De repente llegaste a mí

Malentendidos

El acoso escolar era un tema sin fin en la escuela. Era como si se detuviera por unos días, pero luego todo volvía a ser igual y los abusados eran quienes sufrían. El director Brown había creado un programa donde los abusadores iban cada viernes después de clase, pero aquello no servía para nada, ellos buscaban la manera de hacerle la vida imposible a los "No populares"

Yo por lo general ayudo a los demás y en mi entrenamiento castigo a todo aquel que había abusado de alguien. Mis entrenamientos son intensos cuando se trata de llevar a los chicos a un buen camino, pero son cosas que ellos no logran ver desde mi punto de vista y creen que lo que hacen está bien.

Camino por el pasillo con dirección hacia el vestidor, pero me detengo al ver que unas porristas estaban hablando con Ashley, pero el rostro de Ashley no era para nada el mismo de antes y parecía estar molesta u ofendida, me acerco a ellas para detener aquello porque supongo que ya todas saben que Drake y ella van al baile.

—¿Algún problema con la joven Stone, chicas? —pregunto poniéndome frente a ellas. El rostro de las porristas, que eran dos se transformó en espanto—A la señorita McKenny no le gustará lo que están haciendo.

—Solo la invitábamos a mi casa, entrenador—miente una de ellas, pero claramente sabía que no era cierto. Ashley la miró con rencor dejándome saber que es más que obvio que esas dos mentían.

—Chicas, sé que no es cierto. Por favor no vuelvan a acercarse a la joven Stone o yo mismo me encargo de ustedes. El director Brown no estaría contento por lo que hacen—las chicas asintieron y se fueron.

Le guiñé el ojo a Ashley y seguí con mi camino. Tenía que organizar el campo para iniciar el entrenamiento. Cuando entro al vestidor de los chicos escucho una pelea, entonces camino rápido hacia el centro del vestidor y me encuentro con Drake y Matt paleando a puñetazos limpios. Me puse rápidamente en el medio separándolos de una vez.

—Chicos, deténganse ya... paren de pelear—y finalmente los empujo a los dos—¿Qué está pasando aquí? Somos un equipo, un gran equipo. No deberíamos pelear.

—Fue este maldito imbécil quien comenzó. Se volvió loco al enterarte de que Ashley y yo vamos al baile—dice Drake escupiendo al final lo que parecía ser sangre—¿Qué pretendes Matt? ¿Qué ella se quede sin amigos solo porque tú intentas "protegerla"? No la estás protegiendo, la estás lastimando.

—¿De qué hablan? —pregunto sin entender lo que está pasando.

—Lo que pasa, entrenador. Es que este idiota ha amenazado a todos para que no hablen con Ashley, por eso ella no tiene amigos aquí y por eso Matt se enfureció al saber que yo la invité a salir cuando me lo había advertido. Pero yo no le tengo miedo, soy el mariscal de campo, soy el líder y no voy a permitir que este bastardo le haga daño a una chica solo porque siente obsesión por ella.

—No entiendes nada, maldito infeliz. —dice Matt acercándose a Drake con posición de pelea, pero yo lo detengo de inmediato. Este problema es más complejo de lo que me imaginaba.

—Ustedes dos, dejen de pelear ya. Drake, quiero verte en el campo ahora y tú Matt. Ve a mi oficina. No quiero más discusiones—los chicos tomaron sus cosas y finalmente salieron del vestidor.

Me dirige rápidamente hacia mi oficina para verme con Matt, pero este no se encontraba aquí, lo que provocó que se me escapara un sonora y fuerte "maldición" camino hasta llegar a las afuera de la escuela para dirigirme al campo, pero antes de llegar veo a Matt hablando con Ashley... cuanto me encantaría que solo estuviera hablando, estaban discutiendo.

—¡¿Crees que ellos quieren ser tus amigos?! ¡Yo te amo y me encargué de protegerte! No me puedes saltar con qué no quieres verme. Maldición ¡Pensé que eras diferente! Pero eres una perra más que sigue a Drake—me acerqué corriendo a ellos y empujé a Matt molesto por las palabras que le ha dicho a Ashley.

—Matt Lager, basta ya—digo poniéndome delante de Ashley—Quiero verte en mi oficina, no te lo voy a repetir más. Este comportamiento tuyo va a tener grandes problemas y yo mismo me encargaré de hablar con el director Brown.

—Usted váyase al diablo, maldito pedófilo—dice empujándome—Yo debí ser el mariscal de campo, yo debí ser la cita de Ashley, yo debí serlo todo—y de un momento a otro siento un fuerte golpe en mi rostro. Matt me acababa de dar un puñetazo, entonces se fue furioso dejándome a mí y a Ashley sorprendido por aquel comportamiento agresivo.

Ashley estaba llorando, me acerqué a ella y le di un abrazo para consolarla. No puedo creer lo que ha sido capaz Matt. Estoy verdaderamente decepcionado de él. Me separé de ella y le limpié sus lágrimas.



#5103 en Novela romántica
#1389 en Chick lit

En el texto hay: romance, amor, futbolamericano

Editado: 28.06.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.