Entramos a la casa de nuevo y entre más pasos damos, la música se escucha más y más.
Veo a Colt y él se encoje de hombros, no me sorprendería que fuera Madeleine pues en ocasiones durante el verano, en la casa, ella escuchaba música en su habitación y le subía todo el volumen.
Nos dirigimos a la sala de estar, donde Joseph, Madeleine y Colt están sentados en los largos sofás grises mientras un video musical se reproduce en la pantalla.
Joseph voltea a vernos con las cejas juntas, luego retira la mirada. Madeleine baja un poco el volumen. —Ah, hola, ¿de dónde vienen?
Colt se acomoda el cabello. —Fuimos a ver las estrellas.
Madeleine sonríe. —Se ven geniales desde aquí, ¿no? —Señala la televisión—. Estamos esperando a papá, dice que viene en unos diez minutos.
Colt asiente tres veces. —Genial, nosotros vamos a subir y cuando venga Jared, nos avisan.
Joseph se aclara la garganta. — ¿Por qué no se sientan un rato? Después de todo, mañana nos iremos y no verán a Maddy por un tiempo.
Madeleine me mira y yo a ella, no lo hace con rivalidad pero sí noto que está incomoda con esa propuesta. Sé que ella preferiría que me alejara, y yo preferiría no estar cerca.
— ¿Quieres eso? —Colt baja la voz cuando me pregunta.
Connor me mira. —Ni, ni —me llama.
No puedo negarme cuando se trata de Connor. — ¿Qué pasa, Coco? —me acerco a él, está acostado en el sofá con los pies sobre el regazo de Joseph.
Connor sonríe cuando me acerco y estira su mano para que la tome, lo hago. — ¿No está cansado? —pregunto a nadie en específico.
Colt se coloca detrás de mí, siento el calor de su pecho contra mi espalda. —Sí, tienes razón, deberíamos llevarlo para que descanse.
—Conny se está divirtiendo —Madeleine afirma, en ocasiones ella lo llama así—. Estamos escuchando sus canciones favoritas.
—Lo sé pero le toma trabajo dormirse, es bueno que descanse —responde Colt.
Joseph bufa. —No es como si te importara mucho, ¿no?
Todos permanecemos en silencio, rápidamente el ambiente se ha vuelto incómodo. —Joseph… —Colt baja la voz—, no empieces.
Madeleine suelta una risa nerviosa. —Um, si Conny tiene que descansar…
—No le hagas caso, Maddy —replica—, Colt es un controlador y siempre quiere que todo se haga como él dice, aun si no tiene razón.
Colt respira fuertemente. —Joseph…
Gira su rostro y me mira. — ¿No es así, Britt? ¿Acaso Colt no es un idiota egocéntrico con la autoestima hasta el cielo? —sé lo que está haciendo, está repitiendo lo que solíamos decir sobre él—. ¿Acaso no es un mujeriego que usa a las chicas para su beneficio? ¿Acaso no crees que solo las chicas sin cerebro saldrían con él?
—Jamás dije eso —nunca ocurrió, puede que Colt si me hacía creer que era un tonto pero no juzgaba a sus novias, ellas eran libres de salir con él—. ¿Qué haces, Joseph?
—Chicos… —Madeleine intenta intervenir.
Connor se reacomoda y se inclina para tomar el control remoto, mientras tanto, Joseph continúa con sus comentarios: —Ambos se merecen el uno para el otro, son unos falsos.
—Ya basta —Colt da unos pasos y queda frente a mí—. Tienes que dejar esa actitud tuya, el mundo no gira a tu alrededor.
Connor aprieta un botón y la música aumenta su volumen. —Pero si gira a tu alrededor, ¿no?
—Chicos, por favor… —Madeleine lo intenta de nuevo.
—Ya madura, Joseph —suelto, cruzando mis brazos.
Él se levanta. —Tú no hables, Britt. Tú eres una niña consentida y dramática, nadie más que yo te soportaba.
Connor sigue subiendo el volumen de la música.
— ¡Basta! —Colt eleva la voz.
— ¡No me digas que hacer! —Mira a Colt furioso, luego gira a la televisión—. ¡Connor, baja el volumen!
Él no lo hace, ha llegado al máximo y es demasiado ruidoso.
—Connor —Colt intenta quitarle el control pero lo mueve lejos de él.
— ¡Baja el volumen ahora! —Joseph grita con fuerza, se inclina y tira con fuerza del control.
Connor toma el pantalón de Joseph y comienza a tirar de él, enojado. Veo que Madeleine levanta las manos para intentar calmar la situación pero no logra hacerlo, Colt se inclina para tratar de calmar a Connor mientras que la música lastima el tímpano de todos.
Pero de pronto, la televisión se apaga y alguien grita: — ¿Qué les pasa?
Solo una vez en todas nuestras vidas Jared nos regañó.
Fue cuando tenía diez años y decidimos que sería una muy buena idea jugar globos con agua dentro de la casa de verano. Nuestros padres estaban afuera, ocupados con la barbacoa mientras que nos lanzábamos los globos y explotándolos por todos lados.
Fue el padre de Madeleine quien entró y nos vio. Él comenzó a regañarnos como nunca lo había hecho, nos dijo que lo que estábamos haciendo era muy peligroso pues si mojábamos un aparato eléctrico podría ocurrir algo muy grave. Nos dijo que podríamos caernos, lastimarnos y algo malo podría ocurrirnos.
Ahora que veo hacia atrás me doy cuenta que no estaba molesto por el agua sobre el sofá o los muebles sino por nuestra seguridad. Madeleine lloró, yo también, Joseph pidió disculpas con los ojos rojos y Colt solo bajó el rostro. Connor era muy pequeño, así que estaba con sus padres por suerte.
Quizás si pudimos hacernos daño.
Pero ahora, el daño que nos estamos provocando es distinto.
Veo que Jared sostiene otro control remoto, no sé de donde lo sacaría. — ¿Qué está sucediendo aquí? —hace énfasis en cada una de sus palabras.
Lleva una camisa formal azul, tan clara que parece blanca con esta luz y unos pantalones rectos oscuros. Nos observa con la mandíbula apretada, las cejas juntas y se le han formado algunas arrugas en su frente.
Si fuera una niña pequeña, este sería el momento donde comenzaría a llorar pero ya no lo soy.
Nadie habla, únicamente bajamos la mirada. No hay como explicar esto, ni siquiera recuerdo cual fue el detonante de esta pelea.