De Verano A Verano

19: El VERANO PASADO

El VERANO PASADO

Joseph se dejó caer a mi lado y colocó su brazo sobre mis hombros. — ¿Estás segura que no quieres venir? Todos estarán ahí —preguntó.

Yo negué. Justamente ese día mi periodo había llegado y los aunque los cólicos habían disminuido, aún seguían ahí. Eso y que me daba ansiedad pensar en que quizás no habrían baños disponibles o que tal vez, algo saldría mal y me volviera a doler tanto que se me bajaría la presión.

En ocasiones me sucedía, era tanto el dolor que me mareaba y sentía muchas ganas de vomitar.

—Está bien —besó mi mejilla—. Pero, ¿Qué harás aquí sola?

—No estoy sola —contesté—. Tus padres están por ahí, Connor también.

Bufó. —Claro, quieres pasar tiempo con mis padres, por supuesto —río—. Y Connor está a nada de dormirse, es su actividad preferida.

—Lo entiendo —respondí viendo al fondo, un conejo de felpa estaba tirado en una esquina.

—Bien —suspiró—. Solo estaré unas horas ahí, te extrañaré mucho.

Coloqué mi mano sobre su hombro. —Diviértete, pero no mucho.

Me besó en la barbilla y luego, en los labios. Fue un beso rápido y corto, casi imperceptible. —Adiós Britty —se levantó y me guiñó un ojo—. Espérame despierta.

Arrugué mi nariz. —Ni aunque quisiera podría permanecer mucho tiempo despierta.

Él soltó una carcajada y así, se fue de la casa.

Era tarde pero no tanto, aun el cielo se veía tenuemente claro y las estrellas no se podían observar todavía. Vi televisión por media hora más hasta que me aburrí y la apagué, dejando la sala de estar iluminada únicamente por el exterior.

Me levanté y decidí pasar el rato a solas en la piscina. Usualmente nadaría un rato pero por evidentes razones, no quería entrar  completamente. Fui por mi teléfono y mis auriculares, me los coloqué y busqué alguna canción para comenzar con mi momento de soledad.

Fui a la cocina cantando suavemente la letra de la canción mientras buscaba algo para comer y beber.

“Desearía que estuvieras aquí, porque la distancia duele, pero estás en mi cabeza con las palabras correctas”

Tomo una bolsa de papas con jalapeño de la parte de atrás y cuando me reincorporo, veo una silueta en el reflejo. Dibujada por la luz del exterior, alta, de pie en la puerta de cristal.

Me giro rápidamente solo para descubrir que es Colt. Suelto una exhalación ruidosa y ruedo los ojos.

Él se acerca dejando la puerta abierta, algo que a su mamá no le gusta pues los mosquitos se entran. El viento de verano movió mi cabello y algunos mechones se enredaron en el cable, pero pude retirarlos rápidamente.

Mueve sus labios aunque por la música no pude escucharlo, me quito uno. — ¿Qué?

— ¿Por qué no estás en la fiesta? —Preguntó—  vengo de ahí y mi hermano estaba sin su media naranja.

Retiro la mirada de él. —Porque no quería.

Voy hasta el refrigerador para sacar alguna soda, él se estira al mismo tiempo que yo y nuestras manos se tocaron cuando íbamos por la misma lata.

—Es mía —susurró, con su rostro muy cerca—. Vamos, dámela.

Sus dedos y los míos aún estaban contra los del otro. —No, fuera de aquí, es la última.

Sus ojos se movieron a la lata. —Soy mayor que tú, he decidido que será mía.

La tomó, enderezó la espalda y abrió la lata. Yo me coloqué frente a él, con la puerta abierta brindándonos una mejor iluminación.

—Colt —coloqué mis dedos alrededor de la lata—. Es mía.

—No —se inclinó adelante—. Es mía, te guste o no.

Puse los ojos en blanco. —Como quieras —una canción se reproducía a través de mi audífono del lado izquierdo, era de esas que me hacían imaginarme como el personaje principal de un romance de verano—. Eres tan inmaduro.

Colt dio un paso al frente y otro más, mi corazón se aceleró sin poder evitarlo. Sus ojos se posaron en mis labios y en ese momento, sentí un golpe de calor en mi rostro.

Tragué saliva, obligándome a alejarme de ahí pero la realidad es que no quería hacer eso. Quería ver hasta dónde podía llegar y sé que estaba muy mal pero, cada vez que Colt Medal lograba capturar toda mi atención era como una trampa y salir de sus efectos, era demasiado trabajo.

Tragué saliva de nuevo y retrocedí, con un paso indeciso.

—Brittany —bajo el tono de su voz haciéndole sonar con una voz mucho más ronca—. Ven conmigo.

Ni siquiera sabía a donde o para qué pero, aunque odiaba admitirlo, si Colt me pedía que me subiera a su auto con él hacia un destino desconocido, ahí estría. A su lado, sin pensarlo dos veces.

Pero Colt era eso, eran emociones intensas y adrenalina. Colt era la explosión de un volcán o el momento más recordado de cada canción, era todo lo que te sacudía el universo.

Y no necesitaba eso. Hasta ese momento siempre imagine que mi historia de amor sería dulce, estable y constante. Colt no era constante conmigo, un momento estaba jugándome alguna broma y al siguiente, me veía como si quisiera confesarme todos sus secretos.

—Joseph —pronuncié en voz baja.

Él juntó sus cejas. — ¿Qué?

Abrí mi boca, respirando profundamente. —Tenías razón, Colt —lamí mis labios resecos—. Me gusta Joseph.

Él no se movió, sus ojos retuvieron a los míos por mucho tiempo. Finalmente rompió el momento llevándose la lata a su boca y dándole un sorbo. —Genial —otro trago—. Era predecible, ambos son… así.

Acomodé mi cabello. — ¿Así, cómo?

Se dio la vuelta y estando de espaldas, aseguró: —Aburridos.

Él salió a la parte de la piscina y yo expulsé todo el aire en mis pulmones. Me acerqué al refrigerador para cerrar la puerta con mi rodilla y me recosté en la puerta, cerrando los ojos.

Llevé mis dedos a mi boca y culposamente, comparé dos situaciones. El beso fugaz de Joseph con el beso inexistente de Colt. ¿Por qué sentía más con quien no me había besado? ¿Por qué Colt tiene que comportarse de esa forma?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.