De Verano A Verano

27: La verdad

 

— ¿Qué haces? —Joseph pregunta.

Cierro el libro, sin embargo, el separador hecho por Colt se cae sobre mis pies. — ¿Joseph? —Digo, girando solo mi cabeza—. ¿Qué haces aquí?

Él entra, dejando la puerta abierta. — ¿Estás revisando las cosas de mi hermano?

Trago saliva, me ha atrapado. —No —espero que baje la voz.

No lo hace, eleva su tono. —Deja sus cosas, no lo molestes.

Bufo. — ¿Por qué no? —Aprieto el libro contra mi pecho—. ¿Ahora tú te comportas como su protector? ¿Acaso no eras quien siempre se quejaba?

Camina hacia mí, colocándose a un lado. Espero que no baje la mirada o se dará cuenta del separador. —Brittany, deja de ser tan inmadura.

La rabia me inundó rápidamente, como una ola empujada desde mis pies, subió por todo mi cuerpo hasta mi rostro. — ¿Yo inmadura? —Resoplo—. ¿Yo? —Lo señalo con un dedo—. ¿Quién es el que hace un verano me besó y luego, semanas después, dejó de contestarme los mensajes?

Cállate, Brittany. Ahora no es el momento, no hagas esto aquí.

Pero, no puedo detenerme. He estado acumulando esta rabia dentro de mí por mucho tiempo, tengo tantas preguntas para él y tantos reclamos. Quiero gritarle, quiero recordarle todo lo que ha hecho mal.

— ¿Quién era mi mejor amigo y ahora se comporta como un desconocido? —Respiro rápido, con fuerza—. ¿Quién besó a la chica que afirmaba era muy superficial? ¿Quién, Joseph, Quien?

Hay razones por las que Joseph y yo éramos mejores amigos y una de ellas era que nuestras personalidades siempre fueron similares. Él es un chico agradable y muy raramente se enoja, pero cuando lo hace, explota. Como yo.

Como ahora mismo.

— ¿Ah sí? —Sonríe, apretando los ojos—. ¿Quién es la que usa a mi hermano para vengarse? ¿Para darme celos?

Suelto aire por la boca, como un jadeo. — ¿Celos? ¿A ti? ¿Crees que te estoy dando celos? ¡No me interesa eso! Ya no quiero estar contigo, ya no quiero volver a tener nada contigo, ni siquiera quiero volver a verte.

— ¡Pero estás aquí! —Da un paso al frente—. Y estás en una habitación con Colt, estás a su lado todo el tiempo, se miran y sabes bien que lo estas usando.

—No soy como tú —digo, entre dientes pues los estoy apretando—. Yo no soy como tú, yo no voy con una chica un verano y luego me paso a otra, ¿Sabe Madeleine que tú me besaste? ¿Qué me prometías un millón de cosas?

Rueda los ojos. —Siempre le tuviste envidia.

Aprieto mis puños. — ¡Y tú siempre le tuviste envidia a Colt! —estoy jugando sucio pero él sacó sus cartas primero—. Siempre quisiste estar a su nivel, que tus padres te vieran como lo veían a él, ¿no? Siempre querías ser mejor pero nunca lo lograste.

Tensa su mandíbula. —Claro, usas eso contra mí ahora —otro paso más—. Debí saber qué tipo de persona eras, siempre enamorada de Colt y no me mirabas como tu primera opción, ¿Por qué actúas ahora como si te dolió cuando este siempre fue tu objetivo? Siempre quisiste tenerlo, ¿no?

Trago con dificultad. —Eso no es cierto.

Suelta una risa burlona. —Toda tu vida estuviste enamorada de mi hermano y todos lo sabíamos —sigue sonriendo de una manera muy molesta—. Pero él nunca te volteó a ver, nunca fuiste más que su diversión mientras que yo sí te quería.

Mi corazón golpea contra mi pecho y comienzo a sudar. — ¿Ah, de verdad? Si tanto me querías, ¿Por qué me abandonaste en el peor de mis momentos? ¿Por qué ahora estás actuando como si no crecimos juntos? Siempre pensé que serías mi mejor amigo pero luego me besaste y lo arruinaste todo, eres un idiota.

— ¿Yo? —Bufa—. Tú siempre te quejabas de todo, siempre llorabas, siempre actuando como que un divorcio es la peor desgracia de tu vida —se señala, sus ojos están tornándose un poco rojos—. ¿Sabes lo que es tener problemas de verdad? Connor es autista y yo tengo que renunciar a todo por él, ¿Qué haces tú además de quejarte?

Odio que la sensación de llanto empiece a surgir, solo prueba su punto. —Vete de aquí, déjame en paz —aclaro mi garganta—. No quería estar aquí, no quiero estar aquí. Nadie… para ti quizás no es un problema grave pero es mi vida y… —mi voz se quiebra—, solo vete de aquí.

—Esto es ridículo —se pasa los dedos por el cabello—. Mira Brittany, quería arreglar todo contigo pero luego actuaste tan inmadura y comenzaste a coquetear con Colt, ya no quiero lidiar con todo esto. Ya no viviré mi vida para otros.

Mis ojos comienzan a arder. —No lo entiendo —digo, acumulando lagrimas—. No entiendo cómo pudiste cambiar tanto, si no querías estar conmigo está bien pero, ¿Por qué, Joseph? ¿Qué rayos te pasó?

Traga con fuerza. —Pasa que estoy harto de fingir ser el chico agradable y bueno, no quiero ser el “buen hijo” o el “mejor amigo que siempre te hace reír” quiero ser una persona real —me mira con mucho enojo—. No éramos mejores amigos, nunca escuchaste mis problemas y tú nunca me contabas los tuyos.

Niego. —Eso no es cierto, tu y yo…

—Basta —lame sus labios—. Ya no me importa nada. Madeleine es diferente a ti, y eso es justo lo que necesito. Me iré a la universidad, viviré lejos y tendré la vida que yo quiera —resopla— no me importa si te gusta esta versión de mí o no, ya no me importa.

Muerdo mi labio, quiero decir algo más pero ya no puedo. Si hablo, comenzaré a llorar de nuevo. Una vez más, justo como él dice.

Quizás tiene razón, quizás mis problemas no son tan importantes como los de él. Quizás yo me merezco esto, quizás Madeleine nunca ha sido el problema y quizás, hay una razón por la que estoy sola. Por la que ni mi mamá, ni mi papá ni mi antiguo mejor amigo me quieren.

Quizás no merezco que me quieran.

Él toma el libro de mis manos y lo lanza sobre la cama. —No toques sus casas —ordena—. Y deja de jugar con Colt, él no tiene la culpa.

Dos lágrimas se deslizan por mis mejillas, una de cada ojo. — ¿Entonces es mi culpa? —pregunto, derrotada.




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