De Verano A Verano

14: Antes de irnos

 

—Voy a dormir ahora —anuncia Joseph, caminando directamente a la cama donde está Connor.

Connor sigue en mi cama, sentado con su mano sobre mi hombro y me doy cuenta que esto se ve como si algo hubiera sucedido entre nosotros. Pero no debería importarme, después de todo, Joseph y yo no somos nada porque él no quiso que lo fuéramos más.

Saca el teléfono y la llave de la habitación del bolsillo de su pantalón corto y lo deja sobre la mesa de noche que divide las dos camas. Se coloca de espaldas a nosotros y sube la sabana hasta su cintura.

Colt me mira y sé que ya no podemos seguir hablando así que solo le hago una seña para que él se acueste en esta cama y yo, pues, no sé. Me sentaré en el suelo un rato.

Colt empuja mis hombros para regresarme a la posición de dormir y una idea muy tonta me cruza la cabeza. “no quiero que se vaya”

No quiero que me deje sola. No quiero volver a dormir y tener ese sueño tan abrumadoramente doloroso. No quiero aceptar el hecho que estoy sola, más sola que nunca.

Entonces tomo su muñeca antes que se aparte.

Mueve los labios y puedo distinguir que me pregunta. — ¿Qué pasa?

¿Estoy loca? ¿Qué estoy haciendo? Colt y yo nunca fuimos amigos, éramos conocidos y ya. —Nada —suelto su muñeca.

Él se levanta y yo cierro los ojos, como si fuera un niña otra vez pensando que al hacer esto, el mundo entero se detendría o yo me volvería invisible.

Luego siento un peso en la cama, del lado izquierdo. Abro los ojos de nuevo para verificar qué está sucediendo. Colt se ha sentado, coloca la almohada en medio de nosotros y se acuesta a mi lado.

Se gira a la izquierda dejando el muro hecho con la almohada entre su cuerpo y él mío. Yo tomo una larga respiración dándome cuenta que Colt Medal está literalmente aquí, junto a mí, en una cama.

A pesar que él se volteó y está de espaldas, tengo la sensación que está con los ojos abiertos. Estiro mi mano y pico su espalda dos veces, él se gira lentamente hasta que queda con el rostro frente al mío.

— ¿Qué? —mueve sus labios produciendo un sonido tenue.

Levanto una ceja y señalo hacia afuera, intentando explicarle que yo me voy a salir.

Él niega, sube una mano y la coloca sobre mi hombro. —No —mueve su mano a mi espalda y me acerca a él.

Muchas chispas revientan en mi corazón. — ¿Qué haces? —susurro, dejando salir algo parecido a una exhalación.

Colt acerca su rostro a mí para que lo escuche. —No quiero que salgas, es peligroso —seguido, se separa y retira su mano de mí.

Respiro de nuevo, intentando apartar lo que está provocando en mi estómago. Quizás es solo hambre, debí comer un poco más.

Colt acomoda su brazo derecho debajo de su cabeza para usarlo como almohada y cierra los ojos. Yo sigo observando su rostro a pesar de la poca luz.

Antes que Joseph entrara quería preguntarle sobre lo que pasó aquella vez, quería preguntarle porque se había comportado de esa manera. Necesito obtener respuestas pues últimamente solo he recolectado preguntas y eso me está matando.

Luego de varios minutos, escucho la respiración de Colt más lenta y relajada. Puedo escuchar a Connor también, soltando unos ronquidos suaves, del tipo que haces cuando está durmiendo a gusto. Joseph también parece estar tranquilo ahora, sus brazos se suben y bajan con cada respiración.

Pienso en mamá, de nuevo. Ahora mismo ella debe estar en su cama descansando sin ningún problema, sin importarle que su hija ha quedado atascada en una posada. Sin importarle si estoy bien, si comí lo suficiente o si quiera, si me han picado los mosquitos.

Mi vida no era así, no entiendo cómo puede todo transformarse tan rápido. No comprendo principalmente porque suceden estas cosas. Porque un día soy feliz, tengo una familia unida, una madre presente y un mejor amigo inseparable para luego ya no.

No entiendo nada.

Giro mi rostro hacia Colt. Sus ojos cerrados me permiten tener un mejor vistazo de sus pestañas largas y curvadas naturalmente. Su cabello revuelto pero que sigue haciéndolo lucir bien. Sus labios rosados y que siempre me han dado la idea que son suaves.

Trago saliva.

Colt fue mi enemigo desde que nací, o quizás eso es una exageración pero sí desde que tengo como tres años. Colt nunca fue delicado conmigo, tampoco me ayudó en nada nunca. Si quería abrir una botella de plástico no podía contar con él, si necesitaba ayuda para amarrarme los zapatos, Colt me ignoraba.

Pero ahora está aquí, a mi lado, luego de sacarme de esa pesadilla.

Si Colt no hubiera sido tan idiota, seguiría enamorada de él. Quizás si las cosas no se hubieran transformado en un campo de batalla para ambos, quizás, él sería mi novio.

Bueno, eso es otra exageración. Sé que no soy el tipo de chicas que a Colt le gustan y yo no quiero serlo. No me gustaría cambiar mi personalidad solo para gustarle a un chico, no me gustaría fingir que sé más de deportes o que no me interesa la moda solo para verme como “una más de ellos”

A Colt siempre le han interesado las chicas que lo comprendían por su amor al deporte o su interés en la política. A mí en lo personal, me dan igual ambas cosas.

Cierro los ojos y recuerdo eso que dijo sobre los cumpleaños. También recuerdo que solo hubo una ocasión donde él no sopló mi velita en el pastel debido a que estaba resfriado y su papá le advirtió que nos contagiaría a todos si lo hacía.

Tenía catorce años y fue el único deseo que Colt no pudo estropear, pero que irónicamente, se trataba de él. Deseé que Colt fuera mi primer beso o por lo menos, que algún día pudiera besarlo. Antes de soplar le di una mirada y él hizo una mueca con la lengua, burlándose de mí.

“Quiero besar a Colt Medal o darle un buen golpe, lo que sea que pase primero” deseé finalmente.

Mágicamente se cumplió, pero no con el beso.




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