De repente llegaste a mí

Te rompí el corazón

Mi corazón latía con mucha rapidez, por fin me había llenado de valor para poder enfrentarme a Trevor. Él me miró sorprendo al fijarse que le estoy dando su abrigo, un abrigo que verdaderamente conservaba con mucho cariño puesto a que era el mejor recuerdo de cómo lo había conocido.

Trevor toma el abrigo desconcertado, pero de un momento a otro lo lanza en algún lugar de la sala de estar. Su rostro se transforma en seriedad, apuesto de que está muy molesto por haberlo ignorado todo este tiempo.

—Desapareces, no me contestas mis llamadas y ahora me entregas esta mierda. ¿Acaso estás terminando conmigo? —pregunta Trevor con rabia.

—Yo... yo te rompí el corazón. No creo que quisieras estar conmigo después de lo que te hice. —digo con un nudo en la garganta, Trevor me mira para luego suavizar su serio rostro.

—Hayley, lo que menos quiero es perderte. —dice y aquellas simples palabras eran suficiente como para romper mi corazón y dejar escapar todo el dolor y la vergüenza que sentía. —Yo no quiero tu regalo, tampoco quiero ese maldito abrigo, lo único que quiero es que volver a tenerte, yo quiero amarte.

—Trevor... yo no te escuché... tú tenías razón. Calvin si le había presentado a su padre mi expediente y estoy casi segura que si no fuera por él no hubiese tenido aquel proyecto. Tenías razón y no quise creerte. —digo dejando escapar unas cuantas lagrimas de mis ojos, Trevor se acercó a mí y me miró fijamente.

—No, Hayley. No digas algo así. Su padre reconoció lo buena que eres y por eso te dio aquel puesto, estoy seguro de ello. Mira... yo me equivoqué. No encontré las palabras adecuadas para contarte lo que Calvin me había dicho, me dejé llevar por los celos y la furia que sentía al verte con él. Lo cierto es que, eres una mujer muy talentosa, que ama lo que hace y no creo que seas mala en tu trabajo, nadie lo haría mejor que tú—dice sonriéndome.

—Yo preferí evadir nuestros problemas echándote a un lado, yo debí de solucionar las cosas, Trevor. —digo cubriendo mi rostro con mis manos...

—Tanto tú como yo fuimos culpable—dice tomando mis manos y bajándolas para que pudiera ver mi rostro. —Yo debí luchar por nosotros y no irme sin más. Dejé que Calvin se saliera con la suya cuando sabía que no podía darle ese lujo. Yo debí luchar por nuestro amor, Hayley... aquello también me hace culpable. Mira, yo no quiero más tiempo... yo solo quiero amarte otra vez. Quiero que esta vez los dos seamos capaces de llevar nuestra relación mucho más allá. Quiero que esta vez luchemos por lo nuestro.

—Trevor, yo pensé que me odiarías por haberte roto el corazón—digo secando mis lagrimas con mis manos.

—¿Qué? Por supuesto que no. Nunca te odiaría, jamás lo haría. Yo te amo y siempre te amaré—dice acercándose a mí.

Ambos quedamos frente a frente, Trevor se veía muy bien. Su camisa roja lo hacía ver elegante y guapo. Yo apenas me había puesto un vestido de color negro que llegaba sobre mis rodillas, no era uno de mis mejores vestidos.

—Te ves hermosa—dice sonriendo un poco.

—Tú también te ves muy bien—digo...—Lo siento mucho.

—Creo que ya es hora de dejar de pensar en ello. Hayley—dice acercándose más a mí.

Me acerqué rápidamente a su boca haciendo que nuestros labios se unieran. Sus labios seguían siendo suaves y tiernos...provocaban en mí un enorme cosquilleo en mi estomago, ¿serán las famosas mariposas? Al deslizar sus labios sobre los míos, mi corazón palpitaba más fuerte, mi cuerpo inició a querer más.

Hasta que entonces la lengua de Trevor entra a mi boca, su lengua era versátil, al tocar la mía ambas tuvieron un potente encuentro, haciendo que ambos nos abrazáramos. Con mucha necesidad mi mano recorría toda su espalda, en cambio las suyas iban más allá tomando posesión de mi trasero. Cierro mis ojos para disfrutar de la placentera acaricias se su lengua húmeda dentro de mi boca.

La sala de estar imponía un gran silencio y nosotros éramos los intrusos que provocábamos aquel ruido de nuestras respiraciones aceleradas, pequeños gemidos salían de mí puesto a que realmente disfrutaba y echaba de menos estar con alguien como Trevor. Él y yo comenzamos a caminar sin rumbo alguno, era evidente de que solo queríamos llegar a una sola cosa.

Después de tantas semanas sin estar con él, realmente necesitábamos amarnos, necesitábamos tocarnos, realmente necesitaba volver a sentirlo. Entonces en ese momento, chocó con el sofá, intento separarme de Trevor, pero este profundiza más nuestro beso llevando sus manos a mi cabeza, exactamente detrás de mis orejas. Podía sentir sus latidos desde la cercanía que teníamos y lentamente me iba acostando en el sofá, sin dejar de besarlo.



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En el texto hay: romance, amor, futbolamericano

Editado: 28.06.2019

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