Regresé de mi casa como una nueva persona, jamás me había relajado tanto hasta el punto de no sentir ni a mi cerebro, toda mi mente estaba en blanco y la única imagen que llegaba a aparecer era yo acostada y siendo masajeada, esto se tendría que repetir.
Llegamos hasta la casa nuevamente, papá aún seguía durmiendo.
Los días pasaban y el tiempo igual, el tiempo el que pasaba junto con Joe aumentaba conforme los segundos, minutos y horas, su presencia me era reconfortante y el tiempo junto a él pasaba tan rápido casi tanto como pasan las tarjetas de crédito por las terminales en el centro comercial, mi guardarropa se estaba usando al 100% tratando de “impresionar” a Joe con mi estilo. Supongo que eso no está funcionando.
Las tardes junto a Lily en la biblioteca se basaban en mí contándole a la mejor amiga del mundo sobre cualquier cosa excepto estudiar, supongo que porque ya pasó el concurso las aguas se han calmado un poco y se han ido con ellas la idea de seguir estudiando, las personas cada vez me hablaban más, pero cuando era una “cabeza hueca”- según ciertas personas- sólo me miraban de pies a cabeza y me juzgaban con conceptos y palabras que aún no comprendía del todo, sacaban sus nerds-insultos y me hacían sentir mal pero ahora, sólo cuando ahora hice que ganaran su “prestigioso y valioso” concurso intentan acercarse a mí, la mayoría con las preguntas: “¿Cómo lo hiciste?” “¿Cuántas horas estudiaste?” “¿Cómo es qué pasaste el examen?” “¿Cómo es que estás tan hermosa?”. Bueno, lo cierto es que inventé la última pregunta pero es obvio que al verme lo piensan al instante.
Papá y mamá por fin están orgullosos y muy impresionados con el primer trofeo de la familia por algún conocimiento académico. La mayoría de mi familia está tan centrada en la carrera del modelaje que no se dan el tiempo de estudiar a fondo lo que conllevan las matemáticas, la historia o la química y el arte, solamente se preocupan por lucir un buen maquillaje o un cutis perfecto ante todo. La familia Willys tan perfecta como siempre.
Me imaginé si mi familia no hubiera tenido el don de la belleza, si hubieran tenido más que un simple trasero bonito, si hubieran tenido alguna vez un reconocimiento en la ciencia, en la historia o los autores más reconocidos de las mejores novelas que superaran a William Shakespeare. Una historia más allá de Romeo y Julieta.
Me preparé para el siguiente día y para el siguiente, no sabía lo que pudiera pasar pero lo que sí sabía era que yo sería más que ellos.
Me paré de mi cama un segundo antes de que comenzara a sonar mi alarma, el gallo se había atrasado o yo había sido más astuta pero lo que en verdad me desesperaba era la necesidad de querer apagarlo y callarlo justo al momento en el que entraba por mis oídos.
Desayuné, me cambié y salí de camino a la escuela, un día común en un año común, en una ciudad común, con una vida común, caminé como cualquier persona lo haría un inicio de semana, calentando su cuerpo gracias al movimiento que te proporcionan tus pies al darte el lujo de poder caminar. Al llegar a la parada del autobús me di cuenta de que mi cuerpo necesitaba que caminase más, no sabía por qué pero lo haría. Seguí caminando en busca de la felicidad quizá, caminé como diva por tres calles más hasta que un carro se posó al lado mío.
-Buenos días señorita
-Joe
-¿Quiere una escolta hacia la escuela?
-Sería algo bueno pero no traigo conmigo el dinero para pagarle
-Sería gratis, un dos por uno
-Dos por uno-Susurré riendo para mí misma.
-Una cita y tiene escolta
-Me parece tentativa esa oferta
-No se diga más-Sonreí y subí al auto rojo, haciendo que una vez más su olor fresco se mezclara conmigo, cerré los ojos al inhalar fuertemente por la nariz para que todo entrara en mí.
-¿Cómo te fue?-Preguntó mientras el auto avanzaba lentamente por la calle Fields.
-¿Con qué?
-El masaje
-Ah… Estuvo buenísimo, uno de los mejores
-¿Mejor que el chico eh?
-Fuiste tú-Le apunté alargando la letra ”u”.
-No podía dejar que un chico te toqueteara sin piedad-Reí.
-¿Cómo es esa oferta del dos por uno?
-Es simple, te recojo en las mañanas y tú vas conmigo a una cita
-Lugar, día y hora
-Aún lo estoy planeando
-Tiene que ser bueno, no quiero arrepentirme
-No te arrepentirás- Dijo para estacionarse en el largo estacionamiento de la preparatoria en la que estábamos, bajé con cierta elegancia por mí misma aunque supiera que Joe venía en camino a abrirme la puerta. Caminamos juntos por primera vez hasta el interior de la escuela, una vez más las miradas se concentraron en mí, pero esta vez era diferente, no solo era en mí sino en nosotros, las miradas de sombro y confusión de cada estudiante era divertido, reía de cada gesto y movimiento de las personas.