caminaba lento y por más rápido que quisiese no avanzara el tiempo, llegué hasta la pequeña parada y al no ver al grande camión amarillo recorrí de izquierda a derecha una y otra vez, sin respuesta, sonido o señal del transporte escolar, y a la lejos lo vi, la caja metálica que llevaba mi esperanza y entusiasmo huyendo de mí, no me quedó otra opción que caminar hacia la preparatoria, comencé a dar pasos largos y calmados, la escuela quedaba un poco lejos y mi paciencia se agotaba, simplemente hoy no era mi día de suerte y todo el universo estaba en contra de mí, los árboles y autos pasaban al lado mío, sin siquiera parar para ofrecerme un aventón, eso era muy descarado de su parte, una chica bien vestida e impuntual no debería de caminar hasta su escuela un jueves de mañana, me apresuré al ver la hora que marcaba mi celular, solamente faltaban dos minutos para que las clases comenzaran, apresuré el paso y cuando nada apodia ser peor, caí. Caí desde una banqueta, directo a la áspera calle, por consecuencia mi rodilla comenzó a sangrar pero no llegaría tarde a la escuela por un simple raspón, seguí caminando y cojeando tal cual película de zombies, sonreí aliviada al ver el escudo de mi colegio y las grandes instalaciones de él, caminé a paso firme hacia la entrada y logré pasar victoriosa a los pasillos, al parecer todos ya habían entrado a clase y yo era la única estudiante entre los casilleros, bufé y caminé hasta el mío, observé mi pierna y a través del pantalón, la sangre fluía y se desplazaba hacia abajo de una manera uniforme
-Señorita Willys, en esta escuela no permitimos que se salten las clases ¿Me podría dar una explicación? Hace siete minutos y cuarenta y cinco segundos que la clase comenzó
-Ah... Acabo de llegar, por lo que puede ver... Directora Villa, me caí al caminar hacia acá
-Solo vaya a la enfermería y después pase a mi oficina para darle un justificante de retardo- Y desapareció por el pasillo al girar a la derecha, caminé aun cojeando hacia la enfermería después de cerrar mi casillero sin siquiera sacar algo útil, llegué junto a la misma señora que el primer día que llegué me salvó la vida regalándome un par de bolsas para utilizarlas como zapatos.
-¿Otra vez güera?-Alcé mis hombros con indiferencia y pasé al interior del lugar sentándome en la cama con funda azul cielo.
-¿Me podría ayudar con eso?
-Wow, fue una gran caída, ¿Por qué no me cuentas como sucedió?
-Iba caminando sobre la banqueta de la calle principal y de repente mis piernas fallaron e hicieron que me desplomara al...-Un ardor se hizo presente en mi herida, cerré mis ojos con fuerza y tomé una calada de aire-Piso
-Eso pasa cuando eres una tonta
-¿Disculpe?- ¿Le había entendido mal?
-Cuando te distraes con todo, parece que además de ciega eres sorda
-Oiga, tengo sentimientos-Rió y me colocó una bandita auto adherible con pequeñas formas de dinosaurios en el- Gracias
-Cuando quieras, trata de no caerte tan seguido
-Lo intentaré
Y al poner un pie fuera de las cuatro paredes la campana sonó comenzando la segunda y primera clase para mí.
Me sentía un poco mal por haber hecho trampa en la clase de español pero necesitaba puntos extra y las clases de Lily no me ayudaban en nada, las siguientes clases fueron un poco más aburridas de lo habitual, las maestras solo parafraseaban sobre cualquier tema "relacionado", llegaba mi hora favorita del día, el receso.
Caminé hacia la mesa de siempre y no la vi, no vi a mi mejor y única amiga, caminé hacia la barra esperanzada de que estuviera haciendo fila para comer algo, pero nada, no estaba. Hice una mueca de inconformidad, tomé una bandeja e hice fila en la larga cola, avanzaba un poco rápido así que no me demoré mucho, la señora pelirroja dejó encima del plato un Sándwich y un jugo de naranja, un almuerzo muy casero, me senté y me concentré en la nada, pensando en lo malo que se sentía estar sola de nuevo. Sin duda no era algo que se extrañe.
Tan solo habían pasado unos días desde que conocí a Lily y no recordaba esta extraña sensación, miré a la mesa del centro en la cual los más inteligentes estaban sentados ahí, junto a sus atuendos formales y sus peinados perfectos, recordar mi antigua vida en la que todo era más fácil, resaltar y tener una vida mejor con solo ser la bonita de la clase para mí era más que perfecto y tan sencillo y vital como lo era respirar, volví a la realidad y decidí comenzar a comer, tenía un cierto sabor a sequedad y frío que no sabía tan bien dentro de mi estómago.