Me desperté y no por el sonido del gallo sino con la canción de feliz cumpleaños proveniente de las gargantas de mis padres. Nunca había odiado mi cumpleaños. Hasta hoy.
-¿Quién tiene dieciocho?-Canturreó mamá.
-Tú cariño-Le dijo papá.
-Ay amor, yo sé que me veo de dieciocho pero no le robemos la atención a la bebé.-Dijo con un aire de rejuvenecimiento momentáneo.
-Ya no soy una bebé-Dije.
-Awwww-Exclamaron al mismo tiempo. Bufé y me paré de la cama al frente de mamá, la cual sostenía un pastel, más o menos mi favorito, no podía distinguir con su pésima apariencia.
-Hice pastel de fresas con crema. Tu favorito
-Gracias mamá-Balbuceé. Lo tomé y lo dejé encima de uno de mis muebles.-Si me disculpan, tengo que cambiarme para ir a la escuela
-Claro cariño-No había notado que papá todo el rato tenía sus manos detrás. Las colocó al frente y pude apreciar el logo de la mejor marca de ropa, perfumes, zapatos y terminales rápidas de todo el mundo. Tomé la gran bolsa y abracé a papá luego a mamá y una vez que salieron me dediqué a husmear ansiosa por el círculo de especie plástico.
Chillé de emoción al tomar entre mis manos el vestido más hermoso que mis bellos ojos han podido presenciar. Perlas de un color blanco, dorado y beige adornaban la parte del busto que llegaba justo a un par de centímetros de las copas. Lo alcé un poco más para admirarlo completo, tenía un estilo Ball Gown pero sin ser tan bombacho. Caía tan elegante y majestuosamente que lloré. Y llorando recordé a Joe, han pasado semanas y ni un solo mensaje, un e-mail o una paloma mensajera ha llegado a Danville, no sé si esté en contacto con su familia pero el no saber nada de él me deprime.
>>No dejaré que nada amargue mi día<<
Opté por ponerme el vestido que hace unas semanas compré en una tienda junto con Lily, lo usaría en la cita con Joe pero él no estaba y no aguardaría hasta que quien sabe cuándo regresara. Me coloqué unos zapatos negros con la punta en v y con un poco de maquillaje y perfume sentía que iba a alguna fiesta importante, me acostumbraba a la ropa más casual. Tengo que retomar lo extraordinario de mí.
Tomé las llaves que me dejó Joe y subí a su auto.
Al llegar a Monte Carlo todos me miraban, no cómo la primera o la sexta vez, esta vez era diferente, me miraban, sonreían y musitaban con sus labios sólo un “Felicidades”. Todos lo sabían, al pasar al lado de Montse solo rió falsamente y se dedicó a seguir su camino como todo el tiempo. Me costaba imaginar a alguien como ella junto a alguien como Joe, sé que también es poco imaginarme a mí junto a alguien como él. Creo que no soy tan loca como ella… Espero no serlo.
-Sapo verde eres tú-Llegó Lily cantando a todo pulmón junto a unos enormes globos dorados con blanco. Pensé en que combinarían a la perfección con mi nuevo vestido. Sonreí al ver a la loca caminar a paso tan de lado a lado que me era difícil calcular cuánto tiempo más se tardaría en llegar junto a mí. Después de un par de segundos llegó.
-¿Por qué soy un sapo?-Le pregunté después del largo abrazo.
-Porque mi familia que vive en México dicen que suena parecido a “Feliz cumpleaños” aquí-Dijo y me abrazó nuevamente, me tendió la mano con los listones que sostenían al globo y lo contemplé un momento, un largo momento.
-No debiste de haber comprado nada-Reí-Son muy caros aquí
-Nada para mí, cariño.
Las clases comenzaron y así en cada minuto que pasaba con un maestro diferente Lily se encargaba de que se enterara, incluso hasta el intendente de la preparatoria. Entre los cánticos desafinados de mis compañeros y las largas clases en mi cumpleaños no recibí nada. Nada de Joe.
Quizá lo aceptaron y no tendría por qué regresar, pero aunque dejara su auto aquí eso no lo garantizaba.
Me dediqué a comer, asentir y agradecer, me sentía muy feliz de que gente que ni en mi mundo la hacía se comenzara a acercar a mí como en los viejos tiempos, esta vez no podía ser tan grosera.
La campana nuevamente zumbó y al entrar al salón la maestra Collins estaba al lado de ella la directora Mara Villa. Todos se sentaron tan rápido como entraron, se acomodaron sus peinados, sus trajes y sus suéteres ligeramente planchados para demostrar un poco de imperfección.
-Buenos días alumnos-Prosiguió sin dejar que respondiéramos igual-Me es muy grato anunciarles que el baile de fin de cursos está por venir-Muchos bufaron y otros simplemente se quedaron callados sin ninguna expresión en su rostro.-El que asista a este gran y memorable evento tendrá puntos extras en las materias que más bajo rendimiento académico tengan, se les ayudará en todo lo posible para que tengan la calificación que merecen.
Dicho esto las voces no se hicieron esperar, instantáneamente miré hacia esa silla-vacía-sólo por unos segundos ya que el trasero de Nikol Spiegelman había aterrizado y contaminado la atmósfera.