Prólogo

Un cirio encendido aguarda en el centro de la mesa. La chimenea crujía atiborrada de decoraciones navideñas. Por la ventana se asomaba la ventisca. Tenía en mis manos la bola dorada con mi nombre "Ana". El árbol aun está esperando ha ser decorado. Abro y cierro mis ojos. Me pellizco el brazo. Un pequeño picor.

¿Cómo era esto posible?

Hace unos segundos estaba en la cama de un Hospital con mi vestido de novia hecho jirones y ensangrentado. Escuchando la traición de la que fui víctima por años. Sin poder moverme. Muriendo mientras otros reían al verme ahí tendida y aguardando la hora de mi partidas cual viles aves de rapiña. Un trozo de carne. Un despojo humano. Del cual quitaron todo hasta su ultimo aliento de vida y ahora estaba en la sala de mi confortable hogar con mi pijama rosa de seda envuelta en colchas de lana y plumón de color hueso junto a mi gatita cocoa y sin ningún rasguño. Y sin el anillo de diamantes del compromiso.

Me deshago de las colchas que contrastan perfectamente con finísima y minimalista decoración navideña y voy directo al calendario. Veinte y cuatro de noviembre de 2024.

¡Mierda!

El reloj en forma de tren, hace su rotación acostumbrada. Los pequeños vagones siguen el ciclo hasta que las manecillas marcan las doce de la madrugada.

El calendario digital cambia progresivamente y ahora era claro. Tenía una segunda oportunidad, pero la pregunta era ¿Un mes sería suficiente para salvarme? Porque por primera vez en la vida tenia las agallas y un motivo
para hacerlo sola. Para regresar a mi última Navidad.