De Princesa a Reina

Química Perfecta (Neil & Wayberly)

Wayberly

Me doy una pequeña vuelta en la cama hasta chocar con algo duro que pronto hizo que frunciera mi ceño y abriera los ojos para ver de qué se trataba pero con solo sentir que los rayos del sol caían en mi rostro, achine los ojos ante la luz resplandeciente que se asomaba por la ventana.

Es uno de esos días calurosos de los cuales quiero pasar todo el día fuera del castillo y poder acostarme entre el césped del jardín y por supuesto, cerrar los ojos mientras el viento agita la copa de los árboles y mi cabello se desplaza hasta caer en mi rostro.

Mala suerte que mi condición de reina y a la vez de paciente no me permite tener cualquier libertad así como la que tenía cuando solo era una niña sin problemas de memoria y un reinado del cual gobernar.

Pronto el olor salvaje de la lima, el anís con un toque de aroma a cuero, bergamota, flor de olivo, madera y haba tonka hace que mis sentidos se despierten y pronto abra despacio de nuevo mis ojos y me encuentre con la espalda musculosa y desnuda de Neil, un pequeño rubor aparece en mis mejillas y tengo la tentación de pasar mis manos por sus anchos hombros para deslizar las yemas de mis dedos por todas aquellas rayas o superficies que su inmensa espalda está marcada al dormir de un lado de la cama.

Con inocencia y un modo de no despertarlo, me acerco hasta él y lo abrazo mientras que se llega a mover un poco al sentir mi pequeño cuerpo cubriendo el suyo; mi nariz se queda aspirando aquella esencia de la cual adoraba y me apasionaba cada mañana en que me levantaba; estoy segura que puede pasar décadas y seguiré sin aburrirme de ese aroma exótico que desprende su cuerpo.

Sin quedarme tranquila, mis manos se mueven despacio por su abdomen y su estómago hasta que pronto mis muñecas se ven envueltas por unas gigantes manos que hacen que me detenga.

¡Lo he despertado!

Con una sonrisa, me acomodo en su espalda para cerrar los ojos hasta que mis labios rozan su piel y pronto veo como su vello se eriza haciendo que me provoque una ola de ternura.

Estoy dispuesta a seguir durmiendo hasta que él se da la vuelta y pronto me toma de la cintura para acercarme a su cuerpo; sigo manteniendo los ojos cerrados hasta que su mano empieza a rozar mi mejilla y me deja un par de besos en mis ojos, provocando que me encogiera y él terminará por reír; empieza a entrar su mano en mi cabello hasta que varios mechones se enredan en las puntas de sus dedos terminando por peinarme y quitar algunos cabellos de mi rostro.

—Pequeña traviesa. —Abro los ojos de manera lenta ante su saludo.

—Yo no he cometido ni una imprudencia—le muestro mi sonrisa.

—Claro que sí. Haz cometido el peor delito de la historia—me susurró cerca de los labios.

—Y ¿cuál es?—lo incite para que hablara.

—Enamorarte de mí.

Solo me dejo abrir la boca cuando empezó a besarme, lento y seguro, suave y cálido y con ese toque romántico del cual anhelo siempre que no estamos juntos.

Sí, soy la típica chica romántica que siempre soñó con un amor de telenovela; a esa que le gusta que la rescaten de la torre, que la salven de cualquier enemigo o criminal, la que le gusta que le regalen rosas y chocolates como si se trataba del día de los enamorados y a esa que le apasiona que la traten como la única mujer que abarca en el corazón de un hombre. No puedo pedir otra cosa más porque siento que la felicidad sigue llenando cada espacio de mi vida donde solo Neil es quien hace que disfrute de cada mañana, tarde o noche que esta junto a mi lado.

—Vamos, levántate. Tienes que ir a terapia. —Miró el reloj que se encontraba en la mesita de noche de su lado. —Es dentro de una hora y conociéndote llegarás tarde de nuevo. —Se levantó y me mordí el labio al ver sus caderas y su trasero que está cubierto por el pantalón de dormir.

—Es muy temprano—murmuré como una niña.

—Way, son las nueve y no puedes faltar—hice un puchero de súplica.

—Cinco minutos más—le rogué.

—Bien, cinco minutos. Me bañare mientras puedes seguir durmiendo—aplaudí con victoria.

Observé como entraba al cuarto de baño para un minuto después escuchar el sonido del agua de la ducha al caer.

Me levanté de la cama y pronto camine hasta el balcón de la habitación para ver el paisaje que deslumbra el día; no me sentía muy motivada a ir a terapia pero Neil siempre me da esos empujones para que yo siga adelante y no llegará a faltar tan solo un día.

Antes mis motivos de ir a esas consultas eran pocas, siempre fui muy pesimista y negativa ante la idea de curarme y de nuevo ser una persona con una vida… casi normal. Pero luego llegó Neil con sus ideas y sus cambios que hicieron que yo pensará de otra manera, antes me negaba a creer en sus palabras y en su apoyo y aunque el secreto solo me lo haya guardado para mí, no duro por mucho tiempo. Porque luego Kiara empezó a notar mis problemas de memoria que fueron agravando con el tiempo hasta perder el conocimiento de cierta información de la cual no debía de perder. Por supuesto, cuando Kiara me preguntó que si le había dicho a Neil sobre mi amnesia, las cosas se me salieron de control hasta terminar enojándome tontamente con ella, siendo yo la perjudicada y mi única y verdadera amiga nada más queriéndome brindar su apoyo ante la situación en que me encontraba, la aleje durante un tiempo.



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En el texto hay: principe, princesa, herederos

Editado: 21.04.2021

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