De Princesa a Reina

+ = Sorpresa

— ¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Aldo, feliz cumpleaños a ti!

Terminamos de cantar la típica canción de feliz cumpleaños; todos dejaron de aplaudir y gritar, para empezar a tomarse fotos con el cumpleañero. Todo es risas y sonrisas en éste momento y estoy segura que nada puede intervenir esa alegría, mucho menos el clima que por ahora está asoleado y la brisa que pasa por nuestros rostros apenas es una caricia agradable que simpatizaba al clima.

Bella sostuvo a Aldo mientras Martin le apagaba la vela con la forma del número uno que se encuentra al frente de él; el bebé de apenas un año, se asombró al ver como aquella luz radiante se apagó en un instante en el momento que su padre la apaga con solo un soplido.

Aldo, mi sobrino e hijo de Martin y Bella, acaba de cumplir un añito de vida, la sorpresa de la llegada del primer bebé Leaky a la familia ha sido la mejor celebración y orgullo que nuestra familia ha gozado. El pequeño que fue engendrado cuatro meses después que Xavier se convirtiera rey, fue como una nueva chispa de vida que le dio sentido a la familia, y no solo eso, a mis padres les ha devuelto una nueva sonrisa de la cual no quitan cuando ven al pequeño Aldo sonreír y ser mimado con cualquier persona cuando le hacen gestos o juegos de sorpresa que terminan haciendo que el niño dejé salir una risa jocosa que pronto derrite el corazón de cualquier adulto.

Mientras Martin parte el pastel en trozos medianos y Bella pone los platos en frente de él para llenarlos del pastel; observó cómo Xavier toma en brazos a su sobrino, puedo ver cómo le habla de forma tierna que él niño termina por poner su atención en él.

Desde que Aldo llegó a nuestras vidas, ha sido el niño consentido de la familia, más porque se observa que Xavier lo adora a morir y como no enamorarse de esos ojitos color miel y esa cabellera rubia que heredó de su madre, está muy claro que Aldo tiene el físico de Bella pero como se ha visto últimamente en el niño, tiene el carácter dulce y extrovertido de su padre, ya que como nos cuenta Bella, el niño no parece ser huraño con las personas desconocidas, en vez de eso, siempre abre sus bracitos para que lo carguen y le presten su atención. Y está claro que el niño sabe jugárselas bien porque todos ponen su mirada en él y a la vez, todo adulto se enamora con su tierna mirada.

—Esté es tuyo Kiara. —Miro como mi primo me da un trozo de pastel.

Observó como el pan del pastel esta relleno de caramelo y a la vez del turrón celeste; algo en mi interior se despierta y por supuesto hace que mi boca pronto se llené de agua y no solo eso, mi estómago me delata al hacer un ruido de hambre.

—Oye… ¿crees que después puedo agarrar más?—Martin empieza a reír como si le hubiera contado un chiste.

—Claro que sí. Todo lo que quieras—me guiñó el ojo.

Sonreí y empecé a comer el pastel mientras me deleitaba por el dulce paladar que empieza a hormiguear en mi boca, dejé ir un suspiro de alegría que casi hizo que pronto fuera a la mesa de comida y volviera por un nuevo trozo de pastel aunque apenas le haya dado una mordida al primero que tengo aún en mano.

Sin esperármelo, con unas cinco mordidas me acabo el pastel, haciendo que pronto vuelva a la mesa y Bella también llega a reírse al ver mi rostro de niña inocente en querer comer más pastel; ella parte un pedazo y sin decirme una palabra, me lo da para luego comenzar a comer de nuevo; a este paso llegaré a estar gorda.

Últimamente he estado comiendo más de lo normal y aunque he declarado que siempre mi apetito ha sido como el de un hombre, esta vez no ha sido la excepción aunque yo misma me esté preguntando de donde viene tanto el alboroto por comer cualquier cosa que mi estómago me lo pida.

—He visto que has empezado a comer demasiado—llegó mi mamá.

—Es el hambre. Casi no disfruto de un buen pastel todos los días aunque pueda pedirlo. —Le aseguró a ella que todo está perfecto y normal.

— ¿Ah, sí?—sonrió mientras elevaba una ceja.

—No es mentira, mamá—su mirada decía otra cosa.

—Haz comido más de seis sándwiches, un litro de jugo, una enorme bolsa de dulces, un algodón de azúcar, un hot dog y ahora ya vas por el segundo trozo de pastel. ¿Eso lo encuentras normal?—encogí los hombros.

—No lo sé. Quizás si he exagerado pero bueno, no me importa engordar. —Lo vi con indiferencia mi asunto de salud.

—Hablo en serio, hija. Tú apetito esta fuera de lo normal en alguien como tú. —Mencionó mi mamá. — ¿No te has sentido últimamente cansada o con algún par de mareos o ganas de vomitar?—Achine los ojos.



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En el texto hay: principe, princesa, herederos

Editado: 21.04.2021

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