Colt me sostiene entre sus brazos. —Lamento tardarme tanto en decirte lo que siento —dice—, pero no fue fácil. He cambiado, sé que estoy mejorando en muchos aspectos porque lo mereces.
Tengo el estómago lleno de una sensación cosquilleante. —Colt, yo… —no sé qué decir.
Es el chico que me ha gustado desde que soy una niña, el hermano de mi ex (aunque no estoy segura si Joseph era mi novio realmente), es Colt Medal, el inalcanzable. Quizás estoy soñando, quizás sigo en el auto y me he dormido.
Parpadeo varias veces. —Um, entonces, ¿te gusto?
Niega y mi corazón se detiene por un instante hasta que él responde: —No me gustas, estoy enamorado de ti —levanta una mano—, pero tranquila, no espero nada de ti ahora. Sé que lo has pasado mal, sé que tú y… um, no voy a presionarte.
Muerdo mi labio inferior por unos segundos. —Nunca imaginé que sintieras algo por mí, digo, tú y yo no nos llevábamos bien.
—Eso no es cierto —acomoda un mechón de mi cabello—, sé que nos jugábamos bromas pero siempre fuiste parte de mi vida, siempre esperaba verte ahí y aunque no fui la persona más agradable antes, ahora quiero serlo.
Sonrío recordando algunos momentos de nuestra infancia. —Tengo un par de recuerdos donde todos me pedían que no hiciera algo —le digo—, como aquella vez cuando fuimos a un parque con juegos de metal y mis padres me pedían que no me subiera porque podía lastimarme, a pesar que todos ustedes estaban jugando ahí.
Colt sonríe de lado. —Pero fuiste y me retaste a quien lograba pasarse las barras sin caer, ¿no?
Asiento, recordando lo feliz que fui ese día y lo mucho que me gustaba que Colt no me descartara por ser una niña o por ser un año más pequeña que él. —Y aceptaste, jugamos toda la tarde compitiendo mientras que todos me pedían que tuviera cuidado.
—Nadie puede detenerte —afirma—, nadie puede controlarte, nadie debería intentarlo.
Lo miro a los ojos y sé que sin duda, a pesar de todo lo malo que hay a mí alrededor, en mi pasado y en mi futuro, estar aquí con él ahora es todo lo que necesito.
Colt es mi presente y ahora, aquí, todo está bien.
—Eras molesto —recuerdo—, bueno, creo que aún lo eres —él ríe un poco—, pero nunca me pusiste limites, dejabas que corriera a tu lado y que saltara a la piscina porque sabias que podía hacerlo.
—Eso era parte de todo lo que me gustaba de ti —admite—, eras intrépida a pesar de lucir como una muñequita de porcelana, con tus vestidos y tus mejillas rosadas.
Bajo mi rostro para ocultar mi sonrisa. —No entiendo, Colt. Si te gustaba, ¿Por qué no me lo dijiste antes?
Él suspira y mira hacia la ventana que está cubierta con una cortina gruesa gris. —Iba a hacerlo —confiesa—, el verano pasado, iba a hacerlo.
El verano pasado fue cuando Joseph y yo comenzamos a salir. —Pero, entonces… ¿Cómo? No entiendo.
Él se mueve para levantarse y estira la mano hacia mí, me ayuda a colocarme de pie y ahora estamos de frente. Él sigue sosteniendo mi mano y yo no me aparto, he quedado muy cerca.
—Tengo que decirte más cosas —afirma—, pero por ahora solo diré que estoy feliz que estés aquí y no me iré, ya no.
Me acerco un paso más, me paro en puntillas y deposito un beso en su mejilla, él me toma de la cintura y me mira a los ojos. Está pidiendo permiso para hacer algo que necesito.
Sus labios se acercan los míos de nuevo y dejo que mi mente se enfoque únicamente en este momento. Colt me está besando y es mejor de lo que alguna vez imaginé.
Nos separamos, él besa mi frente para rodearme con sus brazos y yo rodeo su cuerpo con los míos. Cierro los ojos unos segundos, asegurándome de capturar cada sensación. La manera en como Colt huele a jabón de almendra, la calidez de su cuerpo contra el mío, su respiración por encima de mi coronilla, sus dedos peinando mi cabello de arriba hacia abajo y el latido de su corazón.
Lo quiero.
Siempre lo hice.
Terminamos de comer, mientras tanto él me estaba hablando sobre su amistad con Woody.
Se conocieron en internet y desde ahí, hablan casi todos los días. Colt incluso consideró viajar para verlo cuando estaba en quimioterapias pero Woody le aseguró que no tenía que hacerlo y que no interrumpiera la universidad por él.
Desconocía por completo esa parte de Colt.
— ¿Crees que ya dejó de llover? —pregunto.
Él se levanta y extiende la mano hacia mí. —Es posible, ¿quieres ir a ver?
Me gusta la tranquilidad que construimos aquí, estar solo él y yo se siente muy bien, pero estoy consciente que tenemos que salir eventualmente y no puedo ocultarme del mundo real para siempre.
—Está bien —digo, tomando su mano.
Colt sigue sosteniéndola. —Tú no habías estado por aquí, ¿verdad? —Niego—, bueno, en ese caso te mostraré el proyecto personal de Jared.
Colt abre la puerta y salimos de la habitación. No sé dónde estarán los demás pero todo está en silencio. Veo hacia la siguiente puerta y me pregunto si Connor y Joseph ya están ahí.
Veo al frente e intento imaginarme la habitación de Madeleine. Seguramente es amplia, con una cama grande y muy al estilo de una alcoba de princesa.
Nos movemos hasta las escaleras y las bajamos aun sostenidos de la mano. No sé porque me siento alerta, como si estar con Colt de esta manera fuera prohibido.
— ¿Estás bien? —me pregunta.
Llegamos hasta el final. —Sí, solo… um —no sé qué decirle ahora, no quiero arruinar lo que sucedió hace un rato—, recordé que tengo que cargar mi teléfono.
Sonríe. —Lo harás cuando regresemos, ¿sí?
Asiento, resistiendo mis impulsos de acercarme y besar sus labios curvados en una sonrisa.
Colt me dirige al lado contrario de donde está la cocina y todas las demás habitaciones, pasamos por un pasillo largo y llegamos hasta una puerta de cristal opaco, por lo que no veo que hay detrás.