De Princesa a Reina

Detalles que Nunca se Olvidan

2 años después…

Xavier termino por convocar una reunión entre familia que hizo que pronto todos dejáramos de hacer nuestras obligaciones para ir directo a la sala del silencio en donde mayormente hablábamos asuntos importantes o simplemente la ocupamos para mantener un momento entre padres e hijos. Aun no entiendo la razón por la cual llamaron así la sala, pero lo único que Xavier me explico es porque se encuentra insonorizada y se encuentra muy lejana que las demás, haciendo que no se escuche ningún ruido proveniente de afuera u dentro, lo cual, por eso la ocupan los reyes para asuntos particulares y secretos. Aunque por ahora, para nosotros solo es para discutir temas familiares y si es posible, para alguna u otra reunión que se hace con algún miembro del parlamento.

A principio pensé que la conversación que Xavier quería discutir sería un nuevo plan o viaje que tendríamos en familia, pero cuando apareció desprevenidamente en mi oficina y me dijo que habría reunión, el tonito de su voz y sus gestos que se aseveraban que se encontraba molesto, hizo que me diera cuenta que hay malas noticias y si no es por trabajo, quizás sea por nuestros hijos.

Lo peor de ello, es que cuando llegue a la sala del silencio y los chicos aparecieron con rostros de desconciertos e incomodidad, hizo que pronto sospechara que Xavier quería dejarnos a todos en incógnita y desorientados para no sospechar nada pero sobre todo, no creo que haya tenido que ser necesario que tomara de nuevo una posición de autoridad y seriedad contra todos como si hubiéramos cometido un delito.

Cuando llego a la sala, se sentó a mi lado, me dio una mirada y pronto de una carpeta empezó a sacar tres papeles, los cuales en una esquina se muestra la insignia del colegio del cual van nuestros hijos.

Cerré los ojos y me acaricié las sienes al darme cuenta a que viene dicha reunión familiar; intente no mostrarme molesta, ni mucho menos ignorante a lo que hay dentro de los expedientes de Kaleb, Valentina y Fionn. Creí que cualquiera de los tres no se llegaría a meter más en problemas y no sólo eso, que no habrían más llamados de atención por parte de los superiores del colegio.

—Esto es… ¡Inaudito! —Tomé uno de los papeles e intente leer antes que escuchara las palabras de Xavier.

El papel es una notificación ante el continuo comportamiento rebelde que Fionn ha estado ocasionando durante las clases de cuatro de sus profesores, en donde ha provocado que casi lo lleven a detención en medio de la clase por elevar la voz, contradecir la palabra del maestro y hacerle callar con lecciones aún no aprendidas en clases.

—Quedamos en no más cartas de llamados de atención —resaltó Xavier—, si siguen de esa manera los suspenderán o peor, los expulsaran. —Los tres se quedaron callados.

—Es decepcionante, prometieron con palabra de honor no volver a cometer otra rebeldía en el colegio —Mencioné.

No quería seguir leyendo y eso que aún no me he enterado de las otras dos notificaciones que pueden llegar a darme un susto del cual no olvidare en mi vida.

No debería de impresionarme que a cada dos por tres veces al año nos lleguen notificaciones por el comportamiento de mis propios hijos; sé que por un lado no es malo que ellos dejen ver ese lado travieso porque es parte de su carácter, sin embargo, prefiero que eso suceda en casa donde nadie los ve, a que sea presenciado fuera del castillo en donde cualquiera juzgara su forma de ser y pronto los del parlamento discutirán sobre esos pequeños asuntos con nosotros.

—Fionn, que dijimos de no perjudicar y hacerles dudar a tus profesores sobre la inteligencia de ellos con la tuya. —Suspiró irritado.

—No tengo culpa que ellos no sobresalgan en temas importantes y siempre se estanquen con pequeños detalles que son útiles para todos. —Se defendió. —Hasta estoy seguro que los de clase baja reciben mejor esos datos que nosotros. Y eso me molesta, no porque los de clase baja lleguen a saber más que yo sino que parece que me tocaron profesores incrédulos que no parecen ganarse bien la vida con lo que hacen. —Espetó.

—Fionn, deja de ser pretencioso con tu inteligencia. —Se alteró Xavier con la respuesta de su hijo.

—No lo soy, simplemente siento que es insuficiente para mí. —Cruzó los brazos. —Prefiero que el profesor Hancel me enseñé antes de seguir de ignorante mientras ustedes le dan buena plata a esos hombres que no lo merecen. —Xavier intentó guardar paciencia.

Hemos llegado a tener un serio problema con Fionn con respecto a sus estudios, no digo que está mal que las personas cada día quieran aprender más del mundo pero mi último hijo parece querer descubrir todos los secretos más profundos y no resueltos por el hombre; eso ha hecho que Fionn sea un sabelotodo de cualquier tema y eso no es todo, a pesar que es el mejor de la clase y bueno, de todo el colegio, ha empezado a ocasionarle problemas a sus profesores con respecto a los estudios, en donde cuando dejan a medias los temas importantes que se deben de resaltar en clase, él se pone a discutir tanto que una vez, su profesor de física le quito el derecho de responder a las preguntas haciendo que Fionn no se callara, las dijera todas y pronto terminara en una discusión con el profesor que lo llevaron a detención.

Para los catorce años que Fionn tiene, ya muchos nos han dicho que él no debería seguir estudiando en el colegio, sino que puede tomar un examen universitario para ver sus aspectos de inteligencia pero entre Xavier y yo, sabemos que Fionn aprobaría ese examen sin necesidad de estudiar o prepararse. Pero como sus padres, hemos preferido que él intente llevar una vida normal, porque ya es suficiente que sea príncipe para ahora convertirse en el futuro Albert Einstein.



#388 en Joven Adulto
#4930 en Novela romántica

En el texto hay: principe, princesa, herederos

Editado: 21.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.