De repente llegaste a mí

Enero

—¿Crees que es lo correcto? —pregunta mirándome mientras se cruza de brazos.

—Sí. Estoy listo para este paso, creo que ya es hora de hacerlo—le digo a Liam, quien me mira sorprendido por mi decisión.

—Pero ¿Cuándo habías ahorrado para ello? ¿Sabes que aquello es una gran responsabilidad? No quiero que hagas aquello y que luego te arrepientas. —Liam se para frente a mí—Un auto es como un bebé, debes de mantenerlo, de dedicarle mucho tiempo, de pagar el seguro a tiempo, de echarle combustible. ¿Seguro que podrás con aquello?

—Liam, no es primera vez que tengo un auto y lo sabes. Ahora es el momento de tener uno. Aunque odio de verdad el tráfico, es necesario. Ya es hora de tener un auto. —le digo mirando aquel Ford Focus 2019 de color azul, Liam duda un poco, pero luego da un suspiro y se resigna.

—Pues, vamos a ello. Bob es mi amigo aquí y te ayudará—ambos caminamos para hacer los papeleos.

Enero es un mes donde podemos iniciar con nuevas metas y esto es justamente lo que iba a hacer. Tener un nuevo auto para iniciar el año no era una idea que se me cruzara de repente y en vista de que Hayley cambiará el suyo en una semana, se me ocurrió también de tener un auto. Pero no por el motivo que estaban pensando, sino porque así visitaré más a menudo a mis padres y podré hacer viajes que no hacía antes.

—Estoy pensando invitar a vivir a Hayley a mi apartamento. Ya que no vives allá, me hará falta tener compañía—le comento a Liam mientras caminamos detrás de un ejecutivo de ventas, Liam me miró con los ojos achinados.

—Entonces quieres algo más serio con ella. ¿No es así? —miro mis zapatos y embozo una sonrisa.

—Es loco pensar en ello, pero sí, quiero formalizar más lo nuestro. Sé que es muy pronto para pedirle matrimonio, por lo que tengo que iniciar vivir junto a ella. Esa es una manera de iniciar con algo como el matrimonio.

—Yo me casaré en dos semanas, así que no creo que lo suyo vaya rápido, están a su tiempo. Ya debes de saber que casarte con una mujer implica verla todos los días, hacer el amor todos los días y por supuesto, discutir y resolver el problema el mismo día si no quieres dormir en el sofá. —dice Liam con humor, algo que me hace reír.

—Liam, estoy viviendo eso ahora. Excepto de discutir con ella, estamos intentando no hacerlo, pero discutir también es saludable para que una relación prospere. Al menos eso me dice mi padre—digo ambos nos detuvimos y esperamos a que un gerente nos ayude con la compra del auto, Liam aseguraba conocerlo.

Después de haber pasado gran parte de la tarde con Liam, me dirige a casa de Hayley. Me estaciono delante de su casa y me quedo esperándola sabiendo que no ha llegado de la agencia. Me cubro con mi bufanda y mi gorro, pues hacía un montón de frío. Habían anunciado que nevaría, pero aun no ha pasado, por lo que estoy seguro que habrá una ola de frío durante toda la semana.

Salgo del auto y veo a lo lejos el auto de Hayley. Sonrío porque ella no se espera verme con mi nuevo auto. Hayley se estaciona delante de mí y en unos segundos sale rápidamente para mirarme sorprendida y confundida por el auto.

—He decidido en comprarme un nuevo auto. ¿Qué te parece? —pregunto, Hayley mira el auto sorprendida y me sonríe.

—Está hermoso. Solo mira eso—ella se acerca al auto y abre la puerta delantera—Mira que espacio tiene, es hermoso. Amor, felicidades—dice acercándose a mí y dándome un beso en los labios—Me encanta tu auto.

—Gracias, creo que ya no es necesario cambiar el tuyo—digo, ella levanta una ceja y me mira.

—Prefiero cambiarlo, es hora de decirle adiós a mi pequeño Nissan y buscar otra opción. Tú quédate disfrutando tu auto, yo disfrutaré el mío—dice abrazándome— Vamos a casa, nos estamos congelando aquí afuera.

Cerré la puerta del auto y ambos caminamos, subimos las escaleras, Hayley sacó las llaves. La observaba un poco nervioso con temor de que rechace mi invitación de vivir conmigo. No era un matrimonio, solo era vivir juntos, pero también sabía que aquello era algo sumamente serio. Tenía miedo de que ella no aceptara vivir conmigo. Hayley me mira de reojo y abre la puerta.

Ambos entramos a la casa por fin sintiendo un poco de calor mientras nos quitábamos los abrigos. Me quité mi bufanda y mi gorro, también las botas de invierno que me había regalado mi madre hace unas semanas. Caminé por el pasillo hasta llegar a la sala de estar, me dejo tumbar en el sofá mientras veo como Hayley se dirige a la cocina.

—¿Quieres algo de comer? —pregunta ella mientras abre el refrigerador.



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Editado: 28.06.2019

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