De Verano A Verano

5: Más tiempo

— ¿Por qué hay tanto tráfico? —Joseph se inclina a la derecha y luego a la izquierda—. Aun no es mediodía, ¿Por qué no avanzan?

Colt mira en su teléfono. —Creo que han cerrado la calle por reparaciones, deberías irte por la de allá —señala al lado izquierdo—. Cámbiate de carril.

Joseph suspira. —Si nos vamos por allá tardaremos más.

No quiero eso, no necesito pasar ni un minuto más a su lado. Necesito encerrarme en mi habitación, colocarme los audífonos y escuchar algún audiolibro de los muchos que tengo. Quizás alguno que hable sobre empoderamiento femenino, vivir sin hombres y amor propio. Me gustan esos.

—Pero están arreglando la calle —repite Colt—. Lo busqué en internet, las personas sugieren que vayas por el otro lado.

Joseph enciende el aire acondicionado. —Déjame pensar que hacer, Colt.

Mientras tanto Connor está escuchando más de mi música, tiene los ojos cerrados y mueve sus dedos. Yo miro hacia afuera, a nuestro lado hay un auto con las cuatro ventanas hacia abajo y dos perros grandes, peludos y blancos.

Avanzamos un poco más y los perros siguen viendo hacia el exterior con las lenguas afuera.

Su fila avanza y me despido de ellos para siempre, ahora el auto que tengo a un lado es negro y con los vidrios polarizados, imposible de comprobar si llevan alguna mascota por ahí.

—Avancen —Joseph dice—. Vamos, pasen rápido.

Creo que me siento un poco culpable por ser la razón que ellos estén aquí en este camino aunque no tanto. Los tres fueron a visitar a sus abuelos por unos días y aprovechando el viaje, Heidi le sugirió a mamá que yo me viniera con ellos.

Mamá pensó que sería más fácil a que ella tuviera que venir por mi o negociar con Adrien para que me llevara. Claro, Adrien no podría, está ocupado con su nuevo bebé y yo le hubiera convencido para que no me enviara con la persona que me abandonó sin pensarlo hace unos meses atrás.

Colt coloca su teléfono para que le marque una nueva ruta, la persona en la aplicación sugiera que haga un desvío a la misma dirección que él está sugiriéndole a Joseph. Pero Joseph es necio y siempre piensa que tiene la razón.

Solía gustarme su “determinación” que ahora sé que terquedad. Joseph solo debería hacerle caso a la mujer en la aplicación, necesito que lleguemos a nuestro destino lo más pronto posible.

Yo me muevo sobre el asiento y suelto un bostezo. Connor se quita los lentes de sol y me los acerca. — ¿Quieres que los use?

Los acerca de nuevo como respuesta así que los tomo y me los coloco. Él juega con el cable de sus audífonos y regresa su mirada afuera de la ventana.

—Esto está imposible —Joseph se mueve hacia la derecha con un movimiento brusco—. Baja la ventana y pide que te dejen pasar, me cambiaré de carril.

Colt hace lo que pide y dos carros después, alguien le cede un pequeño espacio para moverse hasta el otro carril y desviarse en otra dirección.

El teléfono de Colt suena y contesta. — ¿Hola? Ah, sí, ya vamos pero hay tráfico, sí ya gracias. Está bien, nos vemos.

Cuando cuelga, Joseph le pregunta. — ¿Mamá?

—Sí —responde—. Cuidado con esa moto —advierte.

Joseph hace una serie de maniobras y finalmente se mueve hasta una calle que está más desocupada y avanzamos un poco más.

Colt se gira y me mira con una expresión amable. — ¿Todo bien?

¿Cuál es su afición a preguntarme si estoy bien? —Sí —contesto molesta.

Me señala. —Te quedan bien —me tomó unos segundos darme cuenta que estaba hablando de los lentes.

Me los quito. —Quería que los usara.

Colt estira su mano para que se los entregue, lo hago y Connor no se opone a ello. Colt se los coloca, pasa los dedos por su cabello y sonríe ampliamente. — ¿Cómo me veo yo?

Ruedo los ojos. —Igual que siempre.

Joseph golpea suavemente el hombro de él. — ¿A dónde voy ahora? ¿Sigo recto o tomo esa calle?

Colt se gira al frente y señala a la izquierda. —De ahí es un camino recto, solo avanza hasta la salida de la ciudad y llegaremos a San Rosino.

—Falta para San Rosino y si entro ahí tendré que desviarme a Palm Green —Joseph reclama.

A ver, no soy la mejor con las direcciones y nunca he hecho un viaje de carretera pero sé que mi destino es Flores, un área costera y eso significa que desde donde mi hermano vive ahí teníamos que pasar por tres lugares más:

Santa Elena (donde está la casa de mi hermano)

Castelli

Pearl Coast

En lugar de tomar la ruta más corta ahora se agregó dos lugares más y queda (si es que no cambia) de esta forma:

Santa Elena

San Rosino

Palm Green

Castelli

Pearl Coast.

Me asomo para ver la hora en el reloj del radio, faltan doce minutos para el medio día. Estoy convencida que mi esperanza que este viaje durara lo menos posible acaba de arruinarse.

Unos minutos después, Connor estira su mano y toca el hombro de Colt. — ¿Qué pasa? —le pregunta.

Colt levanta un dedo y se lo coloca muy cerca del rostro de su hermano. Joseph da una mirada y suelta un suspiro. — ¿De verdad? ¿Ahora?

Colt chasquea la lengua. —No puedes culparlo, se bebió todo eso.

Joseph da un golpe suave sobre el volante. —Pero tendrá que aguantarse unos minutos, no hay más que carretera ahora.

Colt se inclina y le hace una seña para que se quite los audífonos, lo hace dejándolos sobre el regazo, sigue levantando su dedo.

—Sí, ¿Puedes esperar un poco? Ya estamos buscando un lugar donde parar.

Connor mece su cabeza con movimientos cortos de izquierda a derecha, se toca el cabello y luego estira su mano para tocar la nariz de Colt. Eso lo hace sonreír.

—Gracias —le contesta.

Me sigue sorprendiendo lo bien que se comunican entre ellos. Al ver esto me recordó que Connor suele tocar la nariz de una persona para decirle algo como “Está bien” y tranquilizarla.




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