El baile de graduación, donde casi todos los estudiantes asisten con sus parejas y vestidos de gala dando una gran impresión. Oh como olvidar esos tiempos en los que yo asistía al baile y siempre terminaba siendo el rey junto con mi reina de baile, la que era mejor amiga de Taylor.
Era una gran época, pero qué más puedo decir, era joven en ese entonces y me encantaba sobresalir de los demás. Caminaba por el pasillo de la escuela, podía ver que Marilyn, la porrista, estaba entregando folletos. Entonces ella me miró y sonrió, se acercó de inmediato hacia mí y me entregó un folleto donde estaba un fotomontaje de ella junto con Matt, tenían puestas unas coronas de reyes.
—Entrenador York, a Matt y a mí nos encantaría que votaras por nosotros para ser los reyes del baile. Falta un mes, pero hacemos publicidad desde ahora para mantenernos en la popularidad—dice con una sonrisa brillante, tomo el folleto y sonrío.
Marilyn es una estudiante hermosa y muy talentosa, contaba con una melena rubia clara considerablemente larga, con una figura espectacular siendo la líder de las porristas, era alta y muy atlética. Por lo general nunca he recibido quejas de ella, siempre se ha mantenido siendo una persona ejemplar. Oh también es la presidenta del consejo estudiantil, algo que generaba puntos a su favor.
—Puedes contar con mi voto, Marilyn. Y aprovechando que estás por aquí, recuerda que el viernes tendremos nuestro último partido de la temporada con los estudiantes de Brooklyn School. Me encantaría que hagas una coreografía verdaderamente espectacular para nosotros. Ya hablé con la coordinadora de las porristas, pero quería pedírtelo personalmente.
—Claro, entrenador. Siempre tendrá mi apoyo.
Sigo caminando por el pasillo y veo que Ashley estaba buscando algo en su casillero, quise acercarme a ella para preguntarle si ya tenía pareja, pero de lejos vi a Matt, quien me miraba atentamente. Dudé unos minutos en preguntarle, pero por mi bien seguí caminando hacia el vestidor de los chicos. Silbé la melodía de una canción que había escuchado hace una semana mientras entraba al vestidor e inicio a sacar todos los balones de sus canastos, entonces Drake, nuestro mariscal de campo se acerca a mí tímidamente.
—Hola, entrenador. Es temprano ¿Entrenaremos ahora? —pregunta mirando los balones.
—Ah, no. Voy a rellenar los balones y ver en qué estado están para poder solicitarle más al director. ¿Pasa algo? —pregunto con una ceja levantada, él suspiró.
—Necesito un consejo, ya sabe que no tengo padre y preguntarle esto a mi madre es un poco tedioso porque ella me saltará con cosas cursis y sin sentido. Y como usted es lo más cercano a un padre, me gustaría escuchar el consejo—dice pasando su mano por detrás de su cuello, justamente donde se encontraba su nuca.
—Oh, ¿de qué se trata? —pregunto dejando los balones y mirándolo fijamente.
—Quiero invitar a una chica al baile, pero los dos jamás hemos hablado, solo nos hemos visto un par de veces en el pasillo. Ella es muy callada y no creo que tenga amigos, aparte de que jamás la he visto en ningunos de los bailes anteriores. Ni el baile de primavera, ni el baile de graduación pasada. No sé cómo hablarle y sobre todo no sé cómo invitarla. ¿Y si me rechaza? —dice caminando de un lado a otro.
¿Está hablando de Ashley? ¿él quiere invitarla al baile? Hayley se pondrá tan feliz de escuchar esto.
—Bueno, Drake. Recuerda, para invitar a una mujer siempre debes de mostrarte seguro de ti mismo, jamás debes de presentar inseguridad porque aquello puede transmitirse y la chica puede dudar. Otro punto que debes de saber que, para tomar la iniciativa de aquella conversación, tienes que permanecer amistoso y confiable, que ella no se sienta presionada y mucho menos asustada. Creo que sé de quién te refieres y sé lo callada y tímida que es. Mi consejo seria que la invites a salir a comer un helado o hacer la típica cosa que todos hacen...
—¿Qué es la típica cosa de todos hacen? —pregunta sin entender.
—No sé ahora, pero en mis tiempos cuando quería salir con una chica que estaba en mi clase siempre le decía que no entendía un punto de la tarea, le preguntaba a la chica si podía ir a su casa para que ella me explicaba y al final resultaba y así era como hacia amigas. Créeme que solo fueron amigas, no se me dio bien ser el chico mujeriego, eso se lo dejaba a mi mejor amigo. —digo riendo un poco recordando aquellos momentos.
—Gracias, entrenador, me ha dado una excelente idea—dice sonrientemente—Si quiere ¿puedo ayudarlo? —pregunta mirándome... pensándolo bien si necesitaba una pequeña ayudita.
El día había transcurrido fabuloso, digamos que fue calmado. Después de tardar unas horas en el gimnasio fui a casa a darme una ducha, había decidido ir a donde Hayley a darle las buenas noticias. Algo me había sorprendido, ella no asistió al gimnasio y cuando no suele ir siempre me manda un mensaje o me llama, por lo que me sentía un poco indeciso ir a su casa sin avisar, pero al final me había llenado de valor y me dirige a su casa.