De popular a nerd.

Capítulo 10.

Y si, los siguientes dos días estuve castigada sin poder poner un pie fuera de esta casa, en cierto modo eso me agradaba un poco, estar sola en mi habitación en compañía de un café y mi novela era algo relajante, dejé a Eleanor y Park en la mesa de noche que tenía al lado de mi cama y miré el libro delgado y colorido que hace varios días no leía, lo miré posado en el mismo lugar, junto a mis libros de escuela, sentía que le salía una boca a la portada y me gritaba "Sigue Leyéndome", extendí mis piernas y bajé de la cama decidida a leer un poco más el libro que me "Ayuda" a tener más seguridad y confianza en mí misma. Mis papás aún no me creen e insisten en que la única manera de que deje de estar castigada es ir a un club de rehabilitación, es algo absurdo, soy adicta a las compras desde que tenía 14 años y nunca me mandaron a algún centro de atención o algo por el estilo.

Regresé a mi sitio y volví a envolverme como tal oruga dentro de su capullo entre las sábanas de la cama, el frío comenzaba a hacerse presente en Danville y cada vez más intenso, me coloqué en la página en la que estaba antes de dejarlo arrumbado en mi escritorio.

6- Ignora los comentarios de los demás: Este punto les servirá mucho psicológicamente y emocionalmente ya que tienes que tratar de no tomar en cuenta los comentarios negativos hacia ti, eso provocará que no progreses y tengas una baja autoestima.

Decidí poner en práctica el punto número seis y estaba a unos segundos de enfrentarme a mi peor pesadilla. Mis padres. Ellos pueden ser tiernos, compresivos e incluso graciosos pero cuando se enojan se transforman a tal grado de no reconocerles, salí de mi habitación y camine hacia la cocina de dónde provenía un olor casero algo dulce.

-¡Hija! Al fin saliste de ese agujero negro, me alegro que hayas decidido ir a las rehabilitaciones

-NO. Yo nunca te dije que iría a ese lugar

-Pero es por tu bien...

-¿Tú qué sabes mamá?- Me comenzaba a enojar un poco al recordad el día en el que me sentí más furiosa que nunca, hasta podía sentir que una bocanada de humo negro y espeso salían de mis oídos y mi cara se ponía colorada- ¿Alguna vez me preguntaste que era lo que yo quería?

-Sí, incluso cuando íbamos a comprar zapatos siempre pedí tu opinión

-No cambies de tema por favor. No puede ser que sin haber investigado den por hecho que me drogo

-¿Y qué hay de tus ojos rojos? ¿Y de tu repentino cambio de humor como el de ahora?

-Eso es porque leo hasta tarde y hago tareas tan largas como las mentiras que te creas en la cabeza

-No me hables así señorita

-No te hablaría así si no me hubieran castigado.... Mis cambios de humor son gracias a ustedes que me privan de mis derechos como persona, tengo derecho a ser escuchada

-¿Privar?, nunca habías dicho algo tan formal

-Pues ya ves, he cambiado y ya no soy la misma rubia tonta de Los Ángeles y te agradecería que me retiraras el castigo

-Lo hablaré con tu papá, todavía te quedan tres largos días hasta que se retiren los cargos contra ti

-No empieces con tus "Casos" de abogada, solo con ver Drop dead diva- Regresé a mi habitación y decidí volver a lo mío, solo quedaba esperar a que mi papá llegase para contarle sobre lo ocurrido y no quedar castigada hasta los 70 años.

 

Las horas pasaban y el mundo cada vez más se achicaba, comenzaban a darme ciertos ataques de claustrofobia estando sola aquí y en un lugar tan pequeño, me siento como cuando era niña y quedé atrapada en la secadora de la tía Tilda. Decidí ir a tomar aire fresco.

-Mamá saldré al patio- Salí por la puerta trasera y encontré lo que era una pequeña casa del árbol, no la había visto desde que nos mudamos, tal vez porque no salgo muy a menudo al patio trasero, trepé sobre las escaleras que estaban hechas con madera vieja y clavos encajados con la ayuda de un martillo en el gran tronco grueso del árbol, temiendo que una de la madera se soltara y tuviera un final más trágico que la película del Titanic subí lenta y delicadamente, llegué hasta las tres y media paredes de madera clara, pintada de una pared rosa y otra azul, imaginé que lo compartían unos hermanos, me adentré un poco más a ella.

Unas cuantas cajas con fotos y juguetes estaban ahí, me senté en el piso sin importarme si había polvo acumulado de varios años atrás, acerqué la pequeña caja a mí y con mis piernas cruzadas las coloqué por encima de ellas, las fotografías tomadas cerca de 1995, había una niña de unos seis o siete años junto a otro niño un poco más grande que ella en la playa, junto al mar, con unas sonrisas limpias y bonitas, la pequeña niña con falta de sus dientes creaba un hueco entre las encías haciendo que la foto diera ternura y espontaneidad, me adentré hacia la caja buscando por todos lados más pistas sobre la niña y el niño misterioso, esto pareciera que estaba intacto, todo alrededor tenía un orden estaba perfectamente acomodado, en la siguiente foto me encontré con la misma niña pero un poco más grande, a juzgar pos su cuerpo y rostro diría que tenía unos 14 años, sostenía un papel brillante que decía Reconocimiento por ser la excelente en todo momento a la Alumna Lindsay Carson.




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