Trevor toma mis mejillas con delicadeza, entonces se inclina hacia mí mirándome directamente a los ojos, para luego mirar mis labios. Finalmente, sus labios se deslizaron sobre los míos, oh eran muy suaves ¡tal como me los había imaginado! Coloco mis manos en los antebrazos de Trevor y lentamente cierro los ojos. Sus labios tenían el rico sabor del vino y dejándome llevar, abrí mis labios ligeramente, fue en ese momento donde nuestras lenguas se encontraron, el contacto fue cálido y suave, donde tocábamos cada centímetro de nuestra boca, nuestras respiraciones calmadas, pero mi corazón palpitaba de prisa. Sus manos dejaron mis mejillas para tomar posición de mi espalda, haciendo que ambos nos acercáramos, sentía un enorme calor en mis orejas, un ligero hormigueo recorrió todo mi cuerpo. Entonces cuando no quería que aquello tan maravilloso terminara, Trevor con mucha delicadeza, separa nuestros labios provocando un sonido suave.
Ambos permanecíamos en silencio, mirándonos a los ojos. Trevor embozó una sonrisa lo que provocó que también sonriera.
—Eso...—dice con la voz ronca, pero de inmediato se detiene y carraspea para aclarar su garganta—Eso fue verdaderamente fabuloso.
Me sentía débil, como si todavía mi cuerpo se encontrara en shock por sus labios... tenía mucho sin sentirme de esa manera. Tan llena de vida, tan satisfecha, pero a la vez deseosa de más. Trevor deja de sonreír de inmediato y luego mira a otra parte.
—Lamento si no....—pero me incliné rápidamente y posé mis labios sobre los suyos callándolo de inmediato.
Ahora nuestros movimientos eran más ansiosos, nuestras lenguas estaban inquietas saboreando todo lo que tocaban. Poco a poco, nos fuimos tumbando en el sofá olvidándonos por completo de todo. Yo arriba de él coloqué mis manos en su pecho mientras Trevor llevó sus manos a mi cintura. Al sentir aquel tacto tan íntimo y placentero, dejé escapar un jadeo. Nuestros cuerpos tomaron otro tipo de temperatura causando la necesidad de deshacernos de nuestras ropas. Sus manos ansiosas recorrían desde mi espalda hasta mi trasero, me siento sobre él dándole acceso para que pose sus manos en mis muslos.
Ambos nos separamos jadeando con nuestras respiraciones chocando mutuamente. Trevor se sienta conmigo arriba y entra sus manos por debajo de mi camiseta tocando mi piel. El tacto era maravilloso, tierno y delicado. Una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo y era más que evidente que nuestra química era poderosa y única.
—No puedo detenerme—dice en un susurro llevando sus manos hacia afuera y quitándome la camiseta—Eres tan hermosa, tu piel es tan suave, tan perfecta—dice mirándome y acariciando mi espalda con sus manos, luego lleva sus manos hacia las bandas de mi sujetador y las desabrocha, lo ayudo a quitármelo permitiéndole verme—De veras que eres hermosa—lleva sus manos directamente hacia mis pechos. Dejos escapar un suave gemido echando mi cabeza hacia atrás—Son tan delicadas, tan perfectas. Hayley, me vuelves loco, necesito saborearlas y comprobar lo perfectas que son—y lleva sus labios directamente hacia uno de mis senos provocando un sinfín de sensaciones placenteras. Otro gemido sale de mis labios al sentir su lengua explorando mi pezón.
—Hayley, hija traje camarón de...—la voz de mi padre suena por la sala haciendo que tanto Trevor como yo nos detengamos y giráramos nuestras miradas hacia él—Pero qué diablos...
—¡Papá! ¡Por Dios mira a otro lado! —grito avergonzada cubriéndome con mis manos. Mi padre se voltea y se va directamente al pasillo.
—Cuanto lo lamento, Trevor. Realmente lo lamento, yo... soy un desastre, lo lamento tanto...—digo levantándome del sofá y tomando mi sostén muy avergonzada por lo que está pasando.
—Hayley, Hayley—dice levantándose del sofá y se pone delante de mí—Tranquila, estas cosas pasan, tu padre no sabía que estaba en casa—dice calmándome—Lo entiendo.
—Es que... ambos... yo...—digo nerviosa—Lo lamento mucho Trevor.
—No tienes por qué disculparte. Lo entiendo a la perfección.
Con ayuda de Trevor, me pongo mi sostén y mi camiseta. No tenía ni que suponerlo, mi rostro estaba más rojo que un tomate. No era que había corrido a Trevor, pero me encontraba bastante nerviosa y avergonzada como para tenerlo presente. Ambos caminamos a la entrada de mi casa, nos despedimos con un abrazo. Luego lo que era nervios y vergüenza se transformó en ira total. Antes de bajar las escaleras, me fijé de que Trevor se había ido. Bajé las escaleras rápidamente y entré a la casa de mis padres, mi padre estaba con mamá y Ashley en la sala de estar, él había dejado el sartén con los supuestos camarones. Mi padre se levantó de inmediato avergonzado por lo que ha hecho.