De Verano A Verano

23: En sus ojos

 

— ¿Cómo que a casa de Madeleine? —le pregunto a Colt.

—Es lo mejor por ahora —me explica—. Connor no puede estar en un auto en la noche y…

—Lo sé —interrumpo—. Pero, ¿Este era el plan? ¿Venir aquí con ella?

Colt me mira a los ojos y pareciera que quiere decirme algo pero al mismo tiempo, se contiene. Estoy cansada de tener respuestas a medias y de tener todos estos espacios vacíos.

— ¿Por qué? —pregunto.

Rasca su cuello. —Vamos al auto, Brittany.

—No —digo—. Deja de tratarme así, como que soy una niña que no puede enterarse de nada.

Muerde su labio. —Mira, solo sé que Joseph iba a hacer esta visita y ya, además, Madeleine irá también a la universidad de Bremo.

¿Juntos?

—Vamos —me pide, tomando mi brazo—. No será tan malo, solo…

— ¿No será tan malo? —Suelto una carcajada—. ¿Acaso no recuerdas lo que pasó el verano pasado?

Él me mira y deja de caminar. —Lo recuerdo pero solo serán unas horas, tendremos donde dormir y finalmente podremos ir a Flores.

Muerdo mi labio inferior sintiéndome impotente con todo esto. Ya no sé qué está sucediendo, ya no sé si realmente estoy lista para regresar a esa vida que dejé en pausa porque temo que al continuarla, nada sea como espero.

— ¿Ella sabe que yo estaré ahí? —pregunto.

Salimos de la tienda. —Pues, quizás, digo, tal vez Joseph se lo dijo.

Tal vez.

—Eso no es de mucha ayuda. —señalo.

—Brittany, tranquila —dice— todo estará bien, yo… sé que estará bien.

Lo miro con las cejas juntas. — ¿Aun sales con ella?

— ¿Qué? —pregunta confundido—. ¿Cómo que aun? ¿De qué hablas?

—Tú y Madeleine estaban saliendo durante el verano, ¿no? —pregunto.

Niega. —No Brittany, eso no… —llegamos a las escaleras eléctricas y bajamos—, yo, eso… no fue así.

—Ella lo dijo —le recuerdo—. Ella lo dijo y luego yo… te lo dije a ti, ¿recuerdas?

—Quizás no escuchaste bien —se encoje de hombros—. Recuerdo que te la pasaste diciéndome que ya sabías mi secreto pero nunca entendí qué tenía que ver Madeleine en todo.

Rasco mi nuca. —Entonces, ¿Sí tenías un secreto?

Resopla. —Tengo muchos secretos —me da un empujón suave con su hombro—. ¿Quieres conocerlos?

—No —respondo pero sí que tengo curiosidad—. Entonces… ¿Crees que Madeleine me deje durmiendo fuera de su casa?

Resopla. —Lo más probable es que, aunque ella quiera, Jared no va a permitirlo.

Hago una mueca. —No entiendo como todo se arruinó tan rápido.

Él toca mi hombro. — ¿Sabes? Hace unos días vi una frase que decía algo como que si ya estamos en el juego, tenemos que jugarlo —afirma—. Y creo que es cierto. Estamos aquí, ahora, con las circunstancias de nuestro presente y solo tenemos dos opciones.

—Jugar o rendirse, ¿no? —digo.

Asiente. —Sí, por desgracia no hay un botón para pausar todo unos segundos o uno de reinicio pero, alguien me enseñó que caer no es perder, solo pierdes cuando abandonas la carrera.

Sonrío. —Tienes muchas frases inspiradoras en tu cerebro.

—Tengo miles —contesta, bajando su mano—. Lo inesperado sucede, Brittany. La vida misma es inesperada y aunque hagamos nuestros planes, no es garantía que suceda.

—Pero no entiendo porque las cosas no pueden solo, ir de una forma —me cruzo de brazos—. A veces es como sí, no deseo nada de lujos o cosas materiales, solo desearía que nada hubiera cambiado.

—Te diré algo que yo puedo asegurarlo —aclara su garganta—. Algunas veces creemos que no estamos listos para los cambios pero es justo lo que necesitamos. Es difícil, yo lo sé, pero es en el dolor donde encontramos nuestro propósito.

Sonrío de lado. — ¿Propósito? —Niego—. Algunas cosas no tienen ningún propósito.

—Bueno, creo que lo estás viendo de otra forma, tú piensas que todo pasa por algo pero yo creo que de todo lo que pasa, podemos sacar algo bueno —contesta.

—No siempre —digo—. Algunas veces solo existen las tragedias y ya.

Colt toma mi mano izquierda y la estrecha. —Que saques cosas buenas de algo malo no te limita a que sientas el dolor, no te prohíbe que experimentes cada sentimiento negativo pero ninguna persona merece enterrarse en la miseria, puedes ser fuerte con el corazón roto, Brittany. En realidad, la verdadera fuerza proviene de esos momentos cuando piensas que ya no puedes continuar.

“Puedes ser fuerte con el corazón roto, Brittany”

Llegamos afuera del auto y nos recostamos sobre él. —Oye Colt… —aclaro mi garganta—. ¿Por qué querías que fuera a tu graduación?

—Para que hiciéramos las paces —responde—. También porque no te había visto en mucho tiempo, fue raro que no estuvieras ahí en navidad o en ningún cumpleaños, siempre has estado ahí.

—Yo…

—Ahí están —anuncia Colt, impidiendo que la conversación continúe.

Joseph y Connor se aparecen bajando las escaleras, Joseph está hablándole a su hermano pero no se escucha nada de lo que dice. Cuando finalmente llegan al auto, Joseph mira a Colt. — ¿Puedes conducir?

Asiente. —Claro, eh… ¿te sabes la dirección?

—Sí —responde.

No entiendo porque vamos a casa de Madeleine, jamás la he visitado desde que se mudó la primera vez. Mi mamá me preguntaba si quería acompañarla y yo le respondía que no, porque no éramos amigas, así que solamente ella iba a ver a su amigo.

Con el tiempo únicamente veía a Madeleine durante las festividades y el verano, algo que fue suficiente para mí. No esperaba volver a verla y no sé cómo reaccionará cuando yo aparezca con ellos, quizás me odie todavía por lo que dije la última vez que nos vimos.

Entramos al auto, esta vez Joseph está frente a Connor y Colt frente al volante, quien estira su mano y ajusta el espejo retrovisor del medio. Por un segundo, nuestros ojos se cruzaron pero rápidamente retiramos el rostro.

No sé qué pensar de Colt ahora mismo. Cuando comenzó el viaje seguía guardándole resentimiento pero entre más minutos paso a su lado, me doy cuenta que ha cambiado. Eso o es todo una mentira, pero si está fingiendo, lo está haciendo muy bien.




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