De Princesa a Reina

1 x 3 = 3

Seguí leyendo un libro mientras tomaba chocolate con leche y varias brisas frescas entraban por la sala, entre más llegaba la noche, cada vez el clima se vuelve frío y eso que apenas estamos a comienzos de septiembre, así que solo mire la ventana unos momentos antes de seguir con la lectura.

Por lo menos, la sala se encuentra en silencio y no me encuentro en esa situación de tener que ser vigilada por alguien; ya que últimamente Xavier ha querido que tenga a un guardia detrás de mí por si el parto se me adelanta pero como siempre me he sentido incomoda con esa idea, le amenacé para que no intentará darle órdenes a uno de sus guardias para que me vigilará y por lo menos llegué a convérselo, sino a estas horas estuviera enojada con él, además el parto no podía adelantarse aún.

Dejé la taza de chocolate con leche a un lado en el momento que empecé a sentir varias contracciones seguidas, por lo que le entendí al doctor Affleck, las contracciones se volverían cada vez más seguidas en mi último mes de embarazo y aunque las últimas veces creía que los bebés llegarían antes de lo predicho, ahora me mantengo relajada al saber que solo son otros movimientos que los tres pequeños hacen.

Y aunque me había mentalizado eso en mi cabeza, pronto sentí un fuerte dolor en la espalda que hizo que me levantará y tuviera que ponerme recta en el respaldo del sofá para poder dejar de sentir esa contracción. Pero lo peor fue que una nueva volvió e hizo que dejará el libro a un lado y comenzara a acariciar mi vientre para poder relajarme.

Esta vez, sentí un pequeño pellizco en el momento en que saltaba del sofá, para poder caminar, hubo otro pequeño dolor y luego otro mucho más fuerte que me hizo gemir, me tuve que sostener del sofá y de nuevo caí sentada haciendo que empezará a sacar varios lloriqueos como una niña; las contracciones se están volviendo cada vez más seguidas que me resultada que esto ya no es normal.

Miro como algo se desliza de mi pierna y me doy cuenta de una cosa... ¡Se me ha roto la bolsa!

Maldigo porque los dolores son fuertes y de mi boca no salen llamados sino que chillidos que sé que no me sirven de mucho porque la sala esta insonorizada y está claro que nadie me escuchará y mucho menos tomara en cuenta que intento llamar la atención para que alguien me ayude; con un intento que casi siento como se me va la mitad del aire de los pulmones, me levanto y camino hasta la puerta con pasos cortos donde con solo abrir la puerta dejó ir un grito llamando a cualquier persona y doy gracias esta vez que hay una docena de soldados merodear los mismos pasillos del primer piso del castillo que no es un problema en que solo al escuchar mi grito, ni siquiera tardaron en ir a mi rescate y pronto me vieron con dolores de parto que me tomaron de los brazos y no me quedo decirle a uno de ellos que le dijera al doctor Affleck que los bebés están por llegar, a otro le digo que le avisé a Xavier y por último al otro le digo que me llevé hasta la clínica del doctor.

Así que mientras todos obedecen mis reglas, solo sentí como uno de los soldados intenta llevarme despacio para no ocasionarme más dolor pero entre más caminamos despacio, los dolores fueron aumentando, la agonía se aproximaba y mi piel cada vez se erizaba al pensar que ahora viene el momento en que más le he tenido miedo a la vida desde que llegué a saber por dónde nacen los bebés.

Dejamos de caminar por un momento y me apoye en la pared cuando sentí que ya no puedo más, mis piernas se estaban quedando casi petrificadas y tengo miedo de que mis hijos no nazcan en el lugar que habíamos establecido hace semanas.

He pensado que sería mejor que los bebés nacieran en el castillo y no en un hospital porque si las contracciones cada vez son fuertes, en todo lo que llegábamos al hospital no creería soportar cada dolor; así que le dije a Xavier que los bebés terminarían naciendo en el castillo y que no se dijera más y por supuesto, él no se negó a mi pedido.

A lo lejos, observé casi borroso—porque mis ojos empezaron a irritarse y a llenarse de lágrimas—al doctor Affleck, detrás de él venía dos soldados con una camilla así que con solo llegar hasta mí, dio la orden que me levantaran y me pusieran de manera cómoda en la camilla para trasladarme a la habitación en donde los bebés nacerán.

Solo puedo ver el techo y las luces de la lámpara pasar corriendo por mi mirada, casi cada cinco o diez segundos dejaba ir un chillido porque los bebés parecían salir ya de mí y aunque trataba de relajarme y pensar que pronto llegaríamos a la habitación de parto, parece que mis pensamientos rondaban por otro lugar.

Pronto escuché como se abría una puerta y de cómo mi cuerpo fue trasladado de la camilla a una cama que se encontraba un poco flexionada de la parte de donde se sostendrá mi espalda, unas lágrimas salieron de mis ojos y me agarré fuerte del colchón azul, murmuraba sin sentido algunas palabras que ni yo entiendo, observé como a cinco personas correr de un lado hasta el otro mientras el doctor se quitaba su traje blanco y empezaba a ponerse una bata azul, un gorro, unos guantes y una mascarilla del mismo color hasta empezar a darles indicaciones a todas las enfermeras entre ellas, Miracle.



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En el texto hay: principe, princesa, herederos

Editado: 21.04.2021

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