De Trompenda hacia lo desconocido

Capitulo 5

El cuchillo seguía en la mano de Senden, temblando ligeramente mientras sus ojos se fijaban en Arnaldo con una mezcla de furia y desesperación. Emilio, el jefe de Arnaldo, se acercaba lentamente desde la puerta abierta, como si un movimiento en falso pudiera desencadenar algo aún más peligroso. El tiempo parecía haberse detenido dentro de la pequeña casa.

"¿Por qué no dejas que lo mate, papá?" preguntó Senden, su voz rota por la emoción. La pregunta resonó en la habitación como una detonación, dejando a Arnaldo inmóvil, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.

Arnaldo apenas tuvo tiempo de asimilar esa revelación cuando Emilio, con una precisión fría, sacó una pistola de entre su chaqueta y disparó. El estruendo fue ensordecedor en el pequeño espacio, y el impacto hizo que Senden cayera al suelo de rodillas antes de desplomarse completamente.

La sangre comenzaba a extenderse sobre las baldosas del suelo. Emilio, sin siquiera mirar el cuerpo de su hijo, se acercó a Arnaldo y lo agarró firmemente del hombro. "Tenemos que irnos. Ahora." Su voz era firme, autoritaria, como si no hubiera lugar para dudas o preguntas. Arnaldo, todavía en estado de shock, permitió que Emilio lo guiara fuera de la casa hacia un auto estacionado al borde de la calle.

Mientras conducían por las calles desiertas de Trompenda, Emilio comenzó a hablar. Su tono no mostraba emoción, como si estuviera relatando una historia que no le pertenecía, sino que había aprendido de memoria.

"Probablemente te estés preguntando qué acaba de pasar y por qué hice lo que hice," comenzó, sin apartar la vista de la carretera. "La verdad es que todo esto ha sido mucho más grande de lo que tú o yo podemos imaginar. Pero supongo que es hora de que entiendas."

Arnaldo, todavía en estado de incredulidad, asintió lentamente. No estaba seguro de querer escuchar lo que Emilio tenía que decir, pero sabía que no tenía otra opción.

"Empecemos por el principio," continuó Emilio. "Soy un hombre que ha cometido muchos errores en su vida, y uno de los mayores fue tener a Senden como hijo. Pero eso no es lo importante ahora. Lo importante es la historia que llevo cargando conmigo, una historia que comenzó hace generaciones, con el fundador de esta aldea."

Emilio le lanzó una mirada rápida a Arnaldo, como si intentara evaluar su reacción, pero el rostro de Arnaldo era impenetrable. Así que Emilio siguió hablando, llenando el silencio opresivo del auto con su relato.

"Horacio, el fundador de Trompenda, era un hombre brillante. Construyó la muralla, sí, pero lo que la mayoría no sabe es que también creó algo mucho más peligroso: una máquina del tiempo. El propósito de esa máquina era un misterio, incluso para mí, pero parece que fue diseñada con una mezcla de curiosidad y precaución. Solo una persona más sabía de su existencia: su mayordomo, Inglisc."

El nombre hizo que Arnaldo se tensara ligeramente. Recordaba los detalles del libro que había leído en la biblioteca, los fragmentos de la historia de Inglisc que parecían haberse desvanecido en el tiempo. Emilio continuó, ajeno a la reacción de Arnaldo.

"Inglisc desapareció hace décadas, pero su desaparición no fue un simple accidente. Según lo que logré descubrir, utilizó la máquina del tiempo de Horacio para viajar al futuro. Nadie sabe exactamente por qué lo hizo ni qué esperaba encontrar, pero lo que sí sé es que su viaje cambió todo. Algunos dicen que quería desmantelar el legado de Horacio desde las sombras; otros creen que simplemente quería escapar."

Arnaldo lo miró con incredulidad. "¿Estás diciendo que Inglisc está aquí, en esta época?"

Emilio asintió lentamente. "Eso creo. Y estoy convencido de que tú ya lo has visto. El anciano que gritaba en la plaza, el hombre que hablaba de la muralla y de los males que vendrían... estoy casi seguro de que era Inglisc."

Arnaldo sintió cómo un escalofrío recorría su cuerpo. Todo comenzaba a encajar, aunque la imagen completa todavía se le escapaba. ¿Por qué Inglisc había viajado al futuro? ¿Qué papel tenía él mismo en todo esto?

Emilio hizo una pausa para girar bruscamente el volante y entrar en un camino de tierra que conducía hacia la muralla. Arnaldo sintió un nudo formarse en su estómago al darse cuenta de adónde iban, pero no dijo nada.

"Lo que quiero decir, Arnaldo," continuó Emilio, "es que nada de esto ha sido un accidente. Nada. Ni tu despido, ni el intento de Senden de matarte, ni siquiera la aparición de Inglisc. Todo forma parte de un plan mucho más grande, uno que ha estado en marcha desde antes de que nacieras."

El auto se detuvo abruptamente frente a la muralla. Emilio apagó el motor y se giró hacia Arnaldo, mirándolo directamente a los ojos por primera vez desde que habían salido de la casa.

"Lo que necesitas saber ahora," dijo Emilio, "es que Inglisc no viajó al futuro por curiosidad o por poder. Lo hizo para cambiar algo, y tú estás en el centro de ese cambio."

Arnaldo abrió la boca para responder, pero Emilio lo detuvo levantando una mano. "Déjame terminar. Porque hay algo más que necesitas saber. Y es sobre Senden."

Emilio hizo una pausa, como si estuviera reuniendo sus pensamientos, y luego continuó. "Senden no era tu amigo. Nunca lo fue. Todo lo que hizo, todo lo que dijo, fue parte de un plan para acercarse a ti. Porque él sabía algo que tú no sabías: que tenías un papel que desempeñar en todo esto."

Arnaldo sintió que el suelo se desmoronaba bajo él. Las palabras de Emilio golpearon como martillazos, derribando todas las certezas que había tenido sobre su amistad con Senden. Intentó recordar momentos que pudieran confirmar lo que Emilio decía, y, para su horror, encontró varios. Pequeñas inconsistencias, miradas furtivas, comentarios que en su momento no parecían importantes, pero que ahora cobraban un nuevo significado.

"Pero hay algo más," dijo Emilio, bajando la voz como si estuviera a punto de revelar un secreto. "Senden... él fue quien mató a Horacio."




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