De Verano A Verano

18: ¿Y si?

 

—Bien, ¿ya marcaste la ruta a Bremo? —Joseph le pregunta a Colt y yo junto mis cejas.

¿Bremo? Bremo no está en el mapa, o bueno, sí lo está pero me refiero a que no es el camino que deberíamos estar tomando. No entiendo porque quiere desviarse a ese lugar.

Colt asiente. —Sí, por ahora solo sigue recto sin ningún cruce —le explica.

Yo miro adelante preguntándome cual es el plan que están pensando. Muevo mis ojos fuera de la ventana notando que esta vez hay más nubes y el cielo, aunque sigue azul, se ve opaco.

Connor me toca el brazo y me muestra su pato, yo le acaricio la cabeza amarilla y sonrío. No es de esos patos para bañeras, es de plástico y antes solía caminar pero supongo que después de tantos años en uso se ha retirado y ahora su rostro está desvaneciéndose pero el amor que le tiene Connor por él permanece.

Tomo mi teléfono y decido enviarle un mensaje a Colt preguntándole porque estamos yendo a Bremo. Su teléfono vibra pero él no lo revisa, ¿sigue molesto por lo del restaurante?

Bajo mi ventana dejando que el viento me refresque el rostro. Hoy sopla más y al tomar una larga respiración es como si pudiera sentir esa sensación que te da la playa cuando te bajas del auto y la saludas por primera vez después de mucho tiempo.

Aun no estamos en las áreas costeras pero quizás, este viento ha viajado imparablemente solo para recordarme todo lo que un día tuve y ya no más.

—No me digas que de nuevo hay tráfico —Joseph gruñe—. Rayos, otra vez a esperar.

Colt se pasa las manos por el cabello. —Pues sí, no hay de otra.

Vuelvo a tomar mi teléfono para insistir con la pregunta pero deslizo los mensajes antes y veo de nuevo esa fotografía que él me envió. Era demasiado pequeña para recordar ese momento, pero algún adulto capturó nuestra fotografía más adorable juntos.

Mi estómago se hace nudos y mis ojos regresan al perfil de Colt. Lo observo detenidamente, como solía hacerlo cuando él se sentaba frente a mí en la mesa para leer algún libro y yo fingía estar ocupada con mi tarea o mi teléfono.

Deslizo mis dedos y me muevo a la fotografía que él me envió el día de su graduación. ¿Por qué quería que yo estuviera ahí? ¿Por qué pensó que después de todo lo que ocurrió esa noche estaríamos bien?

No sé si fue el clima, el viento o tan solo mi imaginación pero en ese momento, lo supe.

Sabía que Colt me había hecho llorar, sabía que el verano pasado yo salí con su hermano y sabía que jamás seriamos nada nunca pero siempre, dentro de mi corazón, viviría la famosa pregunta que suele hundirte como un ancla al fondo del mar.

¿Y si?

¿Y si Colt y yo no nos hubiéramos llevado tan mal?

¿Y si yo hubiera evitado ir a la fogata aquella noche?

¿Y si le hubiera contestado su llamada?

¿Y si le hubiera entregado la carta cuando fue su cumpleaños número dieciséis?

¿Y si hubiera ido a su graduación?

¿Y si, aquella noche en la piscina, antes del caos, le hubiera dejado hablar?




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