El verano pasado
Descubrir que tu papá engaña a tu mamá nunca será algo agradable.
Mamá estaba llorando con Jared, el padre de Madeleine, y con la madre de los Medal. Creo que intentaba no hacer mucho ruido pues sabía que Connor estaba en la casa pero aun así, pude escucharla.
—No puedo creerlo —dijo.
Yo me acerqué a la puerta, reconocí la voz de mi madre y me alarmé por su llanto. Temía por su bienestar, no quería que nada malo le estuviera sucediendo a mamá.
—Por favor —habla la señora Medal—. No vale la pena, es un idiota.
—Pero, ¿Cómo se atreve? Después de todo, después de tantas años juntos.
Mi corazón se detiene, ¿Papá hizo algo?
—Pero, ¿Estás segura? —Pregunta Jared.
Mamá tose. —Lo sé todo, él… fue tan descarado y fue ella quien me envió los mensajes, descubrió que estaba casado y me lo confesó. Tengo tantas pruebas de su infidelidad.
¿Infidelidad? ¿Papá engañó a mamá?
Mi estómago se hunde y la sensación de nauseas llega. Esto no puede estar sucediendo, papá no es perfecto pero jamás engañaría a mamá. Jamás haría algo así.
—Ese idiota —suelta la madre de Joseph—, no puedo creerlo, eres la mujer perfecta, ¿Quién iría con otra mujer?
—Pues claramente no lo soy —responde—. No tengo veintiséis años y…
Vuelve a llorar.
Abro la boca para tomar una bocanada de aire, esto no puede estar pasando.
El padre de Madeleine expresó: —Ya no lo necesitas, nunca lo hiciste. Siempre fuiste demasiado para él, lo sabía desde que lo conocí.
Me toco el rostro con las manos, ¿es esto una pesadilla? Tiene que serlo. Esto no puede estar pasando realmente. Mi familia no puede estar rota.
Mi corazón estaba en miles de pedazos y mis ojos se llenaron de lágrimas. Quería salir corriendo pero se sentía como si alguien hubiera pegado mis pies al suelo. No podía moverme y no podía dejar de escuchar, sin importar cuando doloroso fuera.
Mamá seguía llorando mientras que sus dos amigos intentan hacerla sentir mejor ofendiendo a papá. No sé qué tan cierto sea eso, quizás es un error y mamá lo está malentendiendo todo. Quizás papá le explicará la verdad y las cosas se arreglaran.
Pero, ahora mismo, yo me estoy ahogando. Quiero respirar, sé que estoy respirando pero necesito más aire. Necesito que el estómago deje de dolerme, la cabeza darme vueltas y mi corazón deje de latir tan rápido.
Necesitaba ir con Joseph, necesitaba contarle todo lo que estaba sucediendo para que él me recordara que todo estaría bien. Joseph siempre me decía que todo estaría bien, no importara la situación.
Me empujé fuera de mi estado de shock y bajé las escaleras con mucho cuidado, para que no supiera que lo había escuchado todo. Me moví a través de la arena deseando olvidar los últimos cinco minutos de mi vida. Deseando que papá jamás hubiera estado con su colega.
Asco. Eso era lo que sentía.
Durante todo eso, recordaba a mis padres en los últimos meses. La forma en que ya no se sentaban juntos en las tardes a tener conversaciones sobre las noticias y todos esos temas, la forma en que papá llegaba cada vez más tarde, como mamá ya no parecía interesada en las cosas que nos contaba durante el desayuno.
Luego pienso en Joseph, en todas esas veces que quise decirle sobre esos pequeños detalles pero nunca lo hice. ¿Por qué? Bueno, quizás porque ahora que ya no vivimos al lado del otro tenía que aprovechar mi tiempo con él y hablarle sobre las cosas positivas. Sobre temas que no iban a aburrirlo.
Llegué a la fogata y alguien me habló pero no le presté atención, me moví a través de las personas buscando a Joseph. Él me escucharía y él me entendería, él sabría que hacer ahora. Yo no, no sé nada y no puedo pensar en absolutamente nada.
Desearía que Adrien estuviera aquí, que me ayudara a tomar la siguiente decisión correcta.
Me muevo empujando brazos y hombros, desesperada por mi mejor amigo. Lo necesito, quiero que me escuche y que me sostenga mientras llore porque seguramente eso haré.
La cabeza está por explotarme, la música va en aumento o quizás yo soy la que lo siente de esa manera. El calor del verano comienza a hacerme sudar como nunca antes y yo quiero que todo deje de girar. Quiero que el mundo se detenga ahora mismo.
No encuentro a Joseph, no veo a nadie que pueda ayudarme ahora.
Mis ojos intentan reconocer los rostros que ríen y a las personas que bailan como si en sus vidas nada estuviera mal. Como si sus padres no engañan a sus madres y ahora todo su mundo está a punto de cambiar.
Al fondo, cerca de una hielera abierta con latas de cerveza está de pie Colt, hablando con una chica con pantalones cortos y la parte de arriba del traje de baño. Camino hacia él, con la esperanza que él sepa dónde está Joseph.
—Colt —digo por encima de la música—. ¡Colt!
Gira a verme y entorna los ojos. — ¡Brittany! —sonríe—. Qué bueno que viniste.
Miro su mano, está sosteniendo una lata. — ¿Estás tomando cerveza?
Soltó una carcajada. — ¿Qué tiene de malo?
En realidad, me da igual si las personas toman alcohol o no pero esto es inusual en Colt. Él jamás bebe alcohol y cuida mucho su cuerpo. —Pero, ¿Qué haces?
Coloca su mano sobre mi hombro. —Es solo una.
La chica suelta una risita. —Van como cinco, Colt —me da una mirada de arriba a abajo—. ¿Es tu hermana?
—Brittany no es mi hermana —retira su mano—. Odio que piensen que estamos relacionados, no lo estamos.
Resoplo. Por supuesto que odia la idea que piensen que somos familiares, él es así pero ahora mismo no voy a discutir por eso. — ¿Has visto a Joseph?
Exhala pesadamente. — ¿Joseph? —Mira arriba y toma otro trago—. ¿Quién es Joseph?
Rasco mi cuello. —Colt, ¿has visto a Joseph o no? —siento las lágrimas acumularse—. ¡Solo dime!
—Uh, está molesta —la chica suelta, con un tono burlón.