Como lo temía, al momento que viera a Joseph a los ojos, iba a sentir todo eso que adormecí por muchos meses.
Todas las preguntas, todo el rencor, cada espacio en banco que dejó en nuestra historia. Lo veo y lo único que quiero hacer es gritarle, preguntarle porque ese día se fue sin decirme adiós, porque no pudo hacer algo más que dejar mis mensajes vistos y sin respuesta.
¿Por qué tuvo que darme todo su amor para quitármelo tan pronto?
Y aunque ha pasado menos de un año, ha cambiado. Su cabello es más largo, pareciera que ha estado haciendo ejercicio pues la camiseta que lleva le queda ajustada en los hombros y sus brazos parecen más definidos.
Ahora mismo deseo ocultarme, dejar de verle a los ojos y salir corriendo pero al mismo tiempo solo quiero observarlo por más tiempo.
Joseph me rompió el corazón, Joseph se convirtió en todo lo que prometió jamás ser y me dejó justo como había jurado jamás hacerlo. Joseph, sin embargo, también es quien tomaba mi mano mientras caminábamos sobre la arena mojada, quien me daba besos varias veces en la mejilla y quien me hacía reír cuando quería llorar.
¿Por qué te fuiste?
¿Por qué nunca dijiste adiós?
¿Hay alguien más contigo ahora?
¿Si quiera significó algo para ti?
—Hola Brittany —Colt habla, obligándome a salir de mi huracán mental.
Me giro a verlo, sin sonreír. Colt también se ve diferente, aunque no estoy muy segura por qué. Colt tiene un año más que yo, siempre ha sido alto y desde los catorce ha sido parte del equipo de futbol americano, por lo que tiene los músculos necesarios para eso.
Sin embargo, se ve un poco más delgado y ahora está usando el cabello hacia atrás, cuando antes lo dejaba revuelto sin mucho interés por arreglarlo.
También hay una cosa más que es diferente en él.
Me está sonriendo.
A ver, Colt Medal solo sonríe cuando está a punto de hacerte una broma, decir algún comentario burlón o con una expresión de egocentrismo. Ahora mismo Colt no parece estar usando una de esas sonrisas, es más como el tipo de expresión que tienes cuando ves una película de hace diez años atrás.
Colt se acerca a mí, sus ojos que siempre los he visto como una mezcla de verdes y marrones, su cabello rubio cenizo y su apariencia del “chico más atractivo de la escuela”
Si esto estuviera sucediendo hace dos veranos quizás mi corazón comenzaría a latir muy rápido. Colt era molesto, arrogante, pensaba que todos a su alrededor lo amaban y un poco amargado pero aun así, logró robarme el corazón desde mucho tiempo atrás.
Cuando pienso en ello, he marcado mi fecha de inicio de flechazo por Colt desde los doce años pero sé que, desde antes, ya sentía algo por él. Tal vez era muy pequeña para comprenderlo pero recuerdo que me gustaba cuando usaba una camiseta verde pues resaltaba sus ojos o también, cuando me ayudaba a bajar algún objeto de un estante que solo él alcanzaba.
Es extraño pensar en todos esos sentimientos infantiles, que fueron evolucionando de una manera muy confusa pues a pesar que Colt seguía teniendo efecto sobre mí y mis latidos del corazón, también me molestaba y me desesperaba.
Así que sí, atesoraba cada sonrisa que me daba, aunque fueran muy pocas y aunque me hiciera sentir un poco patética.
— ¿Cómo has estado? —pregunta, aun sonriendo.
¿Cómo he estado? ¿De verdad me está preguntando algo así? después de todo lo que ocurrió ese verano, después de como mi familia se arruinó. Después de todo lo que perdí.
Me encojo de hombros y giro hacia la puerta. —Bien —es todo lo que digo.
No tengo intención de hablar con ellos, no hay motivos para hacerlo. Ya no hay nada qué decir, lo que pasó fue enterrado en la arena y en todo un año, nadie se atrevió a desenterrarlo.
Gracias a Dios, finalmente salen Connor y mi hermano.
Connor regresa conmigo, sonriéndome y me hace una señal como si hubiera cargado al bebé. Connor me hace sentir mejor.
—Bien, chicos —mi hermano junta sus manos—. Ya es hora que emprendan su camino, ¿no?
Quiero abrazarlo de las piernas y rogarle que no me haga subir a ese auto. Solía hacer eso cuando no quería irme a la escuela, él solamente reía.
— ¿Necesitan ayuda con las maletas? —pregunta Colt.
Adrien sacude la mano. —Está bien, yo voy por ellas —mi hermano entra de nuevo a la casa.
Connor toma mi mano como lo ha hecho desde que es un bebe y me separa un poco los dedos. Connor tiene el cabello rubio que con el sol parece dorado, su cara con sus mejillas rosadas y su rostro de niño pequeño. Es tierno, no puedo creer que ya está a punto de ser una adolescente.
—Te extrañé, Connor —le digo, siendo totalmente sincera.
De todas las personas que estaban en esa casa aquella noche de verano, Connor es probablemente el único inocente.
Él me devuelve una sonrisa al mismo tiempo que mi hermano sale con mis dos maletas negras y es Joseph quien le abre la cajuela y lo ayuda a colocarlas.
—Todo listo —Adrien se acerca para abrazarme—. Llámame cuando llegues y cada día después de ello.
Lo abrazo por última vez, extrañaré pasar tiempo a su lado. Mi hermano ha sido mi pilar en la vida, gracias a él he soportado los peores momentos de nuestra “familia”.
En realidad, solo a él lo considero a él mi familia ahora.
—Adiós chicos —le sacude el cabello a Connor.
Joseph se acerca y yo me muevo hacia otro lado, evitando acortar la distancia física entre nosotros. No quiero estar de nuevo a pocos centímetros de su rostro, no quiero volver a sentir sus manos con las mías.
—Manejen con cuidado —pide mi hermano.
Colt se acerca a Connor. —Vamos, ¿Dónde te quieres sentar ahora?
Me señala y sé que quiere estar a mi lado.
—Yo conduzco —anuncia Joseph.