Capítulo II: ¿Cómo caí en la trampa?...Por Gemma

¿Cómo describir a Gemma Brown, sin ser injusta? Bueno, ella era todo lo que una chica quería ser a su edad.

"Todo lo contrario de mí".

Gemma era la magnífica chica rubia popular e inalcanzable de la que todos se enamoraban. Capitana de porristas, lider del comité de eventos y presidenta del club de oradores.Tenía una lengua mordaz.Viperina. Y absolutamente nadie se atrevía en llevarle la contraria. Ella siempre conseguía lo que quería.

Tanto Nolan como Gemma. Eran el sueño adolescente. El futuro prometedor, sin embargo, tenían un problema en común estaban quebrados.

Mi prima y mi tía política, Eva. vivían bajo nuestro techo tras la muerte de mi tío, quien las dejó desprotegidas y con incontables deudas, pero gracias a mis padres gozaban de una vida acomodada y aún guardaban las apariencias.

Mi padre en especial, me pidió hacer sentir a Gemma como en casa, ya que, se sentía triste por la pérdida de su hermano e imaginaba que tanto su sobrina como su cuñada estarían igual.

Me transferí de preparatoria por ella. A mí me gustaba mi antigua escuela tenía amigos de infancia, sin embargo, Gemma estaba obsesionada con Applebee College tanto que practicamente me rogó para que hablará con mi padre. Su constante insistencia y mi afán por hacerla sentir bien después de la muerte de mi tío me llevaron a finalmente aceptar. Después de todo no tenía hermanas y de alguna manera fue la hermana que siempre le pedí a mis padre; aunque en ocasiones era tosca y algo ruda, la queria nos unía la misma sangre y en ese tiempo creía que era suficiente para que ella me quisiera igual. Y ese fue mi primer error.

Los subsecuentes tres años, pagaría por mi decisión. Burlas, bromas pesadas y sufrimiento del cual sería víctima y del que ni Gemma ni Nolan parecían poder evitar, pese a su influencia social—Trato de ayudarte, prima, pero tu lo pones muy difícil. Eres demasiado rara—me repitió muchas veces. Sin embargo, era la capitana de porristas y nunca evito los malos tratos de las chicas para conmigo.

Ahora no me sorprendería que hubiese sido no solo cómplice sino orquestadora de mi sufrimiento. Y en cuanto a Nolan, todo era tan conveniente que sucedía fuera de su vista "aparentemente" y no podía hacer nada aunque quisiera.—No, te aflijas, ratoncita. Ves porque era necesario que no supieran qué tú eras la heredera, son todos unos hipócritas. Estás mejor así, de lo contrario te tratarían peor. Solo sé fuerte un poco más la preparatoria esta por terminar—Solía decir, Nolan y sin embargo, muchos de los que me hacían bromas pesadas eran sus amigos y gozaban de muchos privilegios también gracias a mí. Así como las amiguitas bravuconas de Gemma. Irina y Katrina.

Así que, comida en mis uniformes, cortes de cabello, golpes, empujones, agua sucia, carteles, burlas sobre mi cuerpo y origen eran mi pan de cada día. Soporte cada humillación por amor y creí que todo había valido la pena cuando Gemma me entregó una carta de Nolan—Es lo que tanto soñaste. Ahora no lo arruines acepta todo lo que él te pida. Siendo sincera es más de lo que podrías aspirar y quizá soy dura pero la verdad es así y yo te quiero primita—Arqueo una ceja y sonrió maliciosa como siempre lo hacía conmigo. Pensé que era su forma de querer.

Como también justifique lo que Nolan me pidió —Te quiero, ratoncita, pero debemos mantener el secreto o tu familia podría separarnos. Cuando acabemos la Universidad se lo diremos a todos —Estaba tan enamorada que acepte sin miramientos y fue en un campo de fútbol cerca de un enorme bote de basura escondido donde recibí mi primer beso. Me sentía dichosa y flotando en una nube. Misma que me arrastró los siguientes cuatro años entre rumores de citas de Nolan y soledad.

Claramente mi prima y Nolan fueron también en la Universidad la novedad. Cuando sentía que ya no podía más sobre los rumores de noviazgos de Nolan con otras chicas era ella la que me convencía a no dar marcha atrás a seguir con él en secreto. Y él por su parte sabía tirar del juego —No seas, infantil ratona, esos rumores son calumnias. Mírame todo el mundo me envidia. Aguanta un poco solo faltan unos cuántos meses y todo el mundo sabrá lo afortunada que eres. Mi novia—Aseguraba y me besaba. Sabía perfectamente cómo envolverme. Y aunque ya era mayor. Seguía cediendo a sus caprichos y a los de Gemma. Estudié lo qué él quiso para ayudarle a tener las mejores calificaciones y un futuro brillante mientras también hacia las tareas de mi prima. Gracias a mí, se recibiron ambos con honores y desde luego, Nolan logró dar el discurso final que obviamente yo hice.

Eso fue todo, mi padre le ofreció una pasantia en la empresa remunerada y de ahí en más su futuro iba en escalada. Dos años, más tarde Nolan me sorprendió haciendo visible nuestro noviazgo ante mis padres. Fue el día más feliz mi padre lo tomó con agrado, en cambio mi madre no mostró nada de entusiasmo parecía reacia al hecho de que estuviéramos juntos y sin embargo, y con duda nos apoyaron.

Meses después, mi padre le dio a Nolan un puesto directivo aunque claro, seguía siendo yo la que hacía su trabajo. Mi padre no lo sabía pero era una mujer. Su hija la que llevaba meses haciendo triplicar sus ganancias pese a que Nolan se llevaba el crédito.

En ese tiempo, tenía dudas y ganas de que mi padre viera de lo que era capaz, pero Gemma me frenaba—Sí, lo haces lo perderás y la bendición de tus padres. ¿Quieres pederlo? No podrías tener a alguien mejor y lo sabes—Por miedo y por amor cedí el control de mi propia empresa poco a poco. Y no estaba ni cerca de saber lo que me esperaba.

¿Cómo caer en una trampa? Escuchando a una Gemma Brown...

Al caer la primera nevada, en una mañana fría de noviembre, Gemma se me acercó y me dijo—¿Amas a Nolan, cierto?—Asentí —Entonces, que esperas eres una mujer fuerte, una heredera Brown. Da el siguiente paso. Proponle ser tu esposo. De otra manera, vendrá otra y te lo quitará. Sus palabras hicieron una revolución total en mi cabeza. Dos semanas después finalmente me decidí y fue ella quien organizo todo para sellar nuestro compromiso. Mismo en el que ella sería la madrina aunque por lo hermosa que se veía ese día, cualquiera pensaría que la novia era ella y no yo.